domingo, 31 de enero de 2010

A 50 AÑOS DEL GOLPE DE 1955 - 16 INSTANTES DE UNA PRIMAVERA SANGRIENTA

A 50 AÑOS DEL GOLPE DE 1955: 
16 INSTANTES DE UNA PRIMAVERA SANGRIENTA

Por Roberto Bardini - Bambú Press - boletinbambu@yahoo.com

1. El 16 de septiembre de 1955, el general retirado Eduardo Lonardi dirige en Córdoba un levantamiento militar que se extiende a Buenos Aires y a otras ciudades. El Movimiento golpista recibe apoyo de la marina de guerra al mando del contralmirante Isaac Francisco Rojas. La flota naval bombardea Mar del Plata y amenaza con destruir la destilería de petróleo de La Plata.

2. Para evitar derramamientos de sangre, el 19 de septiembre el general Juan Domingo Perón ofrece su renuncia y se refugia durante pocos días en la
embajada de Paraguay. De ahí, pasa a una canonera de ese país anclada en
Puerto Nuevo.

3. El gobierno de facto disuelve el Congreso e interviene los gobiernos provinciales, las universidades y los medios de prensa oficiales. Las provincias Eva Perón y Presidente Perón vuelven a ser denominadas La Pampa y Chaco.

4. El economista Raúl Prebisch, director del Banco Central durante la Década Infame, se transforma en asesor de nuevo régimen. Argentina inicia su desventajosa relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

5. La autodenominada Revolución Libertadora se dedica a desmontar la maquinaria justicialista y a borrar todo lo que recuerde al gobierno derrocado. El Partido Peronista es disuelto. El ejército interviene la Confederación General del Trabajo y designa como responsable al capitán de navío Alberto Patrón Lapacette. Más de cien mil sindicalistas son destituidos. Grupos civiles, entre los que se encuentran conservadores, radicales, socialistas y comunistas, asaltan sindicatos. Se desata la cacería: funcionarios, dirigentes políticos, empleados públicos, gremialistas, militantes y simples simpatizantes son perseguidos y encarcelados; aumentan las denuncias sobre torturas brutales.

6. El 5 de marzo de 1956, el decreto 4161 decide que -en su existencia política, el Partido Peronista ofende el sentimiento democrático del pueblo argentino. La medida prohíbe en todo el país -la utilización de la fotografía, retrato o escultura de los funcionarios peronistas o de sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto, el de sus parientes, las expresiones peronismo, peronista, justicialismo, justicialista, tercera posición. La prohibición se extiende a -las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las marchas Los muchachos peronistas y Evita capitana, los discursos del presidente depuesto y su esposa.

7. El nuevo régimen castiga con cárcel el hecho de nombrar a Juan Domingo
Perón y a María Eva Duarte, y de exhibir los símbolos partidarios -creados y por crearse. Durante anos, el periodismo escrito y radial se referirá al general derrocado como -el dictador depuesto y -el tirano prófugo.

8. Se destruyen monumentos y se queman libros escolares. La Ciudad Infantil Evita es arrasada y se clausura la Fundación de Ayuda Social Eva Perón. El militar que asume como interventor elabora un informe en el que menciona el -derroche peronista que significaba darles de comer carne y pescado todos los días a los chicos y, además, banarlos y ponerles agua de
colonia. El interventor contrata una cuadrilla para romper a martillazos toda la vajilla con el sello de la institución.

9. Se crean cincuenta comisiones investigadoras. Al contrario de las normas del derecho, no son los acusadores quienes tienen que probar el delito sino los acusados quienes deben demostrar su inocencia.

10. El súbitamente antiperonista Bernardo Neustadt (ex secretario del  vicepresidente de la nación, almirante Alberto Tessaire,) tiene mucho trabajo clasificando expedientes y acumulando pruebas amañadas contra sus antiguos jefes. Se esmera para agradar a su nuevo capataz: Próspero Germán Fernández Albariños, un profesor de escuela secundaria que se hace llamar capitán Gandi (así, sin h). Este capitán civil de historieta es el brazo derecho de uno de verdad, el capitán de navío Aldo Luis Molinari, nuevo subjefe de la Policía Federal.

11. Durante el mandato de Aramburu y Rojas se acusa a Perón de 121delitos, se le inicia un juicio por -traición a la patria y se le prohíbe el uso del grado militar y el uniforme. En las fuerzas armadas, comienza una depuración que continuará durante varios años.

12. Los vencedores divulgan públicamente el contenido del guardarropa de Evita y hacen un inventario de sus joyas. El nacionalista Juan Carlos Goyeneche, secretario de Difusión, anuncia que en la residencia presidencialse hallaron -veinte millones de dólares dejados por Perón. El hecho nunca se prueba y luego es olvidado, pero la técnica de las revelaciones continúa y se instala en la cabeza de los que no necesitan ver para creer. El nuevo régimen asegura públicamente, aunque nunca presenta pruebas, que el ex presidente, de casi sesenta anos, mantenía una relación sentimental con una dolescente de catorce, alumna de secundario.

13. El cadáver de Evita, que aguardaba en el segundo piso de la CGT la construcción de un mausoleo, es vejado por un grupo de militares, escondido
en diversos lugares y, finalmente, sacado furtivamente fuera del país. El motivo: evitar que su sepultura se convierta en un lugar de peregrinación peronista. Los profanadores, entre los que se encuentran el capitán de navío
Francisco Manrique y el teniente coronel Carlos Eugenio Moori Koenig, jefe del Servicio de Informaciones del Ejército, mantendrán el cuerpo oculto en Europa durante dieciséis anos. Durante esos largos años, ella también fue uyna desaparecida, una tumba sin nombre, una NN.

14. El diario La Prensa, que en abril de 1951 había sido expropiado y entregado a la CGT, vuelve a manos de sus duenos. El ministerio del Interior
reparte los medios de comunicación peronistas y a cada sector ideológico le
asigna un órgano de información. La Época pasa a los socialistas; El Mundo,
a un grupo demócrata cristiano; La Razón, a los radicales (anos después, por
una turbia maniobra comenzará a ser controlada por el Servicio de Inteligencia del Ejército). Democracia, conocido como El diario de Evita, corre una suerte incierta y, más adelante, desaparece. El escritor Ernesto Sábato es nombrado director de la revista Mundo Argentino.

15. Lo mismo sucede con las radios. Varias emisoras van a manos de la marina o a sectores vinculados a ella. Los vencedores tienen el control total de la prensa. Los vencidos, nada; sólo el resentimiento, el rumor y el comentario boca a boca. Se prohibe la circulación de medios impresos simpatizantes de la segunda tiranía. Lo único que se logra es que prolifere una gran cantidad de panfletos clandestinos y que las paredes de la ciudad amanezcan con enormes pintadas de alquitrán negro. En voz baja, mientras tanto, la Revolución Libertadora pasa a ser denominada la Liberta... dura.

16. Tres meses después del golpe, comienza la Resistencia Peronista, armada de caño, tiza y carbón. Con altibajos, avances y retrocesos se prolongará durante 18 anos hasta el retorno definitivo del general Perón a la Patria.

JUAN GELMAN: EPITAFIO

EPITAFIO

Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.

DEDICATORIA DE "EL TIEMPO Y LA ESPERA" - POEMARIO DE PEDRO CASALDALIGA

A los pobres,
a los mártires,
a los contemplativos,
a los militantes
y a los teólogos
de la liberación,
por quienes y con quienes
-por Él, con Él y en Él-
el tiempo se hace cristiano
y la espera esperanzada

PEDRO CASALDÁLIGA: EL POETA

EL POETA (del libro EL TIEMPO Y LA ESPERA)

«El poeta es su infancia».
Y el niño Rilke lo supo.

Una infancia bien soñada.
La que soñara y no tuvo.

Todo poeta es un niño
que se niega a ser adulto.

Podrán crecerle las barbas
de la ira o del orgullo.

Y caérsele a pedazos
el corazón ya maduro.

Pero conserva los ojos
deslumbradamente puros.

lunes, 25 de enero de 2010

CARTA DE PERÓN CON MOTIVO DE LA MUERTE DEL CHE

Madrid, 24 de octubre de 1967

Compañeros:

Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable perdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación. Quienes hemos abrazado este ideal, nos sentimos hermanados con todos aquellos que en cualquier lugar del mundo y bajo cualquier bandera, luchan contra la injusticia, la miseria y la explotación. Nos sentimos hermanados con todos los que con valentía y decisión enfrentan la voracidad insaciable del imperialismo, que con la complicidad de las oligarquías apàtridas apuntaladas por militares títeres del pentágono mantienen a los pueblos oprimidos. Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe, la figura joven mas extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto el Comandante Ernesto "Che" Guevara.
Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor: un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción en la justicia de la causa que abrazo, le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy lo eleva a la categoría de héroe y mártir.
He leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del Peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo fuera cierto que en 1951 haya estado ligado a un intento golpista, ¿que edad tenia entonces?. Yo mismo, siendo un joven oficial, participé del golpe que derrocó al gobierno popular de Hipólito Irigoyen. Yo también en ese momento fui utilizado por la oligarquía. Lo importante es darse cuenta de esos errores y enmendarlos. ¡Vaya si el "Che" los enmendó!.
En 1954, cuando en Guatemala lucha en defensa del gobierno de Jacobo Arbenz ante la prepotente intervención armada de los yanquis, yo personalmente di instrucciones a la cancillería para que le solucionaran la difícil situación que se le planteaba a ese valiente joven argentino; y fue así como salio hacia México.
Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes, los jóvenes de toda América Latina.
No faltaran quienes pretendan empalidecer su figura. El imperialismo temeroso del enorme prestigio que ya había ganado en las masas populares; otros, los que no viven las realidades de nuestros pueblos sojuzgados. Ya me han llegado noticias de que el Partido Comunista Argentino, solapadamente, está en campaña de desprestigio. No nos debe sorprender ya que siempre se ha caracterizado por marchar a contramano del proceso histórico nacional. Siempre ha estado en contra de los movimientos nacionales y populares. De eso podemos dar fe los peronistas.
La hora de los pueblos ha llegado y las revoluciones nacionales en Latinoamérica son un hecho irreversible. El actual equilibrio será roto porque es infantil pensar que se pueden superar sin revolución las resistencias de las oligarquía y de lo monopolios inversionistas del imperialismo.
Las revoluciones socialistas se tiene que realizar; que cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben conectarse entre si todos los movimientos nacionales, en la misma forma en que son solidarios entre si los usufructuarios del privilegio. La mayoría de los gobiernos de América latina no van a resolverlos problemas nacionales sencillamente porque no responden a los intereses nacionales. Ante esto, no creo que las expresiones revolucionarias verbales basten. Es necesario entrar a la acción revolucionaria, con base organizativa, con un programa estratégico y tácticas que hagan viable la concreción de la revolución. Y esta tarea, la deben llevar adelante quienes se sientan capaces. La lucha será dura, pero el triunfo definitivo será de los pueblos. Ellos tendrán la fuerza material circunstancialmente superior a la nuestra; pero nosotros contamos con la extraordinaria fuerza moral que nos da la convicción en la justicia de la causa que abrazamos y la razón histórica que nos asiste.
El Peronismo, consecuente con su tradición y con su lucha, como Movimiento Nacional, Popular y Revolucionario, rinde su homenaje emocionado al idealista, al revolucionario, al Comandante Ernesto "Che" Guevara, guerrillero argentino muerto en acción empuñando las armas en pos del triunfo de las revoluciones nacionales en Latinoamérica.

Juan Domingo Perón

DE LA RESISTENCIA PERONISTA AL COMUNITARISMO CATÓLICO - HUMBERTO CUCCHETTI

Un linaje de conversión católica en trayectorias justicialistas
DE LA RESISTENCIA PERONISTA AL COMUNITARISMO CATÓLICO
Por Humberto Cucchetti, especial para Causa Popular.

El siguiente artículo se propone analizar un conjunto de trayectorias provenientes del movimiento peronista y que suponen un tipo particular de articulación entre lo religioso y lo político. De este modo, nos referimos a actores que participaron de la Organización Única del Trasvasamiento Generacional, organización peronista de principios de los setenta, abocada a la formación de dirigentes políticos y la militancia territorial. Una línea definida de sus trayectorias combinó, con el tiempo, un discurso y tipo de prácticas que sintetizaban las imágenes políticas con los intereses de un comunitarismo católico.

Introducción

Reproducimos fragmentos de un testimonio (1) que nos introduce en el tema que nos proponemos analizar en las siguientes páginas:Por eso el problema pasa por la fe, porque sólo la fe puede dotar a los tipos.Es la cristiandad (...) Nosotros somos la cristiandad en el acto.La “cristiandad” como acto supone una instancia integral, No es el cristianismo “conversado”... como el truco. Conversado no va. Jugá flaco.No puede ser la cristiandad “conversada”, es “realizada”. Ya está.Esta idea reaparece, y se distingue entre un catolicismo formal y otro que impregna todas las instancias de la vida, Los que tenían trayectoria católica eran del partido, del partido católico. Lo primero que te dicen es una patada en la cabeza, ¿que partido católico, pelotudo? Hay que ser cristiano y dar testimonio de Cristo. Conducta, privada, particular, pública.Finalmente, podemos citar, ¿Cual es la organización fundamental del pueblo? La comunidad. Y el centro de la comunidad es Cristo. El aglutinante y el centro de conducción también (...) No hay ninguna forma de convocatoria posible que no sea Dios.A partir de esta forma abrupta de empezar por el “final”, por la visión actual expresada en una biografía particular, estamos mostrando en bruto una concepción que se tiene de la vida religiosa. La aclaración válida para este caso es que el entrevistado es un militante que se inició como activista en la resistencia peronista y que, con el tiempo y otros compañeros de militancia política, fue combinando su concepción del peronismo con ideas y valores explícitamente ligados al mundo católico.De este modo, podremos analizar una articulación entre religión y política. Que entre éstas exista una poderosa afinidad positiva no se manifiesta en un hecho aislado en la sociedad argentina, no es una rareza ni un producto atípico en trayectorias justicialistas.Desde los discursos de Perón apelando a la doctrina social de la Iglesia y al movimiento peronista como continuador de las enseñanzas cristianas, la prédica popular y justiciera del cristianismo defendido por Eva Perón, hasta muchos católicos de la liberación que a finales de los ’60 encontrarán en el peronismo y el pueblo trabajador el espíritu colectivo de la transformación social, un espacio común, indistinto en el imaginario de los actores, tan político como religioso, es construido como síntesis cultural, forma de pensar la política como actividad santificada por la “palabra de Dios”.Queremos analizar un conjunto de trayectorias comúnmente conocidas como Guardia de Hierro, organización con una sinuosa historia dentro del peronismo cuyos orígenes hay que buscarlos a comienzos de los años sesenta. El desplazamiento de trayectorias entre religión y política, en una importante cantidad de militantes formados políticamente en la Guardia de Hierro o en el Trasvasamiento Generacional -aclararemos esta diferenciación- tiene peculiaridades dignas de someter a consideración.

De la Libertadora al camporismo: las transformaciones en el peronismo
Estas páginas que siguen lejos están de querer acotar cronológicamente los acontecimientos políticos del par de décadas que trascurren entre el derrocamiento de Perón en septiembre de 1955 y el tercer gobierno peronista que comenzó en 1973 con la efímera presidencia de Héctor Cámpora. Constituyen, al contrario, un marco histórico general bajo el cual entender una red política puntual que se denominó “Organización Única del Trasvasamiento Generacional” (OUTG), o Trasvasamiento.Poco tiempo después de su llegada al poder, y de proclamar en los hechos un proyecto que podemos denominar como «neoperonista» al intentar integrar las demandas obreras a la vida política del país extrayendo de ellas la figura del ex presidente derrocado, el lonardismo se vería incapaz de darle un largo aliento a sus aspiraciones. Bastante lejos de esta posición, el antiperonismo visceral expresado en importantes facciones de la revolución libertadora terminaría imponiéndose con la asunción de Aramburu el 13 de noviembre de 1955.De este modo, la influencia de Perón a través de su liderazgo en el movimiento nacional justicialista era desafiada bajo dos métodos diferenciados. Uno de ellos, era la posición antiperonista clásica, por decirla de algún modo, aquella que veía en el régimen depuesto y sus expresiones políticas y sociales un fenómeno abyecto, una aberración a ser desterrada y extirpada de la sociedad argentina. El otro método, podría ser denominado de muchas maneras.
A nivel nominal, como dijimos en el párrafo anterior, se podría calificar de «neoperonista» por la pretensión de erradicar o relativizar la figura de Perón de las reivindicaciones favorables a los sectores obreros y populares.La posición de Perón a partir de su exterioridad física con respecto a los problemas políticos del país (exilio), permitió la proliferación de variados intentos por introducir en el peronismo elementos de composición política que desestimaron su autoridad en el peronismo. Desde sectores católicos renuentes a lo que ellos califican “excesos obreristas”, el mismo Frondizi, y sectores peronistas de los sindicatos o las nuevas organizaciones juveniles de finales de los sesenta, mantuvieron una tensa relación con respecto a la instancia de conducción y dotación de sentido del peronismo.A su vez, y como muy bien logra mostrar Daniel James, la Resistencia Peronista se fue articulando bajo principios obreros donde se alternaban tanto militares leales a los sectores ligados a la “identidad peronista del ejército” como dirigentes sindicales que lograban eludir las persecuciones de las diversas dictaduras y gobiernos democráticos que comenzaron a sucederse intermitentemente desde 1955. En palabras del historiador inglés, la retórica de esta resistencia hacía de la lealtad al ex presidente un elemento iconográfico y simbólico central en la militancia justicialista.La capacidad de protesta, en este sentido, no se basaba en una línea programáticamente socialista, ni en discursos de corte marxista, sino en una «estructura de sentir» (2) que hacía de los más de diez años de gestión de Perón, entre sus actividades como funcionario en los gobiernos de Ramírez y Farrel y como presidente de la nación, una construcción de memoria legítima donde los obreros fueron “dignificados” a partir de la intervención del Estado en materia económica y social.La proscripción del peronismo y la situación de exilio de su líder, con el constante pregono del retorno de éste, iniciaron una serie de medidas de rechazo a las autoridades políticas y militares. Si bien estas medidas eran dispersas y desarticuladas, contribuyeron a forjar aún más los elementos disruptivos existentes en el peronismo. (3) Con el desarrollo de los acontecimientos durante la década del sesenta, y la escalada represiva durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, (4) la militancia peronista conoció de nuevas incorporaciones.A los actores ya existentes, los dirigentes políticos que tuvieron rotagonismo durante el período 1946- 1955, las organizaciones sindicales representadas, por antonomasia, en la Confederación General del Trabajo cuyo sindicato más importante era la poderosa Unión Obrera Metalúrgica dirigida por Augusto Timoteo Vandor, los grupos de la resistencia, y las primeras “formaciones especiales” e intentos de guerrilla peronista como fueron las Fuerzas Armadas Peronistas, se suman sectores juveniles de clase media, con inserción en las universidades y, en muchos casos, con experiencias procedentes de la militancia católica.La gravitación de los grupos insurreccionales, cuyo grupo más relevante fue la organización de acción directa Montoneros, fue creciendo con el tiempo hasta identificarse, en gran medida, con el camporismo y enfrentándose, al mismo tiempo, con otros sectores, como la acusada «burocracia sindical» e incluso el propio Perón.Ahora bien, el espectro de organizaciones peronistas no se redujo, durante estos años, a las organizaciones sindicales -dominadas por el sector metalúrgico pero con fuertes disidencias interna que llevó en 1968, una vez producido el desgaste de este sector por las consecuencias de una actitud ambivalentes ante el arrecio represivo del onganiato, (5) a la creación de una central de trabajadores diferenciada del vandorismo, y que se conoció como CGT de los Argentinos-; ni a los “políticos”, que tuvieron un margen de acción limitado por las proscripciones al funcionamiento de los partidos, por sobre todo, al Partido Peronista; ni las “formaciones especiales” y sus organizaciones de superficie que desde 1970 comenzaron a tener un progresivo crecimiento en su visibilidad pública y como actores cada vez con más poder en las decisiones del peronismo.Guardia de Hierro, a partir de 1972 y con la unión de otras agrupaciones, la Organización Única del Trasvasamiento Generacional, no ingresa en ninguno de estos espacios peronistas e intentará también dar una lucha política e ideológica dentro del movimiento popular.De Guardia de Hierro al Trasvasamiento GeneracionalComencemos diciendo que, estrictamente hablando, los orígenes de la Guardia de Hierro se remontan a las actividades ligadas a la Resistencia Peronista. Esto nos apareció en las entrevistas a los antiguos militantes de Guardia como en las publicaciones del grupo.Generacionalmente, son militantes que eran muy jóvenes para tener una inserción política durante los dos primeros gobiernos de Perón pero que ya pueden comenzar a desarrollar tareas de militancia en los primeros momentos del gobierno de Aramburu y Frondizi. Desde ya, sus actividades eran marginales, y estaban ligados al Comando Nacional Peronista que, conducido por el dirigente César Marcos, recibía las primeras instrucciones de Perón en su exilio venezolano.En este sentido, y como un puñado de militantes ligados a diversos gremios en las seccionales de la entonces Capital Federal, en los años ’62- 63 van a independizarse del Comando Nacional formando un grupo político con relativa autonomía de las actividades sindicales.Las trayectorias religiosas de este grupo eran bastante heterogéneas, e institucionalmente difusas. En el grupo había militantes de orígenes comunistas que habían decidido volcarse al peronismo. Uno de sus principales fundadores, Alejandro Álvarez, procedía de una familia peronista y católica aunque sin militancia institucionalizada ni identidad católica definida.En este caso, como en el del grupo fundador, el comienzo de la actividad política en tiempos cercanos al conflicto entre gobierno peronista e Iglesia Católica (6) mantenía las distancias existentes con el catolicismo. Esto no suponía algún tipo de anticlericalismo, pero al menos remarcaba las diferenciaciones con diversas configuraciones religiones.A finales de la década del sesenta, y después del descenso de la cantidad de miembros en la agrupación, comienza a extenderse su red de incorporación de militantes. Muchas de estas incorporaciones procedían del movimiento católico; el motivo de acceso a Guardia era el de comenzar a realizar actividades políticas dentro de grupos peronistas, con inserción barrial y una formación doctrinaria que siguiera el pensamiento de Juan Perón, entonces exiliado en Madrid. No obstante, es a principios de los setenta cuando se produce un intenso crecimiento en el número y extensión de los militantes.A partir de conversaciones sostenidas con Roberto Grabois, un dirigente estudiantil universitario de orígenes marxistas, entre 1971 y 1972 se forma lo que se conoció como «Trasvasamiento Generacional», y más específicamente «Organización Única del Trasvasamiento Generacional».
Con la fusión de Guardia de Hierro y el Frente Estudiantil Nacional (FEN), (7) la OUTG se erigió como una organización de formación de cuadros políticos, construyendo una vasta red que incluía, como puntos territoriales fuertes, Rosario, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Mar del Plata, Salta, Buenos Aires y Capital Federal.En las entrevistas con sus miembros, muchos de ellos establecían que, por directiva del propio Perón, el trabajo la OUTG pasaba por la política territorial y la formación de cuadros políticos en «retaguardia»: es decir, sin ocupar un lugar de “ofensiva armada” contra el gobierno militar de Agustín Lanusse, y predicando una lealtad absoluta hacia la figura de Perón. La ocupación de un lugar de reserva no disminuye el peso histórico del Trasvasamiento Generacional. Si bien con la muerte de Perón la Organización se disuelve como tal, (8) en la práctica, las redes construidas y los vínculos entablados desde lo político, siguieron funcionando en institutos de profesionales, publicaciones de revistas y organizaciones sociales de corte territorial.Hasta aquí podemos llegar con este breve repaso de los orígenes de Guardia y su ampliación a partir de su fusión con la red estudiantil del FEN. En 1977 un conjunto de trayectorias que quedan colegidas alrededor de la Universidad del Salvador, de la orden jesuita, (9) tendrá un marcado acercamiento con el Almirante Emilio Massera, jefe de la Fuerza Naval; el análisis histórico deberá apuntar a la tarea -nada sencilla- de esclarecer los alcances del pacto con los sectores de la marina. Por un lado, tales trayectorias criticaron la política económica de Martínez de Hoz, la cual tuvo efectos fuertemente desindustrializadores y antipopulares.(10)Por otro lado, si bien los entrevistados adujeron razones de “protección” como principal motivación del acuerdo con el Masserismo”,(11) no sería infundado pensar que, en algunos casos, se llegó a una afinidad ideológica cuando el almirante Massera se propuso diseñar una propuesta política que pudiera canalizar el electorado peronista.De hecho, el espacio que creó después de la derrota de Malvinas en 1982, cuando la crisis militar avanzaba y se avecinaba el regreso democrático, se denominó “Partido para la Democracia Social”, siendo la idea de democracia social uno de los estandartes de la ex Guardia de Hierro. Años antes, en noviembre 1977, la Universidad del Salvador le otorgó a Massera el título de Doctor Honoris Causa.(12) No obstante, el estudio de este tema deberá ser profundizado.Si repasamos nuevamente la procedencia de los actores, podemos ver que las referencias católicas en Guardia y en la Organización Única del Trasvasamiento Generacional no son del todo explícitas. Tomando trayectorias de actores entrevistados o cuyos orígenes religiosos se han podido precisar, encontramos allí católicos, militantes que han definido sus orígenes como ateos, espiritistas, y una importante cantidad de judíos.Sin embargo, aunque las referencias no estuviesen orgánica o masivamente ligadas al universo católico y mucho menos constituyeran una proyección política confesional, la presencia católica no estaba para nada ausente. Un sacerdote, Pedro Faguada, formaba parte de la organización; ahora es señalado como el “capellán” de la misma. Además, también participaba el ahora Cardenal Jorge Bergoglio. En 1973, en un plenario de toda la organización celebrado en la ciudad de Rosario, se realizaron una importante cantidad de casamientos entre miembros de “Trasvasamiento Generacional” de todo el país.(13)Sin embargo, puede encontrarse una veta religiosa en la significación sagrada que tenía la militancia política. Ante la muerte de Perón el 1 de julio de 1974, el pregon de un misticismo laico llega a niveles paroxísticos. La revista Hechos e Ideas, dirigida por Amelia Podetti, una filósofa militante que procedía de Guardia de Hierro, saca un número doble en homenaje al presidente fallecido.La publicación condensa una importante cantidad de discursos de Perón desde 1972 hasta su última alocución el 12 de junio de 1974. A continuación, reproduce homenajes al líder en diversas legislaturas (Nación, Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires). La sacralización de un líder que no debía morir (14) llega a un punto cúlmine, pero también abre un interrogante de la continuidad de tanta devoción religiosa suscitada por Perón. (15)Trayectorias peronistas entre lo religioso y lo políticoCon la muerte de Perón y el virulento antagonismo desatado en la vida política argentina, la OUTG se disolverá como tal y sus trayectorias recorrerían caminos para nada uniformes. Esto invita a no generalizar los derroteros seguidos por hombres y mujeres que provienen del «Trasvasamiento Generacional».Dicha organización tuvo la capacidad de formar dirigentes políticos que, en los años ochenta y noventa, ejercieron importantes cargos políticos en los partidos y en funciones del Estado.(16) En estos casos, se desprendieron del grupo político que quedó ligado a Alejandro Álvarez y al retorno de Guardia en los ochenta y fueron, mayoritariamente, referentes de la Renovación Peronista (17) en esa misma década y, posteriormente, participaron del menemismo o incluso de la Alianza UCR- Frepaso.No obstante, quienes no tuvieron esa trayectoria elaboraron, cada vez con más intensidad, una adscripción religiosa marcadamente católica. A este conjunto de trayectorias lo hemos denominado linaje de conversión católica. La revista Hechos e Ideas, a diferencia de su contenido en los setenta que se ligaba directamente a la discusión política del momento, la gestación ideas para la función pública y la administración del Estado desde diversas áreas, y la reproducción de discursos de Perón e Isabel Martínez, comienza a incluir en los ochenta artículos de personajes del mundo católico.Discursos de Juan Pablo II, como artículos escritos por obispos locales, son algunos de los ejemplos que se pueden citar. En el caso de este conjunto de trayectorias, ¿puede argumentarse la existencia de un desplazamiento político- religioso?Buscando en otros documentos históricos, los más remotos quizás que se puedan conocer de los orígenes de Guardia de Hierro, y contrastando esta información con entrevistas realizadas, los datos nos pueden ratificar esa «estructura de sentir» que en el caso de los primeros guardianes elaboraron una adhesión verticalista a la conducción de Perón. En los sesenta, el enemigo es el vandorismo, que desafía con mayor fuerza la conducción del líder.En los setenta, este enemigo se cristalizará en los Montoneros y la Jotapé. La adhesión a Perón se intensificaba a medida que sus opositores insistían en cuestionar la capacidad de conducción de éste mismo. Como memoria opuesta a la que construían los sectores de Montoneros y la tendencia revolucionaria, «Trasvasamiento Generacional» se arraigaba cada vez con más contundencia a la figura de Perón y las banderas “históricas” del peronismo.(18)Cuando este tipo de adhesión se intensificaba las definiciones polares terminaban reforzando las identidades ¡políticas y la militancia producía efectos simbólicos cada vez más religiosos. La defensa de Perón devino en incuestionable, sagrada en el sentido durkheimiano. En la misma época en que diversas fracciones peronista querían aproximarse a la conducción del movimiento, cuando algunos eran acusados de construir «entornos» o «cercos» y hablaban de un peronismo legítimo en contraposición a los gorilas del gobierno, «Trasvasamiento» comienza a darle prédica a una idea que, si bien hoy los actores la justifican en términos políticos, en su momento tenía una impronta religiosa incuestionable: para sus cuadros, «Perón no se muere».A la distancia, significan esa idea con una acepción táctica, que suponía evitar así la discusión sobre la conducción del peronismo ante una posible muerte de Perón y eludiendo cualquier recrudecimiento de las tensiones y antagonismos internos.No obstante, en palabras de una entrevistada, para nosotros, Perón no se moría.Y no se podía morir porque no había cumplido su misión histórica.(19)Esta pista, o indicio como afirmaría Ginzburg, (20) nos permite hablar de un habitus religioso disponible. Ante la desaparición del líder, el desencanto político y el fracaso de actores que provienen de Guardia/ Trasvasamiento después del retorno democrático, el viraje que comienza a producirse queda en gran medida esclarecido.Después de la muerte de Perón, y después de una fuerte dispersión de las redes de militantes, el liderazgo de Alejandro Álvarez logró reunirlas para apoyar a Isabel Martínez, entonces vicepresidente que asumió la autoridad máxima del gobierno nacional en julio de 1974, dando origen a las Agrupaciones Verticalistas. El gobierno de Isabel Martínez estuvo caracterizado por el incremento de la violencia entre grupos parapoliciales y organizaciones guerrilleras.(21) Aún así, se difundió un verticalismo que quería ver en la jefatura de Isabel la reencarnación de la conducción justicialista. D espués del golpe, esta configuración religiosa tiene una cristalización católica. En 1977 se formó la Hermandad de la Sagrada Familia, donde los militantes que también se insertaban en la Universidad del Salvador y siguiendo el diagnóstico de Alejandro Álvarez, deciden hacer un vuelco católico explícito.La Hermandad funcionaba como eje de contención espiritual a través de oraciones, misas, confesiones, produciéndose fenómenos de conversión y reconversión al catolicismo.En los ochenta un importante ideario católico es reflejado en las páginas de «Hechos e Ideas». En las mismas, se da un marcado apego a Juan Pablo II: Es imprescindible que los hombres de la cultura no permitan que sus corazones se intimiden por el peso abrumador de la opinión y dejen de defender la verdad con su testimonio, porque más allá de lo efímero del éxito de la opinión, el verdadero triunfo, la verdadera gloria, será haber estado al lado de la multitud de hombres que guardan y comparten con nosotros estas verdades pero que necesitan que las mismas sigan siendo proclamadas, con la humildad y con la decisión inclaudicable con que lo hace Juan Pablo II.22 Mons. Quarracino retomaba las expresiones del Papa para justificar tanto la evangelización como su traducción contemporánea.La crisis de la modernidad secularista debe ser revertida en sus expresiones actuales: Algunas veces he expresado, oralmente o por escrito, en un deseo de síntesis muy prieta, que tres son los problemas pastorales más graves de la Iglesia hoy en América Latina: la escasez de sacerdotes (“mal crónico” en nuestras tierras, al decir de Juan Pablo II), la invasión de las sectas y la ignorancia religiosa. Señalar esos problemas no implica desconocer u olvidar otros, como pueden ser por ejemplo la injusticia y la pobreza, la presencia e influencia de las ideologías.(23)Estas frases extraídas de artículos, que no podemos seguir citando o analizando por razones de espacio, son algunos de los elementos católicos que más fuertemente comienzan a aparecer en militantes de la ex OUTG. Desde 1983, lo que quedaba del Verticalismo va perdiendo espacios de poder dentro del justicialismo; mientras más se diluye la presencia partidaria de ellos en el espectro político, dispersándose en el escenario de diversos partidos y organizaciones, más nítida se hace la concentración simbólica a partir de la reaprehensión explícita y sistemática del catolicismo argentino y la Iglesia Católica en general.Ni siquiera la cristalización partidaria en Solidaridad en el año 1983 logra gestar una reunificación fuerte en lo político partidario. (24)La concentración simbólica en lo religioso da un paso más cuando en el año 1988 se forma lo que sus adherentes denominan la Orden (25) de María del Rosario de San Nicolás. (26) Allí confluyeron una importante cantidad de ex militante del Trasvasamiento. Las referencias marianas son centrales en esta Orden que tiene como carisma la política. La designa la figura de la capellanía, siendo el primer capellán el sacerdote Alberto Ezcurra Uriburu, anterior líder de la ultranacionalista y antisemita Tacuara. (27)La creación de una «Orden religiosa», reunida a través de laicos, y que se proclama continuadora de la tradición católica, ¿supone un tipo de despolitización? El trabajo territorial siguió siendo una constante en el horizonte de los actores. La aparición de la Orden marca, sí definitivamente, el progresivo alejamiento de estos del Partido Justicialista. Aún así, la memoria histórica sigue teniendo una connotación política innegable, en la que más explícitamente se asume la creencia religiosa:El origen de aquella Obra Mariana se remonta a mucho antes del momento concreto de su fundación. A partir de 1974, después de la muerte del General Perón y de su propia autodisolución como organización política, una comunidad militante del Movimiento Peronista que, bajo el nombre de Guardia de Hierro, había actuado en la Argentina desde la década de los años ’60, debió atravesar un terrible proceso histórico.Desde las primeras horas del 24 de marzo del año 1976 esa comunidad, que nada tenía que ver con la guerra civil larvada contra el pueblo argentino, promovida y desatada pocos años atrás entre dos facciones armadas -la guerrilla subversiva y los grupos de represión- aparentemente enfrentadas entre sí con el único objetivos discernible de instalar en el país un plan de saqueo que aún continúa, no aceptó ni se resignó a la situación que un gobierno cívico- militar de facto había iniciado ese día en la República Argentina.La razón y el corazón de sus miembros, como los de tantos otros, necesitó quizás ese cataclismo para comprender a qué grado de “descenso” habían llegado las cosas, tanto en su patria como también en todo el mundo, y a qué estaban expuestos ellos mismos, e inició un oscuro y complejo camino en la búsqueda de una síntesis vivida de la fe y la política. (28)Al mismo momento en que se iba desarrollando la militancia alrededor de lo que ellos denominaban «Orden de María», que comienza siendo una sociedad secreta y después una asociación de fieles reconocida por la Iglesia Católica, se realiza un nuevo intento de participación político- partidaria.El Partido de la Solidaridad, conformado en su mayoría por ex militantes de los setenta, básicamente procedentes del Trasvasamiento, y que desde finales de los ochenta y principios de los noventa ante el menemismo se alejan del justicialismo, se formó en 1993, contando ahora con nuevas incorporaciones generacionales y apostando nuevamente al crecimiento territorial. Las ideas católicas tienen allí un fuerte predicamento. Al poco tiempo, y después de diálogos entablados con el naciente FREPASO, Solidaridad deja de existir como fuerza para competir electoralmente.La formación político- religiosa a partir de los «Cursos de Fideipolítica» es un nuevo eje que profundiza la tendencia realizada. En ellos, se ofrece una concepción de lo temporal impregnado de una dimensión espiritual que lo trasciende; lo político no puede leerse sin la apelación lo sagrado. Una memoria «legítima» del peronismo, desde el punto de vista de los actores, constituye el elemento de justificación de la síntesis entre lo religioso y lo político: Nos dice el General Juan Perón en la frase final de “La Comunidad Organizada”:“... sentimos, experimentamos que somos eternos”. Esta presencia de lo Eterno es lo que da sentido al tiempo que, para el hombre, no se mide principalmente con el reloj o el almanaque; se mide con la existencia misma del hombre. (29) La memoria construida supone una comprensión religiosa del acontecimiento político, ¿Puede la historia dar razón de nosotros? ¿De cada uno de nosotros? Si la miramos estadística y cronológicamente, no da razón de nada.El ejemplo es el 17 de octubre de 1945; es un hecho de todo un pueblo, no de alguien en particular. Ni Evita ni algunos dirigentes gremiales, ni mucho menos, la CGT. Ese momento, fue un momento de Eternidad en el incesante devenir del tiempo. Ese acto, fue la purificación de todo un pueblo. Hubo un camino violento en el corazón de cada persona; en unos entró el Amor y eso fue el peronismo, en otros, el odio y eso fueron hasta hoy, los gorilas.(30)Así, se anuncia la desaparición del “peronismo físico” como su “transfiguración”, lo que permite legitimar el significado de la «fideipolítica»:la expresión y realización de la obra; mediante el cumplimiento de la misión y durante su desenvolvimiento, es donde se expresan obediencia, lealtad y disciplinarespecto de nuestro Padre, de nuestro Señor Jesús, de nuestra Nación, de la Patria y del Pueblo.La fideipolítica tiene temas constantes, que son los mismos temas de Juan Perón volcados en el hoy de hoy y en el hacer de hoy, porque la fideipolítica es la política del peronismo trascendente.El peronismo físico ha desaparecido pero se ha transfigurado; su espíritu intacto, que el espíritu de la Patria y de la Nación sostenido y asistido por Nuestro Señor Jesucristo y nuestra Santísima Madre, la Virgen María, comienza con la fideipolítica a buscar a cultivar una nueva forma para poder habitarla y ya lo está haciendo. Está edificando la libertad en Dios.31La crítica al sistema de partidos y la representación política terminó siendo central dentro del imaginario del grupo. Esta crítica tiene una larga data, que se remonta a los orígenes de Guardia de Hierro. Pero si en los ’60- 70 la misma estaba vinculada a una práctica legitimada en el movimiento peronista, en los ’80- 90 se traduce en la defensa de un comunitarismo católico: Las comunidades están en condiciones de plantearse un nuevo modelo político y una nueva propuesta de organización económica. Es decir que es posible pensar su desarrollo desde el prisma de la cultura argentina, es decir desde la concepción de una democracia social, orgánica y directa donde el hombre es el sistema.En el nacimiento del peronismo los trabajadores y Perón tenían ante sí un sistema oligárquico fuerte. Hoy tenemos ante nosotros un sistema con una crisis terminal y las comunidades aquí y en el resto del planeta están en condiciones de comenzar su propia historia. Es sin duda “La hora de los pueblos”, la que Perón profetizó...En síntesis, estamos en condiciones de trazar los planos de una nueva civilización, la civilización de nuestra cultura, la civilización fundada en virtud de la solidaridad, la que el Papa llama “civilización del amor”.(32)Podría pensarse que con los elementos que se han repasado, el proceso de licuación de lo político en lo religioso alcanzó suficientes progresos. Esta licuación no supone una desaparición de la política sino una marcada referencia y justificación católicas de la memoria construida en nombre del peronismo. No obstante, como veremos en la conclusión, hay todavía una instancia más que data del año 2000.Conclusiones: conversión religiosa e inserción políticaComo hemos podido ver, de la OUTG se desprende un conjunto claro de trayectorias que elaboran prácticas y discursos tendientes a fusionar fe y política. De procedencias heterogéneas, algunos de formación católica pero sin práctica institucional ni creencias explícitamente defendidas, otros de orígenes judíos, o marxistas y ateos, hubo una «conversión» o «reconversión» al catolicismo. Si se puede hablar de una conversión generalizada en estos sectores, definición que debe ser conceptualmente elaborada para no caer en equívocos interpretativos, podemos decir que la misma da un paso más, si se quiere, cúlmine, en la medida que un proceso, que ya alcanza décadas, de inmersión en el mundo católico con la finalidad de justificar religiosa y sintéticamente la práctica política, apela a otro mecanismo típico de la creencia católica de fuertes raíces marianas.Ex militantes en los setenta, que desembocan en una «Orden» creada por ellos mismos, y que forman cuadros a partir de cursos que condensan en un mismo carisma la fe y la política, que hacen de la advocación de Rosario de San Nicolás y la religiosidad mariana un elemento de legitimación central, ahora encuentran concretado el sueño de la Virgen propia: «la virgen peronista». Juan Domingo Rodríguez, un entrerriano nacido en 1949, quien militó en Guardia de Hierro- Trasvasamiento Generacional, comenzó a “tener apariciones” desde 1978: Una noche se me manifiesta una luz muy fuerte, blanca- amarillenta y veo al General Perón sonriendo (...) Tiempo después comienzo a ver a la Virgen y la veía en su advocación de María del Rosario de San Nicolás. Aclaro que no era una imagen ni una estatua, era Ella en persona.Además, cuando veía a mi pueblo, lo veía como cuando uno ve televisión, bien claro, con los colores bien definidos, como si fuera una postal. Vi a la Virgen y también veía a Alejandro,(33) a mi viejo y al General Perón, (34) A partir de diciembre de 2000, estas apariciones son acompañados de mensajes de la Virgen María y de Jesús a Juan Domingo Rodríguez. En esta versión peronista de la Virgen de San Nicolás, se refuerzan los intermediarios eclesiásticos y políticos designados para fortalecer la misión: «Hijo mío: Mis mensajes se están multiplicando; es hermoso verlos peregrinar y entregarles Mi Corazón a tantos que me estaban esperando. Hijos Míos: Yo los Guío, no se detengan. Pronto serán miles los que transiten este camino de salvación.Bendito los que creen en Mí y reciben con alegría Mi Corazón. Benditos los que confíen en estos dos hijos: Alejandro y Navarro35. Bendito sea el Señor. Hazlo conocer en todos los rincones de esta patria que Yo elegí» (36) Se llega, de esta manera, a un punto de fusión entre lo religioso y lo político en el cual lo primero legitima a lo segundo desde puntos centrales de la religiosidad católica: la creación de una «Orden», los retiros espirituales de fideipolítica, la adhesión fervorosa a un culto mariano, en especial el de la virgen de San Nicolás, los mensajes y apariciones donde la virgen unge a seres concretos para hacer llegar el mensaje de salvación de los argentinos.Podemos distinguir una matriz inicial de inserción en la militancia peronista que data de finales de los ’50 y principios de los ’60. A diferencias de otras expresiones peronistas, un rasgo que acompañó a Guardia de Hierro en sus orígenes fue el establecimiento de una adhesión absoluta a las directivas de Perón. Sin lugar a dudas, esto constituyó a lo que Raymond Williams ha definido como una estructura de sentimiento, (37 que el propio James acuñó para describir los rasgos de la Resistencia Peronista.Cuando a principios de los setenta se incorporan la vasta red universitaria del FEN, estos cuadros político- universitarios, formados en el clima cultural de la agitación de estudiantil y de las influencias del marxismo, son, por decirlo de algún modo, “peronizados”.La matriz de acción política fijada en el trabajo territorial y la apelación exclusiva a los discursos de Perón como ejes indiscutibles de la militancia, es utilizada para la formación de los sectores medios que se incorporan a lo que se llamará Organización Única del Trasvasamiento Generacional. Al mismo tiempo, otras tendencias dentro del peronismo comienzan a citar otras fuentes y consignas prácticas como «socialismo nacional», y desde una discursividad, para algunos tildada de «heterodoxa», desarrollan una relación por demás tensa con la figura de Perón como conductor del Movimiento Nacional Justicialista. Para aquellos, estos últimos eran los infiltrados en el movimiento que se realimentaban, en su afán de “apoderarse” del peronismo, con los sectores de la extrema derecha.En este marco de extrema polarización y radicalización violenta de los conflictos, la conducción del Trasvasamiento proclamará que «Perón no se muere». Si bien hoy se justifica como un elemento de la discusión táctica, los efectos posteriores parecen ratificar otra significación de esa proclama.El 1 de julio de 1974 Juan Perón fallece. Trasvasamiento llega a una disolución como organización, si bien se siguen armando redes y estructuras en una forma más dispersa y menos unificada. Con el golpe y la sucesión de determinados acontecimientos, su núcleo católico se refuerza académicamente en la Universidad del Salvador.La disponibilidad católica para significar lo político supera una mera latencia para empezar, en un ascenso continuo que llega hasta estos días, a ser un dispositivo activamente operante y centralizador.No es desmesurado afirmar que la muerte de Perón fue algo más que la disolución formal de la organización como espacio dentro del peronismo de los setenta. La muerte de Perón fue, al mismo tiempo y sin ser exageradamente metafórico, la muerte de «la» interpelación simbólica decisiva en términos políticos. Fue la muerte del símbolo, del significado, que permitía una condensación religiosa -quizás criptorreligiosa, en palabras de Eliade (38 - sin necesidad de explicitar una peculiaridad (confesional) de lo sagrado enmarcado en el catolicismo.Aparecen otras lealtades. Serán ahora Juan Pablo II y la Virgen del Rosario de San Nicolás -siempre exaltando la trascendencia de Perón- los nuevos íconos de un verticalismo Inclaudicable.Y una nueva conversión. Metanoia curiosa, en gran medida, ya que se reivindica La pertenencia histórica al peronismo. Metanoia que no borra el pasado ni lo ubica simbólicamente como sinónimo de “error” o “pecado.” Al contrario, siguen siendo los otros, sean gorilas o montoneros, los portadores del odio irredento que ha condenado al país a verse sumergido en luchas intestinas.Pero conversión en definitiva que hace a los que procedían de un catolicismo difuso reconvertirse en uno de corte integral y militante, como a judíos, agnósticos y ateos a bautizarse y ser miembros de la Iglesia Católica. Exteriormente podría sostenerse, como aparece a simple y primera vista, un desplazamiento desde la política a la religión. Pero sería más exacto aseverar que hay una licuación en lo religioso, que supone la reconfiguración de esto último, antes más ligado a un misticismo plebeyo de corte peronista, ahora más orgánicamente solidario con las exigencias éticas y rituales de un catolicismo de corte integral. La figura de Juan Pablo II, de la Virgen del Rosario de San Nicolás, la comunidad como centro de la acción política, son los nuevos estandartes de estas trayectorias que se iniciaron políticamente luchando por el regreso de Perón a la Argentina. Hoy sostienen que la única convocatoria posible es Dios.
Notas:
1 El entrevistado apela constantemente a su conocimiento del lunfardo, jerga popular en Buenos Aires. Así, al hablar de “tipos” se refiere a “hombres y mujeres”; “flaco” es sinónimo de “tipo”; cuando habla de “truco conversado”, juego de cartas que consiste en “no jugar”, cuestiona que pueda haber un “cristianismo que no sea práctico”. Creemos importante preservar estas expresiones tal cual son hechas, aclarando la acepción que ellas tienen.
2 Daniel James, Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946- 1976, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1990.
3 En esa época pueden citarse, entre otros casos, la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre, en el industrial y populoso barrio de Mataderos, Capital Federal, en enero de 1959, cuando un proyecto de privatización de la planta frigorífica por parte del gobierno de Arturo Frondizi produjo, como respuesta de trabajadores y activistas sindicales, la toma del establecimiento.
4 Juan Carlos Onganía asumió la presidencia en junio de 1966 derrocando al entonces presidente Arturo Illia. Entre otros hechos significativos, durante su gobierno se produjo, en julio de 1966, la “noche de los bastones largos”, donde el gobierno ordenó la intervención de las universidades nacionales como el desalojamiento de las mismas por medios represivos.
5 El límite del proyecto de Vandor consistió, según Daniel James, en no definir una línea clara ante la hostilidad de la dictadura de Onganía. Hasta el momento, los metalúrgicos habían tenido importantes victorias sindicales, como el Plan de Lucha de 1964, debido a la eficacia de su método de presión a través de paros y ocupación de fábricas y negociación para detener las medidas de fuerza. El gobierno de Onganía imprimió un sello represivo que, según James, o se integraba su política sin mínimos atisbos de disidencias o golpes tácticos, o se ocupaba una posición francamente radicalizada y opositora al poder militar. Esta indefinición generó un descrédito interno y externo de la “burocracia sindical” que comenzaba a sumar rivalidades cada vez más acérrimas dentro del movimiento peronista y obrero.
6 Entre 1954- 1955. 7
El FEN, liderado por Roberto Grabois, comprendía agrupaciones universitarias que en la segunda mitad de la década del ’60 realiza un fuerte proceso de “peronización”. Integrada por estudiantes, muchos de ellos de formación católica, otros con antecedentes en la izquierda, decide acercarse a Guardia de Hierro para desarrollar una Juventud Política, diferenciada de la Juventud Combativa ligada a Montoneros.
8 Por razones que exceden el presente análisis, a pocos días del fallecimiento de Juan Perón la OUTG se disuelve. Según se afirma, así se había establecido antes de su fundación como organización. Esta disolución no supuso la desaparición de muchas de sus redes de contención y formación políticas. Sin embargo, se dan las primeras dispersiones dentro del antiguo espacio.
9 Jorge Bergoglio, actual Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, y desde fines de los sesenta ligado a militantes justicialistas que militaron en Guardia de Hierro, como provincial jesuita en la década del setenta, le otorgó el control de la Universidad del Salvador un grupo de profesionales de la disuelta OUTG a fines de 1974.
10 José Alfredo Martínez de Hoz fue Ministro de Economía desde 1976 hasta 1981. Sus medidas supusieron una liberalización de la economía argentina a partir de la reducción de los aranceles a la importación y, producto de la devaluación monetaria, un aumento de la inflación en medio de un congelamiento salarial. Una investigación al respecto es: Jorge Schvarzer, La política económica de Martínez de Hoz, Buenos Aires, Hyspamérica, 1987.
11 “Masserismo” es la expresión utilizada para designar el proyecto de poder desarrollado por Emilio Massera. 12 Nuevamente, los entrevistados justificaron esa medida como una forma de generar lealtades con los militares y poder proteger a militantes peronistas. Sin embargo, existen causas judiciales pendientes que vinculan a algunos actores del peronismo con este sector de las Fuerzas Armadas. La Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) fue el centro de detención clandestino utilizado por la Fuerza Naval donde se torturaba a personas detenidas ilegalmente y se les despojaba de sus propiedades. Allí Massera habría construido una fortuna con esas expoliaciones. Al menos un par de personas provenientes del Trasvasamiento habrían sido los “testaferros” de Massera. Actualmente, son investigados por la justicia argentina.
13 Este acontecimiento recibe interpretaciones divergentes. Sin embargo, un importante número de entrevistados intenta extraerle cualquier orientación confesional al Trasvasamiento.
14 Como analizaremos posteriormente, el Trasvasamiento sostuvo que “Perón no se muere”.
15 En el principio el Verbo era/ Y el Verbo era junto a Dios,/Y el Verbo era Dios./ El era, en el principio, junto a Dios. /Por Él, todo fue hecho/Y sin Él, nada se hizo, /De lo que ha sido hecho. /En Él era la Vida/Y la vida era la luz de los hombres. /Y la luz luce en las tinieblas /Y las tinieblas no la recibieron. /Apareció un hombre, /Enviado de Dios, /Que se llamaba Juan. /El vino como testigo,/Para dar testimonio acerca de la luz, /A fin de que todos creyesen en Él. /El no era la luz, Sino para dar testimonio acerca de la luz. /La verdadera luz (el Verbo) era,/La que alumbra a todo hombre, /Viniendo al mundo; /Por Él el mundo había sido hecho, /Y el mundo no lo conoció. /El vino a lo suyo, /Y los suyos no lo recibieron. /Pero a todos los que lo recibieron, /Les dio el poder/De llegar a ser hijos de Dios: /A los que creen en su nombre. /Él nos lega el Valor/Él nos lega la Fe/Él nos lega la Justicia/Nos ha dado el Poder de ejercerla. /Alumbremos la Esperanza. Revista Hechos e Ideas, Buenos Aires, Año 1, n º 5- 6, Tercera Época, Julio- Octubre 1974.
16 José Luis Manzano (diputado nacional, Ministro de Interior durante la presidencia de Carlos Menem), Alberto Flamarique (impulsor del FREPASO, ministro de Trabajo durante la presidencia de Fernando de la Rúa,), José Luis de la Sota (gobernador de la provincia de Córdoba), José Luis Gioja (gobernador de la provincia de San Juan), Julio Bárbaro (diputado nacional, Secretario de Cultura durante la época de Menem), Cristina Zuccardi (diputada nacional, impulsora del FREPASO), entre otros, eran jóvenes militantes del Trasvasamiento en los años setenta que alcanzaron en las décadas posteriores importantes cargos políticos sea en lugares electivos, de gestión o en ambos.
17 Después de la derrota electoral de 1983, el peronismo sufre una crisis interna en la que un conjunto de dirigentes políticos plantean la necesidad de racionalizar el programa partidario y tornar en compatible al movimiento peronista con las necesidades de una continuidad democrática lejos de las reivindicaciones violentas. Esto se denominó Renovación Peronista.
18 Por desarrollar un lenguaje que desafiaba llegaba a desafiar la autoridad política de Perón, y por postular que el socialismo nacional era el horizonte del pensamiento peronista, Montoneros fue acusada por el resto de expresiones peronistas, incluyendo el trasvasamiento, como de “grupo infiltrado” en el movimiento justicialista.
19 Entrevista a Mirtha. Esta interpretación apareció en varias entrevistas.
20 Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo XVI, Barcelona, Muchnik Editores, 1981 (1976).
21 Su ministro de Bienestar Social, José López Rega, fue el principal organizador de la Triple A. 22 Carlos Ferré, Palabras de clausura de las segundas jornadas sobre la evangelización de América, en Revista Hechos e Ideas, Buenos Aires, n º 22, 1989, p.142- 143.
23 Mons. Antonio Quarracino, El proceso evangelizador y su proyección, en Revista Hechos e Ideas, Buenos Aires, n 22, 1989, p. 112.
24 Como veremos, a principios de los noventa, gran parte de tales actores abandonan el Partido Justicialista, en disidencia con la política económica neoliberal del presidente Menem. En 1993 fundan el Partido de la Solidaridad, intentando emular la experiencia polaca, y dándole a ese partido un fuerte programa católico.
25 En un sentido estricto no estamos en presencia de una «Orden» como sí de una asociación de laicos. Es significativo que sus participantes la denominen Orden y constituye todo un tema de indagación el uso de la expresión en el contexto católico tal cual estos ex militantes peronistas de la OUTG lo entienden.
26 En la Orden de María participaron, en sus inicios, el ex represor de la ESMA Jorge Radicce, y el ex montonero Rodolfo Galimberti.
27 Ezcurra Uriburu abandonó Tacuara en 1963 y se dedicó a la actividad religiosa como seminarista y posteriormente sacerdote, si bien siguió pregonando un nacionalismo acérrimo anticomunista y autoritario. Durante los setenta se vinculó con la Fuerza Aérea. En los ochenta trabajó como sacerdote en el Instituto del Verbo Encarnado, comunidad católica residente en la provincia de Mendoza que reivindica un tradicionalismo católico militarista. En esta época se acercó a militantes justicialistas.Para ver su trayectoria en Tacuara recomendamos la lectura de Daniel Gutman, Tacuara. Historia de la primera guerrilla urbana argentina, Buenos Aires, Vergara, 2003.
28 Historia de la Orden de María del Rosario de San Nicolás, publicación sin edición ni año, p. 1- 2.
29 Curso de Fideipolítica, sin editar, p. 1.
30 Ibídem, p. 7- 8.
31 Ibídem, p. 16.
32 Hacia el Movimiento Comunal, 1992.
33 En referencia a Alejandro Álvarez.
34 Mensajes de María y de Jesús para todos los Argentinos, 2004, p. 2.
35 Alfonso Navarro, sacerdote mejicano, Capellán de la Orden después del fallecimiento de Alberto Ezcurra.
36 Ibídem, p. 9. 37 Raymond Williams, Marxismo y literatura, Barcelona, Biblos, 2000.
37 Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, Barcelona, Paidós Orientalia, 1998.

Humberto Cucchetti CEIL-CONICET (Centro de Estudios e Investigaciones Laborales- Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), Argentina. Doctor de la Universidad de Buenos Aires - Ecoles des Hautes Etudes en Sciences Sociales.

UNA MIRADA SOBRE LA REVOLUCIÓN DE 1943 Y EL PERONISMO

1943:
La posición política del presidente Ramón S. Castillo se había consolidado. Como ya se ha advertido, continuaba en una rígida línea conservadora con apoyo del nacionalismo y desestimando toda posibilidad de retorno radical.
Desde el punto de vista ideológico, el enfrentamiento a su gobierno se debía a su política exterior, que se fortalecía manteniendo la neutralidad argentina y persiguiendo cierto equilibrio internacional inalcanzable, resistido tenazmente por los Estados Unidos. En cierto sentido, el oficialismo no creía necesaria una ruptura con el Eje y continuaba con los suministros de materias primas que le requería Gran Bretaña. 
A partir de la muerte de Alvear, casi simultánea a la de Ortiz, ocurrida a mediados del año anterior, la oposición también había quedado sin líder nacional.
La gestión de Justo para lograr el apoyo concreto de las diferentes parcialidades opositoras tampoco pudo verificarse, ya que en enero de 1943 murió repentinamente. Nada parecía entorpecer al electoralismo oficialista.
Castillo no temía tampoco una interferencia de las Fuerzas Armadas; los oficiales del Ejército se alineaban en tres frentes:
-Los justistas, vinculados con el ex-presidente Justo, que reclamaban el liderazgo en cuestiones políticas.
-Los nacionalistas, muchos de ellos simpatizantes de las fuerzas del Eje, sin vocero único.
-Los profesionalistas o apostólicos, ocupados en sus tareas específicas.
En marzo de 1943, se constituyó una logia militar especialmente difundida entre los coroneles, que cumpliría un papel importante en los sucesos del 3 y 4 de junio siguientes. Se identificó bajo la sigla GOU: Grupo de Oficiales Unidos o Grupo Obra de Unificación (según distintas fuentes). Estaba integrado por un sector de orientación nacionalista, influenciado por ideas de derecha, y por un buen porcentaje de oficiales pragmáticos que intentaban desarrollar una política económica que permitiera elevar a la Argentina al liderazgo del área latinoamericana.
La encabezaban dos Tenientes Coroneles: Miguel A. Montes y Urbano de la Vega, además de Juan Carlos Montes, Agustín de la Vega, Emilio Ramírez, Aristóbulo Mittelbach y Arturo Saavedra, entre otros.
El grupo nació con las premisas de:
-Atender a la necesidad de alcanzar la organización y unidad.
-Prevenir la insurgencia comunista.
-Evitar la presión de los Estados Unidos, que buscaba que Argentina se sumara al esfuerzo de guerra aliado contra el Eje.
-Considerar el riesgo que significaba la intromisión de políticos en la unidad profesional.
-Atender al bienestar de la Patria y al de las Fuerzas Armadas.
-No anteponer ambiciones personales.
Su acción se vio precipitada por algunos proyectos oficiales que, de concretarse, atentarían contra aquellos principios. Las operaciones se encauzaron en dos sentidos:
-Interno: resistir la candidatura a presidente de la Nación del salteño Robustiano Patrón Costas, digitada por Castillo.
-Externo: lograr que la política exterior quedara bajo la influencia del Ejército.
Con la candidatura de Patrón Costas y la del radical anti-personalista Manuel Iriondo como vicepresidente, Castillo buscaba la prolongación de la concordancia conservadora y la imposibilidad del retorno al poder de los radicales ortodoxos.
En cuanto a la política exterior, el candidato mantenía una posición flexible y confusa, aunque habría manifestado opiniones favorables a los aliados. Por otro lado, el jefe del Estado Mayor, General Pierrestegui, sostenía la necesidad de arribar prontamente a un acercamiento con los Estados Unidos, hecho que permitiría una adecuada provisión de armamentos.
El malestar con la política oficial se extendía en el seno del Partido Conservador, inconsulto acerca de otros posibles candidatos, y en las filas de las Fuerzas Armadas.
El sector nacionalista del Ejército estimaba que el poder en manos del conservadorismo no garantizaba tampoco la seguridad en materia de defensa y, más aún, podía hacer que se arribara a una ruptura con el Eje.
De triunfar a través del sufragio libre y legal, la Unión Democrática, integrada por el frente popular pro-aliado, conduciría al país a tomar participación en la guerra.
Esas reflexiones y numerosas entrevistas con los políticos fueron creando el clima propicio para un golpe de estado.
Algunas conexiones con el poder a través del Capitán Francisco Filippi, sobrino del General Pedro P. Ramírez, a la sazón ministro de Guerra, o del Capitán Enrique P. González, intermediario entre el GOU y la oposición, habían reforzado la capacidad persuasiva del grupo.
A su vez, la Unión Cívica Radical, desconfiando de la concordancia oficialista, a meses de los comicios hizo escuchar voces de atención. Sin embargo, en mayo algunos de sus dirigentes le ofrecieron al ministro de Guerra la candidatura presidencial.
Estos dirigentes no desconocían la posición nacionalista del General Ramírez, aunque consideraban factible un acercamiento a sus filas. Además, de aceptar éste, tendrían la seguridad de unas elecciones sin fraude.
A instancias del Presidente, que había sido informado oportunamente por su ministro, el 1 de junio, el General Ramírez debió hacer una enérgica declaración condenando dicho ofrecimiento. De todas formas, Castillo le solicitó la renuncia a su cargo.
El requerimiento presidencial generó críticas en el ámbito político e indignación en el castrense, que se sentía vulnerado por lo que entendía como una actitud despótica por parte del presidente Castillo.
La conspiración se desencadenó. La fracción nacionalista de las Fuerzas Armadas y las figuras prominentes del GOU pasaron a la acción, encabezadas por el General Ramírez. En busca de un jefe militar con comando directo de tropa, el Ministro se puso en contacto con el General Arturo Rawson, quien venía preparando un movimiento con apoyo de algunos jefes de la Marina.
En la noche del 3 al 4 de junio, Rawson presidió una reunión en la Escuela de Caballería, en la que logró plegar a la revolución a 15 oficiales superiores de las principales unidades e institutos militares de Campo de Mayo. Dos de ellos, los Coroneles Emilio Ramírez y Eduardo Ávalos, pertenecían al GOU.
En aquellas deliberaciones se aprobó el plan de Rawson para deponer al presidente Castillo en la madrugada del día 4, imponiéndose como objetivos:
-Impedir nuevas elecciones fraudulentas.
-Respetar los compromisos internacionales, es decir, el Pacto de Río de Janeiro, que implicaba la ruptura de relaciones diplomáticas con los países del Eje.
El Coronel Elbio Anaya, jefe de la Guarnición Campo de Mayo, asumió la jefatura de las fuerzas que marcharon sobre Buenos Aires sin hallar oposición.
El General Rawson asumió como presidente provisional; sin embargo, la falta de apoyo de los coroneles de la Fuerza lo llevó a renunciar 48 horas después.
Fue reemplazado por el General Pedro Ramírez, quien inició su mandato presidencial secundado por el General Edelmiro Farrell como ministro de Guerra y por el Coronel Juan Domingo Perón como jefe de esa Secretaría. Ramírez permaneció en el cargo hasta el 24 de febrero de 1944.
Desde el punto de vista orgánico, se produjeron varias novedades importantes.
Fue creada la 7ma División, con asiento en la provincia de Corrientes, al igual que algunos destacamentos de montaña en el sur.
El 29 de julio, considerando como una necesidad establecer para la Aeronáutica Nacional una dirección común que asegurara una labor armónica y unidad de criterios, el Presidente decretó que la Dirección General de Aeronáutica Civil pasase a depender del comandante de Aviación de Ejército.
El 4 de agosto, se creó el Comando en Jefe del Ejército y la Dirección General de Instrucción del Ejército. Se creó, además, el Comando General de Regiones Militares, dependiente del Comando General del Interior.
Por el mismo decreto, se disolvieron la Inspección General del Interior y la Dirección de Institutos Militares. El Comando del Interior se denominaría en lo sucesivo Comando General del Interior. Se aprobó con carácter reservado la Organización de Paz del Ejército y las relaciones de dependencia de los organismos que la integraban. Se le otorgó al comandante en jefe del Ejército la siguiente misión:
-Durante la paz, preparación del Ejército para la guerra.
-Durante la guerra, conducción del Ejército de Campaña.
A fines de ese año, Perón fue nombrado Director del Departamento Nacional del Trabajo, pronto convertido en Secretaría de Trabajo y Previsión Social. 

1944:
Por un decreto presidencial del mes de enero, ante la evidencia de una vasta red de espionaje, imputable a los gobiernos del Eje, en territorio argentino, se rompieron las relaciones diplomáticas con Alemania y Japón.
Frente a la oposición interna que mereció esa resolución por parte de algunos sectores civiles nacionalistas del interior y de los oficiales integrantes del GOU, el Coronel Juan D. Perón se manifestó abiertamente a favor de la política presidencial.
Sin embargo, el 23 de febrero, el Coronel Perón y sus camaradas declararon disuelto el GOU y con ello los jefes superiores del Ejército se liberaron del juramento de apoyo al presidente Ramírez.
Al día siguiente, el Presidente, sin respaldo militar, pidió al General Farrell la renuncia a su cargo de ministro de Guerra.
Ese mismo día, Perón reunió a los coroneles de las guarniciones de Campo de Mayo, Buenos Aires y El Palomar en la Secretaría de Trabajo. De esas deliberaciones surgió una generalizada oposición al Presidente. Las agitadas discusiones continuaron durante el resto de la jornada y, por último, en la madrugada del día 25, en su propia residencia, Ramírez delegó el mando en el General Farrell.
Esa medida dilatoria no aplacó los enfrentamientos en el seno de la Fuerza. En el mes de marzo, el General Orlando Peluffo, comandante de la 3ra División, con asiento en Paraná, logró que los oficiales superiores de las otras guarniciones, a fin de asegurar la unidad del Ejército, apoyaran su iniciativa de nuclearse en torno a Farrell y Perón, en contra de Ramírez. Pero, en esos días, el Presidente renunció.
El golpe interno llevó a la presidencia de la Nación al General Edelmiro Farrell. El 4 de mayo, el Coronel Perón fue designado ministro de Guerra; sin duda, un cargo de enorme importancia, que constituía una vía de acceso a la primera magistratura, como probaba que Ramírez hubiera sido ministro de Castillo y Farrell, de Ramírez.
Por el decreto Nro. 13.939, del 31 de mayo, se creó el Consejo Nacional de Defensa, con amplias facultades, entre las que figuraba la organización de departamentos consagrados a los fines de la defensa en los diferentes ministerios.
Se inauguró en la Universidad de La Plata la cátedra de Defensa Nacional. El ministro de Guerra, Coronel Perón, explicó en una conferencia la Doctrina de la Defensa Nacional, partiendo del concepto de "Nación en Armas" y de la necesidad de lograr una autosustentación económica que permitiera disponer de una industria pesada propia.
En junio, se presentó el prototipo del primer tanque mediano de origen nacional, el "Nahuel", diseñado por el Teniente Coronel Alfredo Baisi, dándose así un paso significativo hacia el autoabastecimiento de armas. Sin embargo, ese impulso fue interrumpido durante la inmediata postguerra debido a la compra de abundante material de rezago, lo cual, por motivos económicos, llevó a que se suspendiera su proyectada fabricación en serie.
Como ministro de Guerra, Perón se ocupó de expandir y equipar a las Fuerzas Armadas, además de ampliar las bases de la industria estratégica de acuerdo con el persistente reclamo del sector.
En ese año, se dictó el decreto Nro. 29.375, que reducía en forma sustancial el tiempo mínimo de servicio para obtener el grado inmediato superior en todos los niveles.
Perón había obtenido la confianza de sus camaradas. No obstante, puso a consideración de la opinión militar su programa político, buscando apoyo y apelando a los valores profesionales del sector. De ahí que en los primeros mensajes dirigidos a los trabajadores exaltara las virtudes de fortalecer la unidad nacional, la solidaridad social y el orden socio-económico. A la vez, condenaba en forma terminante la acción de los "agitadores sindicales" e "ideólogos extranjeros". 

1945:
Perón era el hombre de confianza del presidente Farrell, a quien éste recurría para consulta y asesoramiento; más aún, en junio de 1945, Farrell nombró a Perón vicepresidente de la República, con retención de sus otras dos funciones.
Desde ese cargo, Perón ubicó en posiciones clave a hombres de su confianza como el Coronel Domingo Mercante y el Contralmirante Alberto Teissaire.
En ese año los gastos militares argentinos superaban, sumados, los de Chile, Colombia, Perú, Brasil y Venezuela. Absorbieron el 43,3% del presupuesto, equivalente a un 6% del P.B.I., aunque el país no había podido adquirir equipos militares en el exterior.
El cuerpo de oficiales aumentó en un 40% y el Ejército dispuso del mayor número de efectivos de su historia: 138.000 hombres, de los cuales 104.000 eran conscriptos.
La Aeronáutica se organizó como fuerza autónoma, separándose del Ejército.
En esta institución se inició un importante proceso de modernización, en el que se destacó el pasaje del estadio hipomóvil hacia la motorización. Se aprovecharon experiencias de la Segunda Guerra Mundial y se incorporaron los blindados. Se adquirieron 211 "Sherman", 150 "Crusaders", 7 "Centauro" y 3 tractores para municiones, que permitieron crear la 1ra División Blindada y el Destacamento de Exploración Mecanizada.
Además, fue establecido un destacamento de monte con despliegue sobre Misiones y el Chaco.
En política exterior, el equipo de gobierno encabezado por Farrell y Perón se había apartado del estricto neutralismo que podía haber perjudicado al país, dado que, al inicio de 1945, la caída del Reich era inminente.
Estados Unidos, de todos modos, continuó manteniendo diplomáticamente aislada a la Argentina, a fin de presionar a sus líderes para que definieran una estrategia claramente favorable a su causa.
Entre el 21 de febrero y el 8 de marzo, se reunió en Chapultepec, México, la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y la Paz. Una de las resoluciones adoptadas se refería a nuestro país, ya que si éste aceptaba declarar la guerra al Eje, podría ser una de las naciones firmantes del Acta de Chapultepec y reanudar las relaciones diplomáticas normales con los países americanos.
El 27 de marzo, el gobierno argentino declaró la guerra a Alemania y Japón. Pese a ello, Estados Unidos, por recomendación de su embajador en el país, continuó manteniendo las restricciones a la venta de armamentos a la Argentina. Recién a mediados de 1948, el General Humberto Sosa Molina, en su carácter de ministro de Guerra, efectuó las primeras compras de armas en aquel país.
Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética convocaron una "Conferencia de las Naciones Unidas", a realizarse en San Francisco (Estados Unidos) el 25 de abril de 1945, con el objeto de mantener la paz y la seguridad. La Conferencia de San Francisco aprobó la "Carta de las Naciones Unidas", que se proponía ser una constitución universal, basada en principios compartidos que evitaran una tercera guerra mundial. La carta fue firmada por 51 países, que se convirtieron en los miembros fundadores de las Naciones Unidas. Entre ellos figuraba la Argentina.
En el marco de referencia de los acontecimientos que ese año pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial, crecía en nuestro país la oposición al gobierno militar por parte de aquéllos que ponían en duda su neutralidad y consideraban que ésta encubría solidaridad con las potencias totalitarias derrotadas. La reacción se generalizó el 19 de septiembre de 1945 con una "Marcha de la Constitución y la Libertad" que habría concentrado a unas 200.000 personas. El objetivo era forzar la renuncia del gobierno militar e instalar otro de transición hasta tanto asumieran las autoridades surgidas de los comicios convocados para febrero de 1946.
La oposición, políticamente heterogénea, integró la Unión Democrática y recibió el activo apoyo del embajador norteamericano, Spruille Braden.
Las distintas agrupaciones políticas advirtieron cambios significativos producidos durante el gobierno militar entre 1943 y 1945:
Los partidos políticos fueron disueltos por decreto.
Las universidades fueron intervenidas.
Los viejos sindicalistas recelaban de las concesiones hechas a los trabajadores. 
El Estatuto del Peón, que daba al hombre de campo beneficios similares a los otorgados a los obreros, era resistido por una parte importante del sector rural.
Después de aquella manifestación, se ahondaron las divisiones dentro del gobierno y se produjo un cambio de actitud hacia el sector militar.
El General Rawson, que había participado de la marcha, debió comparecer ante un tribunal de honor en el Ministerio de Guerra. Fue absuelto y partió a Córdoba, donde fue detenido el 26 de septiembre, cuando intentaba sublevar a las tropas. El mismo día fue restablecido el estado de sitio.
La movilización de las dirigencias políticas y sindicales creó malestar en el ámbito militar. En octubre, se inició una conspiración en la Guarnición de Campo de Mayo, encabezada por su comandante, el General Ávalos, quien el día 9 exigió públicamente la dimisión de Perón a todos sus cargos y su procesamiento.
Cuatro días después, Farrell designó al General Ávalos ministro de Guerra. Perón fue deportado a la Isla Martín García y detenido bajo la vigilancia de la Marina de Guerra.
Poco tiempo necesitaban los sectores ya definitivamente peronistas para organizar un movimiento popular, con apoyo militar y policial, que lograra el retorno de su líder.
El 17 de octubre, nutridas columnas de trabajadores emprendieron la marcha sobre el centro de Buenos Aires desde la zona suburbana; se concentraron en la Plaza de Mayo y solicitaron la libertad y el regreso de Perón.
El inesperado apoyo popular condujo al gobierno a disponer su libertad, instándolo a abandonar la función pública y a afrontar la lucha electoral en elecciones libres, controladas por el Ejército. 

1946:
El 24 de febrero de 1946, en elecciones inobjetables, triunfó la fórmula Perón-Quijano con un total del 55% de los electores.
Perón había logrado atraer a sectores del radicalismo y del conservadorismo. Tenía el apoyo de gran parte del Ejército, de la Iglesia y de grupos de industriales que esperaban una importante protección del Estado para sus actividades. Pero también lo apoyaba una numerosa masa popular: eran los nuevos sectores urbanos de obreros industriales, que se integraron en un reagrupamiento político con capacidad para oponerse a los partidos tradicionales.
El 4 de junio, asumió la presidencia como General de Brigada, merced a un decreto del 29 de mayo que lo había reintegrado al servicio activo y ascendido al grado inmediato superior. El 1 de mayo de 1950, el Senado ascendió al Presidente al grado recientemente creado de General de División.
El primer mandato de Perón (1946-1952) constituyó una época de expansión y modernización de las Fuerzas Armadas. Tuvo lugar una verdadera reforma militar, orientada por la Doctrina de Defensa Nacional.
En junio, cuando se cumplía el primer mes de su gobierno, se creó la Oficina de Inteligencia, destinada a coordinar las actividades de esa área de la conducción en las Fuerzas Armadas. 

1947:
El 12 de junio de 1947, el Congreso dictó la ley Nro. 12.987, que aprobaba el plan siderúrgico argentino y la constitución de la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA), de conformidad con las aspiraciones de los especialistas del Ejército.
El General Manuel Savio fue el inspirador del plan siderúrgico y de la creación de SOMISA, que incluía el establecimiento, en 1951, de una planta integral, en la que el Estado tendría el 80% de las acciones.
La ley confiaba la ejecución del primer plan argentino de producción de hierro y acero a una repartición militar: la Dirección General de Fabricaciones Militares, de la cual Savio era director.
A instancias de ese oficial se llevaron a cabo otros emprendimientos como, por ejemplo, la instalación de una fábrica de cañones, una de ametralladoras y otra de municiones. 
SOMISA fue aprobada por el Congreso recién en 1955 y la primera colada de arrabio fue en 1961. El General Savio, quien fuera el primer presidente de esa sociedad, había fallecido antes de ver en marcha a su creación.
Entre las medidas que se adoptaron en 1947, tendientes al mejoramiento de la situación económica y social del personal militar, figuraban las numerosas disposiciones que permitieron elevar el ingreso a las diferentes armas.
El rápido aumento de los sueldos del personal fue uno de los incentivos que posibilitaron mayor afluencia de postulantes. Otro fue la creación de una obra social propia.
Perón buscó el apoyo de la suboficialidad con la intención de democratizar a largo plazo los cuadros del Ejército. Por una ley de ese año, destinada a facilitar el acceso de los hijos de suboficiales a los liceos militares, reservaba el 50% de las vacantes existentes en los establecimientos a los "hijos de obreros, de suboficiales y de empleados", becados por el gobierno. Con ella se daba apertura al reclutamiento de oficiales de extracción social más baja, en los que el régimen tenía una sólida base.
A partir de 1947, oficiales y suboficiales compartían la intuición de que el gobierno se encaminaba a suprimir las barreras sociales que los separaban hasta entonces. 

1948:
Las reformas en ese sentido culminaron en 1948 con el otorgamiento del derecho de voto a los suboficiales, quienes hasta entonces, por la ley Sáenz Peña, eran asimilados a los soldados y quedaban, en consecuencia, excluidos del cuerpo electoral.
El 7 de septiembre de 1948, se sancionó la ley llamada "De organización de la Nación para tiempo de guerra", que fortalecía el poder del jefe de Estado y facilitaba las requisiciones de personas y bienes en tiempos de paz. 

1949:
Se creó el Ministerio de Defensa, del que pasaron a depender las secretarías de las tres Fuerzas.
A partir de 1949, el período de expansión económica se agotó y se inició una etapa de estancamiento: bajaron las reservas, el mercado de trabajo se sobresaturó y disminuyó la demanda de mano de obra.
La inflación se convirtió en un indicador preocupante.
El presupuesto de Defensa bajó ese año un 24,9% . 

1950:
Para entonces, los gastos militares habían comenzado a decrecer rápidamente; de todas maneras, el nivel alcanzado no tuvo precedentes en la historia argentina.
Entre 1950 y 1954, la participación de los gastos de defensa en el P.B.I. argentino fue superior al 3%, contra el 2% promedio en toda Sudamérica. Nuestro país encabezaba así a los países latinoamericanos en ese renglón.
Durante ese período, Perón había incrementado la cantidad de oficiales superiores, con un aumento de un 50% de generales y coroneles. Este incremento no se extendió a las restantes jerarquías, creando una estructura de mandos desequilibrada.
Siete años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, el Ejército contaba con casi 80.000 hombres: 77.432 de tropa y 5.520 oficiales.
Las promociones de oficiales del Colegio Militar continuaban siendo numerosas: en 1950 egresaron 285 subtenientes (en 1948 fueron 286). 

1951:
El Ejército continuaba siendo uno de los sostenes del régimen, con una participación directa en el poder de un número considerable de oficiales, retirados o en actividad. En 1951, de los 21 ministros o secretarios, 6 eran militares y de los 24 gobernadores, lo eran 8.
Se creó el Consejo Federal de Seguridad, destinado a coordinar las actividades de la Gendarmería Nacional y de la Prefectura Marítima bajo el control del Ministerio del Interior, apartándolas así del Ejército y de la Armada respectivamente.
El 12 de febrero de 1951, el carguero "Santa Micaela" partió desde el puerto de Buenos Aires con rumbo a Bahía Margarita, en la Antártida Argentina. Culminaba una etapa de trabajos mediante los cuales el Ejército proyectaba instalar una estación científica que, con el tiempo, sería la base más austral del mundo. La dotación fundadora estaba integrada por el Coronel Hernán Pujato, Capitán Julio Mottet, Teniente farmacéutico Luis Roberto Fontana, Suboficial Ayudante Haroldo Riella, Cabo Mayor Lucas Serrano, Cabo Mayor Hernán González Superí, doctor Ernesto Gómez, Ángel Abregú Delgado y Antonio Moro. Completaban los efectivos 25 soldados que se habían presentado como carpinteros voluntarios para construir las instalaciones. El 5 de marzo, la expedición cruzó el Círculo Polar y, el 8, el "Santa Micaela" fondeó en Bahía Margarita. El 21 de marzo, fueron bendecidas la instalaciones de la Base "General San Martín" por el sacerdote salesiano RP. Juan Monticelli. Quedaba así establecida la primera base permanente del Ejército en nuestro sector antártico.
Por otro lado, la grave crisis económica, que se agudizó entre 1951 y 1952 (por pérdida de cosechas y baja de los precios mundiales, descenso de las exportaciones y déficit de la balanza de pagos), provocó cambios en la política del gobierno peronista.
Debió frenar la distribución de bienes y replantearse el tema de la productividad y los salarios. Se acentuó el poder personal del Presidente y recrudeció entonces la oposición, que comenzó a ser acallada con severidad. La inquietud social crecía y era compartida por el Ejército.
Si bien había aumentado el número de oficiales superiores y se habían incrementado los sueldos, limitó la cantidad de tropa y el presupuesto general de las Fuerzas Armadas; medidas que en conjunto redujeron su capacidad operativa.
El 28 de septiembre de 1951, se produjo el primer alzamiento militar. El General (R) Benjamín Menéndez, con algunos oficiales de Caballería, se sublevó en Campo de Mayo. Las fuerzas que encabezó contaban con un destacamento de 200 hombres, tres tanques y el apoyo de algunos aviones de la Aeronáutica y de la Aviación Naval.
Sin embargo, el descontento militar era muy superior a lo que ese pequeño número de tropa rebelde podía significar; otros oficiales superiores, en forma simultánea, mantenían contacto con los dirigentes políticos de los principales partidos opositores.
El levantamiento fue desarticulado; 177 oficiales fueron arrestados y otros 200, separados de la Fuerza.
La rebelión improvisada no perjudicó al régimen, pero afectó sensiblemente las relaciones entre el gobierno y las Fuerzas Armadas. El 28 de septiembre, fue decretado el estado de guerra interna en todo el territorio de la Nación.
Con la reforma de la Constitución Nacional y el triunfo oficialista en las elecciones de ese año, la oposición, dentro y fuera de las Fuerzas Armadas, se fortaleció, entendiendo que el peronismo se eternizaría en el poder.
La manifiesta fidelidad política de quienes ocupaban en el Ejército las más altas jerarquías no condecía con la posición de los cuadros intermedios de oficiales subalternos.
Se implementaron cursos de doctrina peronista en el Colegio Militar y en la Escuela Superior de Guerra, que fueron resistidos. Recién en 1954, se los hizo obligatorios y requisito insoslayable para el ascenso a Coronel. 

1952:
En febrero de 1952, fue abortada otra conspiración encabezada por el Coronel (R ) Francisco Suárez. Este nuevo intento contra el poder constituido dio lugar, en abril de ese año, a la Orden General del Ejército Nro 1, llamada Control de Estado, a través de la cual, en lo sucesivo, sólo podrían acceder a puestos de mando en el Gran Buenos Aires los oficiales de probada adhesión al justicialismo. 

1953:
Hacia comienzos de 1953, las relaciones entre el poder y la oposición se habían tornado violentas. Una escalada de terrorismo y represalias se desataba entre el temor y la indignación. Así, el 15 de abril de ese año, un comando antiperonista llevó a cabo una serie de atentados con bombas contra los asistentes a un acto gremial en la Plaza de Mayo; hubo 7 muertos y numerosos heridos. El gobierno respondió con un contraterrorismo simbólico, no sangriento: grupos bien organizados incendiaron el Jockey Club y sedes del Partido Socialista, de la Unión Cívica Radical y del Partido Conservador.
Se iba profundizando, paulatinamente, el control sobre todas las instituciones del país. En el Ejército se concretó con el apoyo del ministro de Defensa, General Franklin Lucero y del Contralmirante Alberto Teissaire, en la Armada. 

1954:
La Iglesia, por su parte, había mantenido desde un principio vínculos cordiales con Perón. Recién en 1954, dos hechos marcaron el comienzo de la confrontación: 
-La formación del Partido Demócrata Cristiano como nueva alternativa política.
- La manifestación, el 21 de septiembre, en Córdoba, del Movimiento Católico de Juventudes, percibida como una franca competencia con las organizaciones juveniles peronistas.
De ahí, el conjunto de medidas con las que en diciembre respondió el gobierno:
-Supresión de la enseñanza religiosa en las escuelas.
-Prohibición de realizar actos de culto en las calles.
-La ley de divorcio vincular. 

1955:
En 1955, Perón propuso la separación de la Iglesia del Estado.
Ya en los primeros meses de ese año, el clima político se había enrarecido totalmente: amenazas, delaciones, persecuciones a sospechosos. El temor a un levantamiento armado se había generalizado.
El 11 de junio, la manifestación de Corpus Christi se transformó en un acto político-religioso frente a la Catedral. Se habían aglutinado en ella representantes de todas las fuerzas opositoras, que expresaron abiertamente su descontento y fueron señalados por la policía como protagonistas de desmanes.
Tres días después, fueron expulsados del país dos prelados argentinos, los monseñores Tato y Novoa. Casi de inmediato, el Vaticano procedió a excomulgar a los miembros del gobierno responsables de ese acto.
El 16 de junio, se concretó un cruento levantamiento militar de la Marina encabezado por el Contralmirante Samuel Toranzo Calderón con el auxilio de algunos sectores de la Fuerza Aérea y del General León Bengoa, comandante de la IIIra División del Ejército, además del de tres líderes políticos que habían acordado apoyar el movimiento: Adolfo Vicchi, dirigente del Partido Conservador; Américo Ghioldi, del Partido Socialista, y Miguel Zavala Ortiz, de la Unión Cívica Radical, sector unionista.
La rebelión consistía en un ataque de la aviación naval sobre la Casa de Gobierno coordinado con otro por tierra de un batallón de Infantería de Marina y la toma de emisoras de radio por otros grupos rebeldes.
Se realizaron dos bombardeos sobre la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, de la Aviación Naval primero y de la Fuerza Aérea después, que sorprendieron trágicamente a una muchedumbre desprevenida. Las cifras oficiales de muertos superaban los 300 mientras que los heridos se calculaban en 600, entre civiles que circulaban por el lugar y obreros congregados en un acto partidario.
Supuestamente, los revolucionarios a último momento habían decidido aplazar el movimiento, pero la orden no había llegado a tiempo a la Base Aeronaval de Punta Indio.
En la misma jornada, tropas leales recuperaron el control de los aeropuertos de Ezeiza y Morón y, alrededor de las 18.00 horas, lograron la rendición de los sublevados.
Los jefes fueron apresados y sometidos a un juicio acelerado.
El jefe de la Infantería de Marina, el Vicealmirante Benjamín Gargiulo, se suicidó en su despacho. Después del fracaso, aterrizaron en el Uruguay 39 aviones y fueron dados de baja 25 oficiales del Ejército y 81 de la Marina. Se declaró el estado de sitio. Al finalizar la tarde de ese día, grupos peronistas, que operaban sin ser detenidos por la policía, incendiaron y saquearon varias iglesias del centro de Buenos Aires y la Curia Metropolitana.
El Presidente, midiendo la gravedad de los acontecimientos, buscó apaciguar los ánimos e intentó apelar a la oposición a través de medidas pacificadoras. El régimen, dividido y presionado por la opinión pública, había perdido el apoyo de la Iglesia, del poder económico y del militar.
En esos momentos, Perón intentó un acercamiento con la Iglesia: hizo reparar los templos y retiró de sus funciones a quienes habían demostrado una abierta actitud anticlerical; destituyó al ministro del Interior Ángel Borlenghi, al de Educación Méndez San Martín y al secretario de Prensa Raúl Apold. Ingresaron entonces al gobierno algunos moderados; convocó a la unión nacional, levantó el estado de sitio, suprimió la censura y otorgó espacios en las radios a opositores. Sin embargo, los dirigentes políticos no desistieron en su crítica tenaz al régimen. A fines de agosto, la tregua política había terminado. El clima combativo se acentuó y tanto el gobierno como la oposición apelaron nuevamente a una confrontación violenta.
Fue definitorio un encendido discurso que el Presidente pronunció el día 31 ante una multitud congregada en la Plaza de Mayo.
Con un lenguaje agresivo, de un tenor jamás usado, arengó a la población prometiendo responder a una acción violenta con otra más violenta aún.
Se renovaron entonces las deliberaciones secretas entre militares y civiles. La conspiración que venía gestándose simultáneamente en distintos sectores comenzó a movilizarse entre militares con el apoyo de civiles de todas las fuerzas políticas opositoras y de agrupaciones de estudiantes universitarios.
La participación de la Marina fue mayoritaria. Entre los oficiales que iniciaron el complot se hallaba el Capitán de Navío Rial. En el Ejército se analizaban los planes de acción del Coronel Señorans y del Mayor Guevara. El General Pedro Eugenio Aramburu se había puesto en contacto con algunos oficiales de Artillería de Córdoba, entre los que se contaba el General (R) Eduardo Lonardi.
El 2 de septiembre, el General Dalmiro Videla Balaguer, comandante de la IVta Región Militar, en un intento aislado, se sublevó en Río Cuarto, pero fue derrotado.
El día 14, ante la certeza de que el estallido sería inminente, fueron detenidos 55 oficiales.
El movimiento, bajo el nombre de "Revolución Libertadora", se inició finalmente a la una de la madrugada del 16 en Córdoba Estaba encabezado por el General Lonardi, quien se decidió a actuar en esa oportunidad por dos razones esenciales: los conscriptos serían licenciados a fines de septiembre, de manera tal que no se contaría a partir de entonces con tropas operacionales y, por otra parte, se temía la organización de milicias obreras, según lo había propuesto la Confederación General del Trabajo al General Lucero.
Con el apoyo del Coronel Ossorio Arana y un grupo de oficiales, los rebeldes tomaron la Escuela de Artillería y la de Paracaidistas.
Después de una sostenida resistencia, se plegó la Escuela de Infantería.
El Capitán de Fragata Palma había coordinado secretamente las operaciones con el General Lonardi, de modo tal que a las 00.00 horas del mismo día se sublevaron la base naval de Río Santiago, próxima a La Plata, y la de Puerto Belgrano, cerca de Bahía Blanca, con la participación de aproximadamente 60 oficiales del Ejército. Las fuerzas revolucionarias de la Armada quedaron bajo las órdenes del Contralmirante Isaac Rojas. Sin embargo, la acción de las fuerzas leales del Regimiento 7 de Infantería, con asiento en La Plata, y del Regimiento de Artillería Montada de Azul hicieron que Rojas ordenara, el día 17, la evacuación masiva de Río Santiago.
Las guarniciones cercanas a la Capital Federal permanecían bajo el control del gobierno.
Las fuerzas a las órdenes del General Aramburu y su Estado Mayor, el Coronel Señorans y el Teniente Arias Duval, intentaron tomar la guarnición correntina de Curuzú Cuatiá, asiento de la mayor unidad blindada del país. Pero no lograron superar la defensa sostenida del cuadro de suboficiales leales, que las rechazaron.
La situación militar de los sublevados era incierta, las unidades de Córdoba estaban sitiadas; en Cuyo, las tropas al mando del General Lagos habían quedado sin poder salir de Mendoza; en el Litoral, la conspiración había fracasado. Tropas leales, a las órdenes del General Iñíguez, con 10.000 hombres, tomaron el aeropuerto cordobés de Pajas Blancas.
Una drástica decisión del Comando en Jefe de la Armada, de consecuencias políticas y económicas trascendentes, modificó el curso de los hechos. El día 19, la Flota de Mar bombardeó las destilerías de Mar del Plata y amenazó a las de La Plata y a objetivos militares de la Capital. Lanzó luego un ultimátum al gobierno nacional. Se supo en esas circunstancias que Perón había delegado el poder en el Ejército. El General Lucero anunció un alto el fuego y el comienzo de negociaciones.
A bordo del crucero "La Argentina" se efectuaron las deliberaciones; algunos términos confusos del Presidente prolongaron las conversaciones hasta el día 20, fecha en la que la Junta de Generales aceptó su renuncia incondicional.
El General Perón se exilió en el Paraguay. El día 23, el General Lonardi asumió la presidencia con carácter provisional; la vicepresidencia quedaba a cargo del Contralmirante Rojas. 

FUENTE: EJERCITO ARGENTINO