lunes, 29 de marzo de 2010

BALADA DEL BOLUDO - POEMA DE ISIDORO BLAISTEN

Por mirar el otoño

perdía el tren del verano.
Usaba el corazón en la corbata.
Se subía a una nube,
cuando todos bajaban.

Su madre le decía:
No mires las estrellas para abajo,
no mires la lluvia desde arriba.
No camines las calles con la cara,
no ensucies la camisa;
no lleves tu corazón bajo la lluvia, que se moja.
No des la espalda al llanto,
no vayas vestido de ventana,
no compres ningún tílburi en desuso.


Mirá tu primo el recto
que duerme por las noches.
Mirá tu primo el justo
que almuerza y se sonríe.
Mirá tu primo el probo
puso un banco en el cielo.


Tu cuñado el astuto
que ahora alquila la lluvia.
Tu otro primo el sagaz
que es gerente en la luna.

—Tienes razón, mamá —dijo el boludo
y se bebió una rosa.
—No seré más boludo—
y se bajó del viento.
—Seré astuto y zahorí—
y dio vuelta una estrella para abajo
y se metió en el subte
y quedaron las gaviotas.

Entonces vinieron los parientes ricos
y le dijeron:
—Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo
y quemaba en las plazas
las hojas que molestan en otoño.
Y llegó fin de mes.
Cobró su primer sueldo
y se compró cinco minutos de boludo.

Entonces vinieron las fuerzas vivas
y le dijeron:
—Has vuelto a ser boludo, boludo.
—Seguirás siendo el mismo boludo de siempre.
—Debes dejar de ser boludo, boludo.

Y medio boludo,
con esos cinco minutos de boludo,
dudaba entre ser ningún boludo
o seguir siendo boludo para siempre.
Dudaba como un boludo.
Y subió las escaleras para abajo,
hizo un hoyo en la tierra
miraba las estrellas.
La gente le pisaba la cabeza,
le gritaba boludo.
Y él seguía mirando
a través de los zapatos
como un boludo.


Entonces vino un alegre y le dijo:
—Boludo alegre.
Vino un pobre y le dijo:
—Pobre boludo.
Vino un triste y le dijo:
—Triste boludo.
Vino un pastor protestante y le dijo:
—Reverendo boludo.
Vino un cura católico y le dijo:
—Sacrosanto boludo.
Vino un rabino judío y le dijo:
—Judío boludo.
Vino su madre y le dijo:
—Hijo, no seas boludo.
Vino una mujer de ojos azules y le dijo:
—Te quiero.

CÓMO AFECTA A LA DEFENSA NACIONAL LA VENTA DE TIERRAS A EXTRANJEROS

POR PATRICIA FORTINO - MILITANTE DE IDENTIDAD POPULAR 

En el mundo del siglo XXI los nuevos desafíos están en la agenda de todos los principales espacios de poder. La diversidad de factores que se agregaron a las problemáticas existentes conforma un abanico tan amplio, que no pueden tratarse sino en bloques regionales. Así, Europa pudo disipar diferencias, paliar economías en bancarrota y equilibrar intereses para poder conformar la Comunidad Económica Europea.

La apertura económica de China ante un sistema que no podía abastecer las necesidades de su numerosa población indica que es el resultado de analizar el cómo enfrentar los nuevos desafíos con la madurez política-institucional que la circunstancia amerita.

La potencia quizás más importante del mundo (Estados Unidos de Norteamérica) entre métodos poco confiables, discutidos por muchos y enfrentados por pocos, extorsiones económicas y argumentos difíciles de constatar, ha sabido ponerse en el lugar central donde el resto apunta en defensa de sus intereses o acuerda en alianzas estratégicas con el gigante, aunque sepa que es y será siempre un socio minoritario.

Las comunicaciones son parte del nuevo mundo y sus nuevos desafíos. Hoy no hay distancias a la hora de marcar diferencias. Las noticias ocurren en simultáneo, en vivo vemos transcurrir los hechos en cualquier parte del mundo. Así vimos caer en directo las torres del 11S; así vimos cumplir en transmisión simultánea la condena a muerte de Sadam Juseím. En directo se transmitió la liberación de Íngrid Betancourt; la campaña electoral y hasta las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de Norteamérica se siguieron paso a paso por los medios mundiales. Internet eliminó los kilómetros de mares de distancia que nos separaban a los habitantes del mundo.

A pesar de todos estos nuevos elementos para considerar a la hora de hablar de la Defensa Nacional, seguimos siendo codiciados por los elementos primarios, indispensables e irremplazables para la vida humana en el planeta: EL AGUA, LA TIERRA, LOS ALIMENTOS.

Allí es dónde debemos, entonces, asegurar nuestra Defensa Nacional; donde los demás ya no tienen esos recursos, porque la naturaleza no les fue tan generosa o porque se han agotados sus reservas o porque sus políticas depredadoras han eliminado las probabilidades naturales de autoabastecerse.

Los intereses económicos han reemplazado por décadas los debates sobre qué mundo queremos vivir. Hoy en la agenda internacional figura el medio ambiente, el agua, los alimentos, el petróleo. Pero en la misma agenda figuran las armas de destrucción masiva y el terrorismo internacional y allí se entrecruzan los intereses. Despertando fantasmas dónde no los hay o inventando enemigos en países periféricos con poca prensa o con etnias distintas o religiones radicales. Los intereses de los actores principales siguen manejando la agenda.

Es un tema de la Defensa Nacional poner a resguardo la integridad territorial.

Es un tema de la Defensa Nacional preservar el medio ambiente en beneficio de nuestros propios intereses y que no por eso se contrarían los intereses del resto del mundo. Analizar el proyecto de declarar Patrimonio de la Humanidad el Amazonas es un tema de vital importancia para la región. Así es dónde vemos la imperiosa necesidad y la urgencia estratégica de afianzar el MERCOSUR y de seguir trabajando en la consolidación del UNASUR. Nosotros, los de este lado del mundo somos los más codiciados, o al menos lo seremos en los próximos cincuenta años. “La Guerra del futuro será por el agua”, tal vez, pero tal vez sea solo el instrumento que nos distraiga y el verdadero objetivo sea el intento de un país de dominar una vía fluvial internacional. Tal vez los intereses internacionales, con los cipayos de siempre como instrumentos nacionales a su servicio, haciendo depredación de bosques para reemplazar la geografía con sembrados de soja transgénica, sean solo una forma de sometimiento nueva, una invasión si se quiere ver un poco más allá de lo visible. El efecto de agresión cultural que provoca en nuestra población el cambio geográfico, climático, social, es irreversible. Poblaciones enteras se han visto desplazadas de sus lugares por los nuevos proyectos de la agricultura moderna. De la mano de intereses extranjeros muchas veces, otras al servicio de los entregadores de todos los tiempos.

Es tema de la Defensa Nacional ocuparnos de preservar y regular la venta de tierras a personas físicas o jurídicas extranjeras. Porque la defensa del territorio es justamente el elemento a resguardar por su significado político; debemos estar en defensa de intereses que hacen a la soberanía, como si esto no fuera tema de la Defensa Nacional.

Se debe trabajar en forma conjunta el Poder Político y las Fuerzas Armadas en la consolidación de la soberanía, y esto como vemos, no es simplemente no negociarla con el Reino Unido por las Islas Malvinas, es sostenerla en todo el territorio de la Nación Argentina.

Allí dónde hay una necesidad hay un derecho y esto puede ser considerado como un derecho internacional. Si nosotros no protegemos nuestro propio territorio regulando la explotación de las tierras y sus derivados, controlando los recursos no renovables en nuestro propio beneficio, allí estarán mañana las demandas internacionales para protegerlos. Desde los Estados y desde Organizaciones no Gubernamentales que se atribuyen la cooperación desinteresada para este tipo de problemáticas, nos están observando.

Un Plan Estratégico es a mediano y largo plazo. Trabajar sobre esta hipótesis de conflicto no es dejar de considerar a la Región y a la Argentina un territorio de paz. Prever estos nuevos desafíos por venir es trabajar en la Defensa del futuro. No hay que dejar de considerar que el futuro es inexistente para quienes debemos forjar a diario nuestro presente.

Un Plan Estratégico al servicio de la Defensa del Territorio Nacional no puede dejar de considerar este nuevo paradigma.

ODA AL RUISEÑOR - POEMA DE JOHN KEATS

I

Mi corazón pena, y un sopor doloroso nubla
mis sentidos, como si hubiera bebido la cicuta
o vaciado hasta al fondo un opio lento
hace un minuto, y hacia el Leteo yo me hundiera;
no por envidia de tu feliz estado
sino por ser feliz en tu felicidad,
cuando tú, leve alada Dríade del bosque,
en un sector melodioso
de hayas verdes y sombras incontables
cantas del verano con garganta plena desatada.

II

¡Oh! ¡Por un trago de vino conservado
largamente en lo profundo de la tierra,
con sabor de Flora y verde campo,
de baile y canción provenzal y dorada risa!
¡Oh! Por una copa plena del tibio sur,
plena de la fiel Hipocrene pudorosa,
con breves burbujas borbotando sobre el borde,
y púrpura la boca;
que pudiera beber, y dejar el mundo sin ser visto,
y contigo perderme en el bosque opaco:

III


Perdeme lejos, disolverme y olvidar casi
lo que tú entre las hojas nunca conociste:
la fatiga, la fiebre y la ansiedad
de aquí, donde los hombres se cuentan sus lamentos,
donde el temblor agita unos tristes y últimos cabellos blancos,
donde el joven se vuelve flaco, espectral, y muere:
donde pensar es rebosar de angustias y tristezas
de párpados de plomo,
donde la belleza no puede mantener sus ojos
encendidos ni el nuevo Amor desearlos más de un día.

IV

¡Lejos, lejos! Pues volaré hasta ti,
no en el carro de Baco tirado por leopardos,
sino en las alas invisibles de la Poesía,
aunque lenta la mente se anonade y se demore:
¡Al fin contigo! Tierna es la noche
y la Reina Luna acaso está en su trono
rodeada por multitudes de hadas luminosas;
Pero aquí no hay luz,
salvo la que viene del cielo soplada por las brisas
a través de la penumbra verde y los sinuosos y húmedos caminos.

V

No distingo qué flores tengo abajo, a mis pies,
ni el perfume suave que cuelga entre las ramas,
pero en la quieta oscuridad adivino cada aroma
con que el mes propicio dota al pasto,
los matorrales, el silvestre árbol frutal;
el espino blanco y la pastoral eglantina;
las violetas breves sepultadas por las hojas;
y la primera de las hijas de Mayo,
la reciente rosa empapada de rociado vino,
refugio inquieto de las moscas en las noches de verano.

VI


En la sombra escucho; y habiendo estado largo tiempo
enamorado a medias de la relajante muerte, habiéndola
invocado con suaves nombres en versos meditados
para que elevara al aire mi aliento silencioso,
¡ahora, más que nunca, me parece próspero morir,
cesar en la medianoche sin dolor
mientras tú derramas tu alma hacia fuera
en este éxtasis!
Tu aún seguirías cantando, pero mi oreja sería inútil,
convertido yo en tierra para tu alto requiem.

VII

No naciste para la muerte, pájaro inmortal.
No hubo hambrienta generación que te aplastara;
La voz que escucho en esta noche fugitiva
fue escuchada antiguamente por emperador y campesino:
Tal vez la misma canción que se abrió paso
en el triste corazón de Ruth, cuando nostálgica
lloraba en medio del trigo extranjero;
la misma que muchas veces encantó
los mágicos postigos que se abren sobre la espuma
de mares peligrosos, en fantásticas tierras, derruidos.

VIII


¡Derruidos! ¡El término es como una campana
que tañe para alejarme de ti a mi solitario yo!
¡Adiós! La fantasía, duende engañoso, no puede
engañar tan bien como asegura su fama.
¡Adiós! ¡Adiós! Tu triste elegía se pierde
pasando los prados, sobre las aguas tranquilas,
arriba en el monte, y ahora se hunde hondo
en el espacio del próximo valle:
¿Fue una visión o fue un sueño en mi vigilia?
Acabada está esa música: ¿desperté o me he dormido?

LA PROHIBICIÓN - POEMA DE JOHN DONNE


Cuídate de amarme,
recuerda al menos que te lo he prohibido.
No es que quiera compensar con tus lágrimas y tus suspiros
mi sangre y mi aliento prodigados,
siendo para tí lo que tú fuiste para mí,
ya que es muy grande la alegría que nuestra vida gasta.
Por eso, si tu amor es frustrado por mi muerte,
amándome, cuídate de amarme.

Cuídate de odiarme,
o de triunfar con exceso en la victoria.
No es que quiera defenderme
y devolver nuevamente odio por odio.
Mas, perderás tus hábitos de conquista
si yo, tu conquista, pereciera bajo tu odio.
Por eso, temiendo que mi nulidad te disminuya,
odiándome, cuídate de odiarme.

No obstante, ámame y ódiame a un tiempo,
para que ninguno de los dos extremos ejerza su influencia.
Ámame, para que yo pueda morir de la manera más dulce.
Ódiame, porque tu amor es demasuiado grande para mí.
O deja que ambos, amor y odio, perezcan, mas que yo.
Y pudiera yo vivir así, sin triunfos,
aunque tú, tu amor y tu odio, me destrocen;
o déjame vivir, pero amándome y odiándome.

jueves, 25 de marzo de 2010

LOS MITOS FUNDADORES DEL ESTADO DE ISRAEL - RADIO ISLAM

RADIO ISLAM: MOROS EN LA COSTA - EL CASO ROGER GARAUDY
Actualidad francesa - Noviembre de 1998
Sobre el libro de Roger Garaudy Los mitos fundacionales del Estado de Israel


Como bien dijo el incriminado en pleno juicio, hay gente que procura hacer dinero con la osamenta de sus abuelos cada vez que puede... Si hasta se aceptó que estuviera representada entre los demandantes una asociación deportiva... que por supuesto es judía, y casualmente es la que entrena a los matones que les caen a golpes a la gente que anda por el palacio de justicia de París de vez en cuando, como el día del fallo en el caso susodicho, o asaltando a la Librería Antitotalitaria a cada rato (5 rue Malebranche). Las organizaciones judías se quejan de que ya no tienen tantos militantes, que está en decadencia el sentimiento comunitario: no les vendrá mal esa pequeña ayuda ofrecida por la justicia francesa.

El presidente del tribunal ya tiene plena conciencia del papel monstruoso que le piden que haga: se negó a condenar al editor de Garaudy, el cual por supuesto no había violado absolutamente ninguna norma legal; tampoco se prestó a la farsa a la que le instaba el fiscal: no condenó al filósofo por incitación al odio racial. Sólo le quedó, para complacer a los que mandan en Francia acatar la acusación de difamación racial, pues los judíos prohíben que se distinga entre antisionismo y antisemintismo, y se amparú en la vergonzosa ley Gayssot para achacarle la aberrante "negación de crímenes contra la humanidad".

La acusación había presentado a un solo testigo, un investigador en temas judíos, un tal Jacques Tarnero. Acosado por el propio presidente, reconoció que sí, que la política israelí es simple y llanamente colonial, que sí, que es verdad que existe un lobby judío en el cine y en los medias, pero bueno, qué le vamos a hacer, como son los judíos los que primero que nadie inventaron el monoteísmo -- sistema de pensamiento superior según ese ignorante señor -- y por lo visto el único válido para enunciar principios, y que además el lobby que constituyen los descendientes de Isaac es -- como todos saben y no hace falta demostralo -- el lobby de las víctimas, pues, por favor... sólo a los enfermos mentales de extrema derecha o extrema izquierda se les puede ocurrir, con descomunal perversidad, meterse en tales temas, actividad típica de los antisemitas que son lo que son desde el día de la creación y lo seguirán siendo por los siglos de los siglos, etc y etc. Una vez más se demostró que no hay mejores propagandistas del revisionismo que los propios militantes judíos: cada vez que intentan argumentar se les cae la máscara. Se comprende que les conviene más golpear sin explicaciones por un lado, comprar conciencias por otra, y abrumar con una fantasmal culpabilidad universal a los ingenuos.

En su defensa, el acusado demostró su filosemitismo, nutrido por un conocimiento digno de un talmudista de los textos de la Biblia, tratando de amortiguar el escándalo causado por el planteamiento revisionista introducido en la parte central del libro. Su objetivo es denunciar los estragos del sionismo, que nos está llevando a la tercera guerra mundial, y mostrar sobre qué barbaridades ideológicas se sustenta, de la misma forma que ha criticado los integrismos cristiano y musulmán en libros anteriores. Desde 1982, en que había hecho público su apoyo a los palestinos, había perdido a sus editores en Francia, y cualquier acceso a los medias, mientras que le había ganado un juicio a la LICRA (Liga internacional contra el racismo y el antisemitismo). Los revisionistas, entre los cuales Robert Faurisson, que ya han demostrado ampliamente la imposibilidad técnica y administrativa del exterminio de seis millones de judíos y el carácter puramente fantasioso de la leyenda de las cámaras de gas, lamentan que Garaudy no haya aprovechado la publicidad del juicio para celebrar los triunfos científicos del revisionismo y acorralar a sus opositores a contestar en el plano de la honestidad intelectual. Pero es que Garaudy siempre ha sabido situarse en la corriente del sentimiento popular. Todavía cualquiera en Francia da un brinco espantado si le musitan al oído el nombre de Faurisson. ¿Acaso no es más fácil conquistar la curiosidad y la simpatía señalando que en Auschwitz han cambiado la placa conmemorativa que mencionaba a cuatro millones de víctimas por otra que dice un millón y medio, a pesar de lo cual nos castigan si decimos que a la suma total también conviene rebanarle una tajadita? La parte revisionista del libro se basa en que aún para el que no sea especialista de la segunda guerra mundial, la cacofonia de los que llevan la voz cantante es hiriente para el sentido común.

Garaudy es un típico militante de clase media y de grandes impulsos religiosos, que puso su talento de orador letrado al servicio de los comunistas, pensando cumplir así con la causa de los pobres. En los sesenta estaba de moda entre la izquierda por su estética antidogmática del "realismo sin riberas". En los años setenta fue víctima de la vanidosa ilusión de todos los intelectuales: creyó que iba a reformar el partido comunista francés, e intentó ser eurocomunista antes que los suyos. Mas nadie es profeta en su tierra, dicen los franceses. Lo echaron, por supuesto. Ultimamente pensó tener más aliados entre los viejos compañeros de aquel tiempo. Pero el Secretario General del Partido actual, el señor Hue, lo primero que quiso hacer al llegar a esta posición fue darse un viajecito a Israel. Y la ley anti-revisionista francesa lleva el apellido de Gayssot, dirigente comunista de Saint-Denis y actual ministro de transportes. Impactó más que nunca con los libros que atestiguan su re-descubrimiento de la necesidad de valores religiosos, especialmente con aquellos titulados Llamado a los vivientes y¿Tenemos necesidad de Dios? 

Garaudy se hizo musulmán, después del reencuentro con sus raíces religiosas de la niñez. Esto tampoco se lo perdonarán en la Francia cegada por sus ínfulas de grandeza ofendida, cuando el islam viene atrayendo a muchos jóvenes, hijos rebeldes y despiadados de comunistas. Es hermoso el estilo de Garaudy buscando siempre plasmar su energía en el molde de las grandes instituciones transnacionales y sentimentales, buscando dónde pelear mejor entre el pueblo humilde, como en los tiempos en que fue resistente y deportado. 

Por lealtad a su juventud y a tres desconocidos, es que se hizo musulmán: porque tres argelinos se negaron a fusilarlo en 1943, cuando recibieron la orden de un militar francés, diciendo que su religión les prohibía disparale a un hombre desarmado. Por lo demás, su religiosidad no tiene que ver con ningún fanatismo, ni es muy estricto que digamos con el cumplimiento de los ritos: ¡con lo cual consigue caerle mal a la jerarquía islámica también, propensa como todas a la "teología de la dominación"! Los españoles pueden ir a admirar su ecumenismo militante en la Calahorra de Córdoba, sede de la fundación suya para el encuentro de las tres culturas mediterráneas. Con perfecta coherencia existencial, considera su combate principal la lucha contra el imperialismo occidental, combinación de "monoteísmo del mercado" y "vanguardia de la decadencia : el liderato de Estados Unidos" (sus libros de 1995 y 1997). A la manera de los profetas bíblicos, en cada uno de sus combates, ha sabido convertirse él mismo en un excelente detonador. Con ochenta y cinco años, dista mucho de estar amargado o darse por vencido...

viernes, 19 de marzo de 2010

CANTO HEROICO Y FÚNEBRE POR EL SUBTENIENTE CAÍDO EN ALBANIA - ODISEO ELYTIS

Ahora yace sobre el capote chamuscado,

Con un viento detenido en sus cabellos tranquilos,
Con un trozo de olvido en su oreja izquierda.
Se parece a un jardín del que huyeron de pronto los pájaros,
Se parece a una canción a la que amordazaron en las sombras,
Se parece a un reloj de ángel que se paró.

Apenas “adios, camaradas” dijo con sus ojos,
Y la incertidumbre se hizo mármol.

Yace sobre el capote chamuscado.
Negros siglos, a su alrededor,
Ladran con esqueletos de perros al silencio terrible,
Y las horas, que se han vuelto palomas de piedra,
Escuchan con atención.
Pero ardió la sonrisa, pero ensordeció la tierra,
Pero nadie oyó el último grito.
El universo entero se ha vaciado con el último grito.

Al pie de cinco cedros,
Sin otros cirios,
Yace sobre el capote chamuscado,
Vacío el casco, enfangada la sangre,
A su flanco el brazo mutilado
Y entre sus cejas,
Un pequeño, amargo manantial, la huella del destino.
Un pequeño, amargo manantial rojinegro.
¡Manantial donde el recuerdo se congela!

¡Oh, no contempléis, oh, no contempléis adónde,
adónde huyó su vida! No digáis que,
no digáis que el humo de su sueño se fue arriba.
Así un nuevo momento, así un nuevo momento,
Así un nuevo momento dejó al otro
Y así el eterno sol al universo.

En una famosa obra de B. Brecht un personaje reprocha a Galileo su cobardía al retractarse ante la Iglesia diciéndole: “pobre del país que no tiene héroes”, a lo que éste responde: “pobre del país que necesita héroes”. Grecia tuvo más héroes que ningún país aquella mañana de Octubre de 1940. Hay pocas películas que reflejen la participación griega en la segunda guerra mundial, y sin embargo fue el primer pueblo que consiguió detener al hasta entonces invencible ejército italiano.
Desde el comienzo de la contienda Mussolini se había sentido celoso de los éxitos de Hitler. Ansiaba, y así lo había acordado con él, ser cerrojo y dueño del Mediterráneo gracias a su poderío naval, pero para eso necesitaba bases en las islas del Egeo que el dictador griego, Metaxás, ─por otra parte odiado hasta entonces por su pueblo─ se obstinaba en negarle con el fin de mantener neutral a su país. Finalmente, tras un ultimátum tan traicionero como tardío, pues cuando lo lanzó la escuadra italiana surcaba ya las aguas, el 28 de Octubre de 1940, 27 divisiones italianas con apoyo de artillería y aviación invaden Grecia en lo que iba a ser un paseo militar.
16 divisiones griegas de infantería ligera reclutadas rápidamente, sin artillería ni aviación y armadas con una colección variopinta de fusiles de procedencia diversa, muchos de ellos italianos, son enviadas por Metaxás precipitadamente al frente. O. Elytis, posteriormente premio Nobel, era uno de los soldados que el 11 de noviembre y contra todo pronóstico, en un ataque imposible, no sólo detuvieron a los italianos, sino que les hicieron retroceder 30 km hacia el interior de Albania y, todavía Papagós, el comandante en jefe griego, prometía a Metaxás que si conseguía un sumistro constante de municione ─recordemos que dada la diversa procedencia de sus armas no podían combatir todos a un tiempo por falta de municiones─, Tirana caería y los italianos serían devueltos al mar.
Por desgracia, en Enero siguiente muere Metaxás de leucemia y, a falta de un candidato voluntario, resulta elegido presidente un industrial llamado Koritzis que, incapaz de hacer frente a la amenaza, se suicidaría pocos meses después.
El seis de Abril del 41, Hitler, harto de un frente que mantenía inmovilizados a tantos miles de italianos que le hacían falta en otros lugares, invade Grecia con sus panzer. Algunos de los más brillantes poetas griegos, como Seferis, parten al exilio. Otros, como Sarandaris, mueren en el frente. Elytis y Ritsos sufrirán de por vida las secuelas de la guerra. Para la historia quede el dato de que nunca un dictador griego ha sido tan unánimemente apoyado por su pueblo como lo fue Metaxás cuando pronunció un no rotundo a las presiones italianas. Y. Seferis escribe en su diario: “Ese nuevo orden significa que deben asesinar al débil, que pueden utilizar las más sucias mentiras para asesinar a pueblos pequeños...Grecia, el 28 de Octubre, eligió vivir libremente o morir.” Elytis era uno de los miles de soldados de aquel frente que saltaban de alegría cuando una bomba italiana despanzurraba a una mula, pues ese día podrían comer.
En ese contexto se debe entender el canto heroico como un homenaje no a una persona en concreto, sino a todo un pueblo. Probablemente el canto heroico sea el mejor poema épico del siglo XX. La puntuación es mía porque Elytis apenas usa algunos puntos. De entre todos los cantos traduzco aquí el cuarto por la brillantez de su expresividad. Luis M. Modroño.

DE LOS NOMBRES DE LA SOMBRA - JORGE WIURNOS

Entre los conceptos metapsicológicos de la psicología analítica, hay uno que posee una significación mayor, y es el de sombra. Desde ya su sentido, y también su fonética, despierta toda una serie de resonancias afectivas, intelectuales y hasta sensoriales. Mueve a la memoria al recuerdo de experiencias vividas, no sin alguna inquietud. Por ello es que se hace referencia a toda una gama de fenómenos a los cuales se los puede denominar como simbólicos. Así en este término no hay claras delimitaciones y pareciera que remite a la imagen de algo que actúa y ejerce efectos, por esto es que resulta complicado darle una definición conceptual. Entonces, intentaremos acercarnos pausadamente y desde diferentes puntos de vista a fin de intentar aprehender algo de su presencia.
La palabra sombra deriva del latín umbra y lleva una alusión directa al fenómeno que se da por el influjo del sol, es decir con una vinculación ineludible a una fuente de luz. Así entre las múltiples definiciones físicas que le caben, se destacan las que la muestran como la proyección que un cuerpo arroja en el espacio en dirección opuesta a donde procede la luz o, también, como un cuerpo opaco que interfiere una fuente lumínica. Asimismo en la pintura es el color oscuro que se opone a los claros, posibilitando dar entonación y bulto a los objetos.
Pero también señala a cualidades más morales como ignorancia, mácula, defecto, falsedad, espectro de un muerto, una persona que sigue a otras por todas partes, la que impide que otra sobresalga o que se luzca. Es estar a la sombra, en referencia a lo carcelario.
Es decir, que en algunas de estas aproximaciones resaltan diferentes características, pero siempre las que hacen a lo oscuro, lugar donde no hay luz y en un juego dialéctico entre ellas. Pero también lo que es diferente, ambiguo, tenebroso, siniestro y lo que otorga espesor, lo que destaca rugosidad y da materialidad a los objetos y seres, su densidad. Lo que no veo y me sigue, lo ajeno. Un otro espacio de lo conocido, distinto de lo ideal y de las discriminaciones conceptuales y absolutas. La ambiguedad de las formas y que está siempre junto a las siluetas distinguidas, buscadas y sufridas de los cuerpos atravesados por su cosificación alienante.
Es lo que quisiera sacarme de encima, pero no puedo. Es el pecado, lo que atemoriza, es el espacio donde se alojan presencias peligrosas y desconocidas. Acechanza, no ver, corporeidad, sensorialidad de lo que me roza pero no veo, disvalor. Es la melancolía, la bilis negra, la noche, la aflicción del alma, la culpa, lo inferior y desagradable, el límite a mi ilusión yoica, el diablo, suicidio, gula compulsiva, traición, la mentira, la careta, el puñal oculto bajo el poncho. Es lo distinto y extraño, lo que no soporto.
Pero también lo que está en potencia, en germen, al amparo de la luz y de las inclemencias. Lo que va madurando y en un proceso de crecimiento. Son posibilidades no vividas ni desarrolladas, lo que no he integrado, y por lo tanto, nuevo. Lo que me puede hacer cambiar de orientación, lo que me sabotea y confronta en mi unilateralidad defensiva racionalista (o irracionalista). Es lo que hace que pueda dormir la siesta durante el día del trajín. Que esté bajo ese árbol preparando un asado. El descanso, lo que permite que baje la temperatura del cuerpo por tanto sol, donde la recuerdo a ella.
Es la reacción desbordante ante la injusticia, la sangre caliente, la palabra espontánea y vigorosa, la rotura de lo que oprime. Lo fascinante de lo ambiguo, del sentir que me lleva sin saber muy bien a donde, la piel de la serpiente. Lo arcaico, el hombre que siempre fui, pero que soy ahora. El hermano lobo con quien San Francisco de Asís entabló un fraternal coloquio y de alto vuelo. Lo que no se muy bien lo que soy. Picasso.
Así es que hemos señalado algunas de las características de la sombra y en que se puede percibir que contiene aspectos tanto negativos y nefastos como positivos y vitales. Que supone experienciar una presencia que es extraña y hasta hostil al yo, y en muchas ocasiones destructiva, pero también como aquello que da la oportunidad de iniciar un camino singular en el largo y difícil proceso de llegar a ser sí mismo.
Umbral de entrada al mundo de lo inconciente, que cuestiona las diferentes identificaciones narcicistas con que nos maquillamos, pero a su vez, con el gran peligro de ser devorado y perder los valores que la conciencia ha ido adquiriendo en su evolución, en tanto no de de una confrontación dialéctica y conciente entre ella y el yo. Solo en un encuentro dolorosamente soportado, en que se van perdiendo las ilusiones inflacionistas y megalómanas (o su otra cara: los sentimientos de inferioridad, el sentirse víctima), es posible establecer lo que Jung denomina como coniunctio, conjunción de opuestos que en un principio parecían inconciliables y en lucha desgarradora produciendo una disociación psíquica, con todas las expresiones de lo psicopatológico. La cura del alma es la circunstancia en que lo disgregado se reunifica por medio del símbolo o de la función trascendente. No es ya un entendimiento meramente intelectual de lo que hace el yo y lo que contiene la sombra y sus actividades, sino un aceptarse tal como se es, pero además, el poder convivir con esas presencias que pretenden la conciencia y que dan fuerzas al transitar por la vida, especialmente por su dinamismo arquetípico, base de las concepciones y valores de la conciencia y el yo.
El encuentro con la sombra revela al hombre humilde, ya que halla aquello que ubicaba proyectivamente en lo otros que actuaban como espejo de todo lo que no aceptaba de sí: la destructividad, la hostilidad, la maldad, la envidia, los celos, pero también la fortaleza que renueva, la posibilidad. Como la palabra griega pharmakón que significa veneno pero asimismo remedio que cura; así es la vivencia de la sombra, solo para valientes ( y solo para locos, como diría Hermann Hesse).

EL AUTOR ES DOCTOR EN PSICOLOGÍA. LA NOTA FUE PUBLICADO EL 10 DE MARZO DE 2010 EN EL BLOG: http://reflexiones-jorgewiurnos.blogspot.com/

DE LO ÍNFIMO COMO CONFIGURADOR DEL DESTINO - JORGE WIURNOS

La vida de los hombres lleva un transcurrir que puede acercarse a una plenitud vital o a una suma de sufrimientos y angustias que hacen muy doloroso su desarrollo. Pero en ambas circunstancias pareciera que hubiera un diseño que ante su expresión el hombre responde con una aceptación del mismo o con su desvalorización y negación.
La existencia de un algo que dé sentido para que el hombre se sienta acogido en una circunstancia más grande que él y le posibilite vislumbrar que su nacer en el mundo puede tener un propósito, es lo que vamos a considerar como constitutivo del psiquismo. En especial, nos mueve a la reflexión los actuales concensos de valores, en donde pareciera que nadan sobre un vacío y ya no solo de pobre elaboración intelectual y afectiva, sino con una ausencia de motivación sobre la conducta, y que justamente han dado lugar al estudio por parte de la psicopatología a toda una gama de fenómenos clínicos a los cuales se les ha dado el nombre de patologías del vacío, como las adicciones, los trastornos de la alimentación, personalidades narcisistas, etc.
Y es aquí donde no solamente se puede vislumbrar la pérdida de una orientación vital sino, y aunque parezca paradójico, la presencia de fuerzas dinámicas y de símbolos que permitan otorgarles un sentido al vivir.
Si revisamos la historia del hombre veremos que siempre han surgido ideas, sentimientos e imágenes que por su naturaleza simbólica han hecho que no solo advenga humano, sino que han posibilitado superar la situación de inmediatez de la existencia y encontrar algo que se relacione con lo trascendental, en cualquiera de sus expresiones.
Así lugares como la cueva para el hombre prehistórico, y que algunos entienden como que allí da inicio la cultura, en donde se desarrollaban ritos iniciáticos de muerte y renacimiento, de fertilidad, especialmente ligados a la Gran Diosa. En que el espacio se transforma en experiencia numinosa, donde se accede a diferentes niveles de conciencia y espiritualidad. El sentido profundo del agua, de las piedras, la sexualidad sagrada, no se han constituído como formas primitivas de la humanidad, sino como las manifestaciones del psiquismo profundo de los hombres.
Pero no solo hay un remontarse a miles de años atrás para poder estudiarlos sino que ejercen su influencia en las conductas de los humanos de hoy a través de los sueños, la imaginación, los afectos, los rituales. La vida se torna significativa en la medida en que haya la búsqueda de una meta, de algo que le de esa cualidad. Fausto fue aquel que entendía que ser hombre era no darse por satisfecho nunca. Pero la cuestión estriba en encontrar eso que genera un sentido y aquí es donde comienzan las complicaciones.
Porque lo que motiva la búsqueda no tiene una conformación ni se presenta ya constituído, sino es una posibilidad y una potencialidad según sean los actos de la persona en los momentos de su vida, en sus decisiones, y que permiten que no solo se tome conciencia sino que se encarne en lo cotidiano. El decidirse por un determinado camino y no por otro es la ocasión en que el sí-mismo empieza a adquirir forma y presencia en la vida de cada uno.
Esta posibilidad, y que en un comienzo es solo y nada más que eso, ejerce sus efectos a través de distintas expresiones, como por ejemplo los sueños, las tendencias de la personalidad, pero también las situaciones específicas que nos presenta la vida y que frente a las cuales se torna ineludible una toma de posición.
A través de ellas es posible comenzar a percibir y sentir aquello que se convierte en un valor para el vivir. De eso, único y propio para mí, y que es muy probable que socialmente carezca de valor, pero que me hace sentir que hay algo que alberga un secreto y un valor que no solo me orienta sino que me mantiene en pie. Que es superior y distinto al yo y a los conocimientos que he ido adquiriendo y de lo que se vende y de lo que se debe. De aquello que balbuceaba Charles Foster Kane en ese rincón guardado en su corazón en su lecho de muerte y cuya palabra era Rosebud, en la magistral película de Orson Wells El Ciudadano, lo siempre buscado y anhelado y que equivocadamente se intentaba encontrarlo a través de lo grandioso, del manejo espectacular y megalomaníaco del poder, del dinero, y que los grandiosos escenarios que el film desarrolla extraordinariamente.
Ese lugar vacío del que hablaba el Maestro Eckhart o el Budismo Zen o el Taoísmo, que solo las decisiones del hombre permiten que adquiera contenido y sustancia a través del transcurrir vital e histórico. Eso que es solo mío y que me define, me da un rostro característico y propio. Me empuja y me lleva a donde no quiero ir pero que en algún momento me procura paz, en la medida en que encuentre algo que me es propio como máximo valor vital. Es el llamado a la aventura, que impele a encontrar el peculiar camino y a apartarse de lo establecido y conveniente. El encuentro con fuerzas, imágenes y símbolos arquetípicos confronta al yo con el destino, y volviendo nuevamente a El Ciudadano, la búsqueda del poder, de lo validado y alienado socialmente, eran formas patológicas de un anhelo de hallar eso que diera un sentido y una orientación en la vida del protagonista y que solo pareciera que se hallara en el momento del morir.
Es ese centro que ordena y confiere un cauce a todas las tendencias y características psíquicas hacia la realización de lo singular y propio de cada uno. Lo contradictorio deja de ser disociador para encontrarse y encausarce hacia una meta en una travesía donde el yo realiza aquello que el sí-mismo impulsa e incita hacia el saber y ser más propio. Destino que llama y decisión conciente para seguirlo.

EL AUTOR ES DOCTOR EN PSICOLOGÍA. LA NOTA FUE PUBLICADA EN SU BLOG EL 16 DE MARZO DE 2010.
http://reflexiones-jorgewiurnos.blogspot.com 

martes, 16 de marzo de 2010

DESEO - VICTOR HUGO

Te deseo primero que ames,
Y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
Y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que sí es,
Sepas ser sin desesperar.


Te deseo también que tengas amigos,
Y que, incluso malos e inconsecuentes
Sean valientes y fieles, y que por lo menos
Haya uno en quien confiar sin dudar


Y porque la vida es así,
Te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
Para que, algunas veces, te cuestiones
Tus propias certezas. Y que entre ellos,
Haya por lo menos uno que sea justo,
Para que no te sientas demasiado seguro


Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
Cuando no quede más nada,
Esa utilidad sea suficiente
Para mantenerte en pie.


Igualmente, te deseo que seas tolerante,
No con los que se equivocan poco,
Porque eso es fácil, sino con los que
Se equivocan mucho e irremediablemente,
Y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
Sirvas de ejemplo a otros.


Te deseo que siendo joven no
Madures demasiado de prisa,
Y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
Y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
Y su dolor y es necesario dejar
Que fluyan entre nosotros.


Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
Que la risa diaria es buena, que la risa
Habitual es sosa y la risa constante es malsana.


Te deseo que descubras,
Con urgencia máxima, por encima
Y a pesar de todo, que existen,
Y que te rodean, seres oprimidos,
Tratados con injusticia y personas infelices.


Te deseo que acaricies un perro,
Alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
Erguir triunfante su canto matinal,
Porque de esta manera,
sentirás bien por nada.


Deseo también que plantes una semilla,
Por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
Para que descubras de cuantas vidas
está hecho un árbol.


Te deseo, además, que tengas dinero,
Porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
Por año pongas algo de ese dinero
Frente a ti y digas: "Esto es mío".
sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.


Te deseo también que ninguno
De tus defectos muera, pero que si
Muere alguno, puedas llorar
Sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.


Te deseo por fin que, siendo hombre,
Tengas una buena mujer, y que siendo
Mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes,
Hablen sobre amor para recomenzar.


Si todas estas cosas llegaran a pasar,
No tengo más nada que desearte.

GUITARRA NEGRA - LUIS ALBERTO SPINETTA


ADVERTENCIA


Como nadie tiene conciencia del "control" de los manuscritos, y aun de existir dicha conciencia, ésta no intervendria en mi obra, sino como referencia simbólica a la licitud de la temática, propongo que se olvide cada palabra a medida que ella se lea.
                                                                                                                                L.A.S.

Parte Primera


I
Yo nacía como un pato salvaje
pero era sólo consumación de brotes.
Era eterno mi corazón
eterna mi dicha
postrero el cuerpo para criaturarme.
Yo bebía de mi propia carne
como un secuestro de las razones no dadas.
Luego bebía de las viejas comarcas
ansiando que un suelo me proyectase desde la luz
como a un molino sensible
y el cielo me iluminaba
y yo ignoraba a los profetas.
Después me acomodaba en los látigos de la arena
detestando la sed infinita
obligándome dulcemente a echar del olvido al desierto
haciéndome fotos como ángel
como trueno
como especie inaudible de ritual corpóreo.
Y el silbido de mi viento interno,
eterno viento dentro de las uvas de las almas,
se consagró en los subsuelos del templo pagano
para perdurar en el antagonismo.
Ya que mis ramas carecen de rezos
con los que al flotar se lea el horizonte.

II
Estoy en una playa
en la que los vientos hablan a mis oídos
en la que la arena se humedece como una mejilla
y las botellas le han sido incrustadas.
Estoy tan amigablemente solo
mirando la orilla que va cambiando,
que escucho varias voces internas
y no sé cuál es la que me habla.
Es un momento para pensar en Dios
(comprender que somos parte de una
totalidad que nos contiene).
Es la hora en la que toda luz se desespera por brillar
y toda mi sombra se estremece al sentirse sabida,

VOZ DE DIOS
Oigo su gemido de papiro
de suceso que dice
de inabarcable reposo,
de pensamiento.
Y le oigo desde aquí,
desde donde sólo soy su desierto.
Oigole desde el desierto de su alma,
desde la soledad del silencio
y desde las voces de la mía.
Es una flor transparente
murmurada por sus pétalos
y vociferada por su tallo.
Sencilla es su mirada que retorna.
Todos sus colores son la luz que se ahuyenta
y su forma que se corroe.
Mas óigole decir innumerables veces:
"Yo soy de otro reino
venid a mí
venid a mí".

III
La orquídea ha muerto
con su mano desierta e inquieta
que la ha estrangulado.
Un músico dormido
inclina su fatigada cabeza
pereciendo entre la neblina del teatro.
¡Este cuadro me asombra más que mi espejo
cuando oigo el roer de los monstruos que viran a mi cráneo!

IV
Los Puentes de mi conciencia
están desplegados de sus extremos
y flotan en el aire tibio
como cosas dispersas.
Unas tremendas manos vacías
sobresaltan mi soledad
haciéndola aún más inexistente
pronunciando a tientas
las sucesivas muertes de mi alma,
mi alma de jarrón.
Hoy veo sólo la espuma
sobre la que retozan
los enternecidos desechos de mi esqueleto.

V
Pido disculpas 
a los días de Pascua
por haberme roto la boca
con el humo de la adormidera.
Pido disculpas
a la gloriosa peluca
por haberla pisado
con mi aplanadora de estiércol.
Pido disculpas
a la muerte
por haberme reído
mientras transcurría.
Pido disculpas
al enano
por haberle vomitado un calibre.
Pido disculpas
al blanco asiento
por haberle escrito
mi nombre con sangre.
Pido disculpas al ratero
por haberle robado
la joya robada
y haberla arrojado a su cráneo.
Pido disculpas
por haberme borrado
de la foto a pinchar,
Pero no pido disculpas
por la alegría que tuve
sin saber por qué.


VI


Ignoro quién era ayer yo mismo.
Quién se atrevió a venir en mí.
Pero sé quién soy ahora.
Y soy un corazón
una boca
y un espíritu.

VII


Voy a escribir un cántico
en el que la luz se funda
en el que el desierto llore
y los cielos se ondulen.
Voy a pronunciar la palabra.
Escribiré la carta para mis amigos
el grito para mis sombras
la primera raída y la última.
Encontraré tu corazón del otro lado
en el punto donde todo se junte
pues recogeré tu poema
y descansaré tu cuerpo.
Voy a buscar a la muerte para nacerla.
Alejaré de mi propia vaguedad el vórtice.
Voy a cantar a la luna rosa
Haré un verso que
Prometerá mi calma.

VIII


Disculpadme
trastos y martillos
por apretaros
y conmocionaros.
Esperadme sílabas
que de tanto pronunciar
os borro.
Ved en mi al sin igual terco
resucitando su diferencia demonio.
Y al patinador,
cómico deudo,
esqueleto incierto
de un cuerpo sin brillo.

Parte Segunda
LA MUJER

Una mujer
desde otra tarde,
salpicada por un profundo espejo.
Tirada en el abismo
con sus menstruos carmín
depositados en el limo natural
con la precisión de besos.
Una damisela realmente celeste.
Vestidos de espuma dilatados,
corsés rosa,
adornos y teñidos.
Una mujer con collares
con ojos manuscritos
con pezones labiales y suaves
con sombreros de pétalos tan claros.
Una mujer dada a su propio mundo,
mundo que la deglute
y que te da los rayos.
Le da canastos con frutas e hijos,
miembros que la deshacen
y la vuelven a hacer nacer.
Barriletes en azoteas,
ligustros blancos.
Una mujer transportada es un misterio.
Donde rozan sus pies dialogan flores
y aparecen sangres.

EL MUSICO

Acongojado llora
con sus débiles dedos
la furia y el odio
y el lodo
que fue su origen.
Las cuerdas de su instrumento
como míseros revólveres
o quizá tendones de un dios ebrio,
cantan.
Y es sólo penumbras
el despertar de su hora tardía.
Y es sólo tiniebla
el entornar pequeño de sus ojos.
El músico está allí
donde el dolor no puede confundirse
con los ecos del demonio.
El músico es por fin
la tenebrosa ansiedad
de no volverse loco por el tiempo.
La vida que no recuerda nada,
el antiguo reloj en el que cayeron las lluvias.
Su soplido, fresco rechinar del abismo, cae
Y su cuerpo de quimera y cárceles
va ensordeciéndose del cielo,
y quejándose de la soledad
que pudo por lo menos haber sido incomprensible
Y así se materializan
los pensamientos del músico
como cruces que se encuentran
acostadas en el vientre.
Y locas las guirnaldas del verano
entreabren su pudor
y se escucha el sonido.

LOS LOCOS

Los locos corren
por el pasto sin gritos
por la pradera venenosa
y por la piel, entre la luna.
Y los locos giran
sin temor al mareo.
De la casa al árbol,
de la ayuda al horror.
Cuando uno de los locos hable,
los cuerdos, retozando en la penumbra,
oirán el ruido
y verán las verdades.
Los locos que parecen aprisionados
por la muerte selecta del escándalo
tienen pechos rugosos
y bordeados de lumbre.
Y los locos lo saben.
Desde su atónito lenguaje,
por intersticios de meninges espectaculares,
los locos se precipitan
a paralizar el mundo de la muerte.
Aunque más no sea,
para sentarse a llorar.
No hay soles en sus días
Y en sus noches
sobreviven los colores de un ojo que no los ha deseado.
Por eso,
y porque la ventosa de fuego
rebalsa de temor
ante la fantasía de los sanos;
el obturador de los locos está presto
como una lanza.
Y al perforarnos de una vez
con una certera puntada entre la vida y el cielo...

EN LA FERIA


Terrible multitud 
hombres avanzando
espacios muertos.
La delicia implacable
atrayendo cuerpos contagiosos.
Sobornados para no protestar
se reducen unos a otros
en la indescifrable grieta.
Pétalos serenos
agitan su temblor aguafuerte,
respirados por ciénagas.
Respirados ellos:
¿Por qué tiemblan?
La curva colosal
de un ave rápida
y el silencio todavía más vivo
estallarán al amanecer.

***


La curva tarrena
es una esfinge
corrida en el oasis
por la lengua sedienta
que nunca intentó perdurar.
Parlanchines los cometas y el gentío.
Toboganes oidores del desecho.
Por eso, en la feria,
mediocre, el insulto es primero.

ZAGUAN

Pasan los euclidianos
satisfechos de su mérito.
Pasan los atormentados platónicos.
Los adormilados y hasta los imbéciles.
Todos consumen sombra y contornos.
Los veo partirse desde mi boca fresca.
Luego, uno de ellos tira del hilo y dice:
- ¡Pasan tiempos irreales!

EN El BAILE

Una centena de sapos
bailan alegremente.
El sol ilumina sus cráneos
tan parecidos a los nuestros
y sus uñas
tan enormemente crecidas
como las uñas de un hombre.
Una muchedumbre de piojos
ejecuta una danza
y crece la temperatura de sus corazones
tan apropiados para los agujeros
que nos sobran,
y sus risas se elevan desde el balde.
Al abrir la puerta de la casa
cesan los zumbidos y los gritos.
Entonces se ve cómo la sirvienta barre
y acomoda las alfombras
mientras la melodía que musita el jardín
retumba entre los pliegues de la rumorosa corona.

PAISAJE

La carne nieva
vestida de perla
y los rostros se cubren de gases.
Las platas adornan.
El cuero gime.
La voz se quema en el patio
de las benedictinas.
El suelo baila.
La paz es hueca.
Dentro de su humo
se gesta un diablo sereno.
La fruta cuelga.
Los trozos del cielo
vuelan por el aire.
La piel se esparce
luciendo su hueso.
Y en los aljibes de la lirnosna
un gato masca las grises monedas
y el enterrador husmea
la ventana de tierra.
La calle resbala
desde la montaña
y el enjambre del verde
descubre su panza.
La paz es hueca
la paz es falsa.
Dentro de su humo
se engendra un diablo
se carcome el topo
se infarta el pájaro.

POBLACIÓN

Van a venir a golpear
al torpe herrero
por haber devorado a su perro
tras la fonda del paredón blanco.
Irán a encontrarse
dos amantes innatos
que no se aman
pero conocen los lugares estériles
donde precipitar.
Detendrán a los viajeros
unos pregoneros borrachos
y los desnudarán
y les robarán las joyas.
Los chicos van a venir
a celebrar en las tumbas
con sus cumpleaños de gasa
sus gorros burlados
sus pasos de nieve.
Se juntarán las tristes hormigas
alrededor del charco de la leche caída
sobre el trozo de carne olvidado.
Caminará el sacerdote sediento
los faldones de tierra
que separan las verjas
de la iglesia sombría
a la que ya nadie acude.
El lobo aullará
despertando a la gente
y sólo será su quejido
motivo de vigilia y espera.
Vendrán a quitarle los rostros
a la falsa abuela
y a la atónita bruja amnésica.

LAS HORDAS SOBRE ITALIA

Está hurneante el volcán
sereno terror de lo rojo.
Los rumores escuchados por doquier
disimulan apenas al hombre,
allá lejos,
así confiado a su agonía
por el Imperio del Retorno.
Se alza en lo alto esa brisa hirviente
que destruye las cabezas de los pájaros
en un rondar de muerte.
La noche de las hogueras
reclama soldados y difuntos.
Algunos niños han quedado dormidos
entre los senos de sus madres perdidas.
La pira estimula a los perros.
La lúes envenena e¡ agua y el vino.
Las trompetas de toda una vida
han quedado maniatadas atrozmente a sus sones,
como recortes unidos a un tallo burilado.
Las letrinas ahogadas
escogen el bazar para la compra del sol.
¡Qué eternidad!
¡Qué canción diabólica¡
¡La vastedad del silencio sería el rasguño!
¡La hecatombe sería peor!

SOCIETY

Sólo el turbio mote
del alma acorralada y absurda
diluyendo su semen
entre las carnes débiles del barro.
Los árboles corrompidos
que angostan la luz de la ventana.
La carta quemada en el hogar del hielo.
Más allá la Población épica
La que luce los colores de la guerra
La bastarda peregrinación
La imagineria humana.
Y alojados y embebidos en la triste comedia
Placeres Pagados en oro
Horas de cocktails
Deseos de asesinar en el aburrimiento.

No hay fe en un cielo de crepúsculos cerrados
Ni hay sombras en un espacio de la forma primera.
Parte Tercera

I


El peregrinaje
desata el espiritu
en el camino virtual
y lo esparce al aire
y cuestiona el lenguaje
de las cortas estadías.

II


Volvió trayendo sigilo y paz
un predicador.
Vi a su cofrade parado, regulador de enigmas.
Vi promontorios sublimes y atómicos
divisiones en el aire mismo
provenientes del sol.
Del centro de esa descripción cónica
se desprenden abismos que son repartidos.
Y el ojo del mago nunca ejecuta la vista.
El vacío no se ve, está en todo el vacio del mundo.
En esas leyendas, el predicador invita
a las madres a dejar de representar el sudor de su dios ponedor.
Y es inútil persuadirle
de que no hay tal intención
entre los hijos del mundo
que son los venenos de esa excreción.

III


A Grigori Iefimovich Rasputín


Una desesperada mueca ha encontrado el teatrero
En el fondo estaba olvidada
Aun sin estar oculta
Oscura apenas en el poro de un armiño de la casa.
- ¡Ea!, ¿qué saben ustecles?-
espeta indolente
recurriendo a la tosca pena del encubrimiento.
Y en su fina boca,
alborotado cerebro prominador,
se dibuja un ancho secreto.
Luego se va.
Ha cerrado nuestra puerta sin conocerle las manos.
Ha posado su duda y ha vuelto a sumergirse.
Es tan blanco en el polvo
como en la nieve sangrienta.
25 de enero/76

IV


Tomen del cuerpo del que corría
su viento
en el que se han trasladado sus exequias.
Inunden su alma
con la energía de toda finitud.
Pero aquel cuerpo huido,
tan sólo esos perfectos conclaves de la carne
trasladáronse al pie del Juez Supremo.
Veredicto:
Cuerpo móvil,
continuidad naciente.

Aquel cuerpo cuerpo infantil e hirsuto
delimitado apenas por la detonación del espacio
está incrustado corno un ámbar
en el aparente cráneo del cristal del tiempo.
Y el cristal remuévese en su fluido
como pasos en la sombra.
Pero aquel inmutable ser propulsado,
aquella fascinada proyección,
escapada de la placidez de la muerte,
se ha conducido hacia la nada.
(Nada, ¿dónde estás tú en medio de esta nada?)
y de la nada se sugirió su impulso
que incumbía a todo lo inexistente.
Y desde ese rnismo estado inatómico
escapó como girniendo por el desahogo
como estirándose
todo lo infinitarnente misterioso
de nuestra respiración.

Parte Cuarta

I
Ocurre en todos los casos
en que participa la ridiculez
que se sustrae el símbolo de la idea
y queda la cosa,
pequeña cosa,
aislada sin esperanza y sin mensaje.
Ocurre en todos los casos
en que participa el ignoto
que se sueña con la psicología de un proceder
-idea estéril, acto condicionado-
sin poder evitar la deformación.
Ocurre en todos los casos
en que participa la verdad,
que se transforma todo sentido aparente,
espejo falso,
en lugares ciertos entre la nada y el infinito.

LAS MUELAS

Dieciséis muelas
adosadas
a una boca estanque.
Las llamaradas
dejaron un lugar salvaje
para morir con la lengua.
El puente de este destino de papila
es salir a contenerlo todo
como a un sorbo.
Pero no sólo se han condenado a sí mismos
los buitres de las bocas
(a veces mueren también hojuelas
que descansaban fuera de la planta).
Yo, conmovido,
vuelvo entonces a mi retina.
Veo dieciséis muelas
abandonadas allí por la ridiculez.

II


La cara pequeña
de otras ilusiones
y otros secretos
se cubre tímidamente
asumida en un cuerpo
arrebatado de luz.
Los cofres dorados
y sin magnitud
ejecutan el formato
de otro mundo indiferente a todo reflejo.
Y la herrumbre de los días
es un color que vivió en las formas,
en un error de no haber sido la propia cosa.

LA REINA


Los cabellos de la reina
asumidos a su cabeza.
Los dedales que de sus uñas hacen puntas.
El vestido dorado
sobre la piel escarlata y la corona verde de huesos y musgo.
El mal humor de la reina
cuando despertó al día
para mostrarle las marcas de la alcoba
en la que el rey la toma,
El rey no usa peto.
La reina y su pañuelo son celestes
como el principio de la noche.
Por la espesura del campo
las liebres corren hacia el sol.
Las espigas aparecen más allá de estos campos
que son su dominio,
el pobre dominio de la reina de las trenzas,
la tristeza.
El oro.

III


Disueltos los fieros
en los cobardes,
suenan a ya devorados
los ecos y las voces de las escuadras de carne.
Por estas márgenes
no hay ya más río.
Evaporo los trozos
de la porfiada línea
que el sol puede o no dibujar
sobre las formas.
Para ello y sólo entonces
acontecen los tallos.

HOMBRE DE LA TEZ ILUSORIA


Posaré la hermosa y serena cabeza en mi almohada
Desde allí verá una imagen
Un círculo con mi venturosa cabeza.
Mis manos dormidas habrán mentido
Habrán tocado la máscara de su suave cráneo
Y habrán sentido la melodía
Y habrán de creerlas un sombrero y un pájaro.
¡Las mañanas que toque se partirán en mí!...
Las lágrimas que venderé por ahí por sus almas
se reunirán en el alimento de otros seres con sed.
Y la columna de aire del idilio de los árboles
morirá con su prosa de hombre cansado de clamar.
Hombre de la tez ilusoria,
exhausto ya de clamar a través de sus ramas.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Yo sueño con el eterno trigal,
ese júbilo del orfebre,
y tengo un niño y un tallo seguidos a mi risa,
risa que se díluye hacia los cuatro puntos cardinales
mientras se acercan otros seres en derredor de esta
espiga distante
(yo sueño que dormitan las pasiones de un Rubens
entre pálidos labios de mujeres heridas).
¡La disfrazada falla de los sonetistas!
¡La maléfica servidumbre de los victorianosl
Otros artistas pivoteados por posesiones,
Trotadores que irán cayendo tras aquéllos
junto a sus sonidos poseídos antes.
¡La rivalidad de mi corazón se daña conmigo!

IV


Ultimamente he ingerido demasiados demonios
he practicado por los alambres,
alambres que quemaban mi corazón
y ungúentaban mi conciencia
Conciencia dormida o muerta
me da lo mismo.
Pero no sufro
ya que todo retorna
y los cuentos de oro
habrán de convertirse en realidades de un día.
Volveré a mi y la demencia retornará al antiguo sentido
de las charlas alrededor del fuego
entre las gárgolas del templo.
La luz está muda, ahora,
cuando resuena sin estrellas.
Y el campo se vuelve un papel orgánico
para desmenuzar la pequeña historia
del miedo a lo inmenso.

DESACELERACION

I


Toma tus terráqueas y ásperas sogas
y despréndete humildemente de tu trono.
Los arbustos que temblaban en la colina
se han cansado de palmotear.
Es insólita tu alma.
Tantas cosas de pie
elegidas de entre millones,
saturadas por vivir aquí.
Tantos cometas inconmensurables
Surcados de cielo (cielo, donde tú habitas).
Y los hombres, tú y yo,
un conjunto en lo absurdo.
En lo que el sentimiento de una magia
se une a la forma
alejada de toda indigencia sin vida,
comenzada a ser hacia el futuro.
Futuro que tarda en abrir sus ojos
que tarda en ansiar su trópico
que nos da de comer hasta la muerte.

II


Pero la atrofiada mandíbula...
Estamos atrofiados por demás.
Aun si no tuviéramos bocas
estaríamos comiendo carne apenas con los párpados.

III


Por la orilla secreta
Ovillan las sentencias
Rebalsa la magia
Ruedan las calles.

IV


Lo importante es que escriba cómodamente:
"Repite con la persona que amas
que eres responsable del destino".
Brama en la penumbra de tus días.
Consigue exhalar la muerte, deslizándote,
Derroca al líder de tu maldad y ahórcalo.

V


Cántate una canción reivindicatoria
mata al hijo de los dioses
conecta tu máquina de¡ tiempo.

VI


¿Consigue aquel disfraz parodiarte más que tú mismo,
en tu carcomida vislumbre?
¿Ves naoer algo o crees que sólo hay muerte?
¡Vamos!
Rodéate de tus espejos
y cuando entumecido,
cuando despreciado por tanto abuso
y tan descarada mentira,
intentes absolverte con una ráfaga de emoción,
verás que tu corazón se pudre
irremediablemente seleccionado para caer.
Entretanto se enceguecerá la imagen de tu alrededor
quemado ya por la última farsa.

VII


Así comenzó tu propia maldición,
En tantos años de vigilia,
a través de una locura de largo tiempo,
a la que escondiste vanamente
entre tus mártires.
Y tu cara comenzó a rasparse
contra la calavera,
tiñéndose de la humedad típica de la muerte.
Y manos desconocidas
cavaron una desolada porción de tu tumba
para ser completada con unas tristes violetas.

VIII


Pensé
que habías salido de viaje
acompañado de tu sombra,
silbando,
hablando con el ti mismo.
Por atrás de una llovizna,

EL MISERABLE

Desencajados los enormes océanos de tu plegaria a nadie,
discreta palabra,
saludo al éxodo de la virtud.
Dilapidados los lingotes de tu estadio de crucifixiones.
Saciado el oro en su sed de manos malditas
Y arrojado a la turba el guisante de la demencia maestra
Bebido tu vino,
ya nada permanecerá en tu corazón.
Sus sentimientos y sus alegorías
se habrán marchado hacia el latir de otro reposo.
¡De entre las brasas de tu alberque
cantarás nuevamente tu canción diabólica!

V


¿Qué hermosas mañanas veré en esta ceguera?
¿Y qué plácido encuentro dará vueltas sin llegar al munclo?
Ahora no son sólo las memorias
las que arriman sus dibujos de diarios.
Están también los hálitos
El espiritu
Los antepasados.
Cuando esta cabeza sea atravesada por el sol,
la misma vida ondulante
sentirá estremecer su cráneo.
Y despierta, voceando su incertidumbre,
resbalará por los peldaflos
ausente de toda tenebrosa razón.
Perdida entre las especies de antaño.
Y entonces:
¿Qué voz de] cristal endulzará el alma?
¿Qué juego habrá?
¿Qué grito?

Parte Quinta

I


Hay una locura intensa
que necesita un cuerpo y una fulguración
y se desarrolla lentamente
en el tiempo
o en la eternidad de un tiempo.
Y hay otra locura
periódica,
de la sangre y el alma,
que es fugaz como el sol,
que no admite desarrollo ni duración alguna en el tiempo.
Que es un llanto,
instantáneo resoplar del cuerpo,
y que sana, distante,
en un elixir que difícilmente se prueba.

OK


Antes de saber que era una piedra
Ese señor ya había desaparecido
Su señora husmeaba los lugares
con un velo de pena.
Pasaba delante de su propio marido, sin verlo
Volvía llorando
a dormir sus lutos con el verano que podía.
Como todo seguía igual
decidió mudarse.
Y se llevó solamente una valija como un juguete.
A los pocos meses
el marido sobrevino de la nada.
Y desapareció la piedra
sin haber sabido que fue un hombre.


MAS PELlGROSO QUE...


Penetraron inexplicablemente
quince monos en mi habitación.
Comencé a llorar,
a pedir auxilio.
Y mis vértebras hervían.
Uno de los monos tenía un revólver
y comenzó a disparar.
En menos de un minuto
eliminó a los otros catorce.
¡Ahí vi mi aventura!
¡Cómo se deslizaba fatalmente mi suerte!
Luego me habló de la muerte absoluta,
algo con lo que advertí que dañaba mi conciencia.
Me apuntaba mientras tanto
y le supliqué que se fuera.
Pero el mono me disparó a mí también.
Mientras moría,
vi renacer a los simios.
Recobraban la vida rápidamente
y escapaban de mi cuarto. 


II  


Con los roperos,
viviendo con los roperos,
aprendió a saludar
con ruido de puerta.
Le parecía insignificante su actividad en otros cuerpos,
siendo madera.
Veces hubo en que fue bisagra o picaporte.
El tiempo pasó enorme.
Lo único que no aprendió
fue a reír en esa situación,
pues los roperos no se oirían reír
entre tanta locura y tanta espera,
Al morir dejó dicho en un papel:
"Me voy de aquí a esperar
del otro lado de mi fin
una sonrisa de todo lo amorosamente imperturbable".

III


Sólo los filos inesperados de la noche
con su eterna copa de negro aluminio,
su sonrisa gigante
sus párpados de abismo
sus sueños antiguos
su silencio, su muerte.
Sólo la paz que busco en esta noche:
¿Llegaré a verla, a verla en la luz?
Confirmaré la profecía de¡ cerebro.
Luego, un sueño mecerá mi mano en la brisa,
Sólo en la noche entornaré mis hendidos espejos.
Las clavijas deberán anunciarme las grietas,
las quebraduras.
El vacío interior.

AVE FENIX


En lo que recuerdo que era mi cara
veo sólo una inmensa hoguera.
Mis labios ya secos por el inienso bramar
y una palabra gritando en el cielo quemado.
En aquella forma perdida de la que recogí mi cuerpo
vi estremecimientos involuntarios y gestos de miembros vacíos.
Vi una eterna fila siguiendo cadáveres que se bañaban,
Oí una estrepitosa maquinaria sin silencio.
Entre mis petates encontré luego una carta mojada y deshecha.
Eran las plumas del pájaro que vuela sólo una vez.
Toqué pulmones de su hálilo,
imágenes con vísceras de su exhalación carnal y primera.
Y vientos nacarados y resquebrajados infinitas veces
ante la violencia de su nacimiento.

Parte Sexta

Traspasó la luz un germen que era indómito,
y atravesado éste,
vaciló un instante.
Luego recobró su paso en la marcha uterina.
Sintió que iba a producirse un momento de magia:
Una ovulación.

SONETO INTRAUTERINO


Desde el oráculo del vientre abierto se ve una placenta
Es una figura de mármol que adquiere movimiento
Apenas un espejo y un sol parecen los destellos del fondo.
A la vez, una melodía recorre el eco de este espacio.
La naturaleza realiza su descripción
Y nosotros emitimos la fe de nuestro secreto
Y se sabe que en un suburbio del abismo periamos nuestro ahogo.
Madre eterna, tu creación es serena.
Es la seda que el tiempo no corrompe.
Porque su alma vuela hacia la luz.
Porque su corazón se ilumina de magia.

EL ANGULO DE LA VIDA


El ángulo de la vida
es una semilla.
Las trabajosas hileras
que nos dieron años de respiración.
El secreto del árbol
consiste en proyectar la luz,
la luz de los rayos del cosmos
y las últimos fuerzas que resucitan desde el fuego del centro.
Y el atisbo del fin
es el desierto interminable
inmerso en la finitud
de la que nace el árbol.

II


Enumeramos ahora ciertas cosas:
CUERPO, CIELO, PALABRA y ACTO.
Cuerpo es el sinfín, donde experimentamos cada sensación por separado,
corno granos de arena y cada sensación en su totalidad, como arena.
Cielo es el punto al que nuestra vista identifica
más velozmente, por cubrirlo todo.
Palabra es la cara de la voz y es el sitio intermedio
entre el cuerpo y el cielo.
Acto fue el de los hombres que, al verse atrapados
en el paraíso, intentaron escapar del cielo.

III


Feliz es el día
Feliz es la noche
Feliz es el cielo
por cambiar todo el tiempo
sin moverse de sitio.

MIRADA


Los pájaros en el oriente
son mensajeros de la luz.
En la continua respiración del valle
los animales han vuelto a serenarse
en sueños
Y las brisas Pasan lentamente.
Alguna trompeta, en ese amanecer,
intentará exhalar la lejania.
Es su sonido
surcando las enigmáticas plantas del verano.
Hasta que se venza esa mirada
y vuelva a caer el manto de la noche
y se entumezca levemente la nostalgia en las sombras.

IV


Intensa luz azul
de rayos y de veranos:
¿Era triste la flor que disipaste en tu viento?
¿Frágil la libélula natural?
¿Anciana la marmita de resplandores ocultos?
Agil color que serpenteas la mente:
Debiste venir con el señuelo del sol
Y hubieras descansado junto a los hombres.

V


Una eternidad después
de la consagración de nuestras estaciones
seguirnos encerrados entre instintos.
Muero toda ternura.
Estarnos siendo arrasados
por el tiempo de la vida.
El despertar se demacra junto a las actividades del sol. Todo escarba y arroja de sí mismo las basuras de la noche o de otro amanecer súbdito. - Lejos, las escorias de la vendimia infinita continúan clamando. - Pero todo está tranquilo. - Ante esa fantasmal incongruencia de borrascarse viendo a la futilidad estremecernos, sólo ha de presentársenos como visión un enorme monasterio en el que recluirnos por siempre.

Parte Séptima

DEL PORQUE DE LAS PLAYAS
El hombre que camina y no sabe lo que busca
se ha declarado arena
y podría sentirse sol entre las algas y los ripios.
¡Loco acantilado consumido y no acostado nunca!
Porque la playa es un lugar de ciertos sueños
hacia donde emigra la cabeza del enigma
y se hace sal el universo.
Atrás quedan las gaviotas, el agujero de las nubes.
Esas aguas se conservan entre el viento.
Alguien que ha jugado y se ha dormido
ya es el cielo.
Se ha tomado de sí mismo
en un abismo mudamente coloreado de cerezas.
Nadie descubre al hombre solo que no busca lo que quiere,
pero desde adentro sabe transformar.
A veces se comporta como un último lugar.
Porque sí, desde hace mucho.
Hasta que el agua le haga dientes y riquezas
y le socave el vientre de los nidos
y los ojos casi carne del éter
y el hombre ya no esté.
Por más que se lo quiera buscar, no esté
ni como piel, ni como piedra,
o esté jugando a ser como la roca.
1969

LAPSOS


Haber descifrado la madeja
Haber inquietado estos sentimiento.
Prolongado estos lapsos
Inundado estas ideas y estas palabras
Es sólo haber pasado por un aire
Sin reflejos siquiera del código del tiempo.
Todo este espacio tu, eterno,
¿verdad, antigua poesía?
anterior lucha?
lejana canción?
silueta de los labios del último verso?...
Todo este tiempo fijaron humores,
una hilera de cadencías
una cuchillada retirada del cuerpo
una herida vaciada
un leve sueño.
Y el país entre este signo
y aquél úitimo
(el último rincón mirado,
la recóndita falencia representada)
es el país de la huella.
¡Hibridez de un territorio!
Aprisionamiento entre aquella y esta `carrie".
Intertapíado de rumores
entre eslabones y paredes
de la única poesía.
Poesía que sangra
y al detenerse abre la frontera
y sopla los papeles vacíos.
Dice denuncias de ese absoluto dios poético
dios de la miserable porción de infinito entré estas palabras
y las que vendrán.
8 - X - 75
  
I


El suelo era turbulento
en esa la tierra distinta y pelicular
donde las apariciones
brotan desde el suelo, como semillas.
Propondría que eran
Antiguas repeticiones
Inseparables pseudópodos de un núcleo
Mechas
Alcaloides florales
Herrumbre
Futuro.
Así viajan las delgadas hojas de toda esta retícula nueva y
húmeda del secreto onírico de aquella imagen.
Imagen en la que sucedieron y se formaron corpúsculos móviles.
Imagen en la que hubo viajes que despertaron en la ventanilla de un tren reseco.
O viajes de pasar a través del coral del cuerpo.
El ojo del sueño que es ese temporal,
el crepúsculo del sueño (de ese ventearse) su orgasmo:
¿Es exaltado por el minúsculo movimiento del cuerpo de aquella célula?
Esa contención manifiesta una húmeda vida que se mueve,
generando así que se mueva una tenue potencia de otro
teatro inexorable, no-manifiesto, no-condescendiente ni expectante.
Es lo halital
Lo que no condena
pero tiene su verde mito.
Tiene un sentimiento
Un amor perceptible
Un límite en su propia vena.
 
II


Invítame a complacerte
y desearle
Desmiente las carnalidades
Subyuga por entre los ecos
todo rito de aproximación
Descárname
Pues al verte huiría
Pero si al percibirle en un más allá
supieras guiarme,
yo sería tu minúscula sonrisa
y reiría.

III


Largo
hacia el cielo
morada
desdicha joven
piedra azul
Cadenas calcáreas
Bodas del río y los peces
Más allá
los inalcanzables retornos del beso
La prodigiosa estela de tu boca
retenida apenas por el oír de su palabra
contenida por la señal
contada por la poesía.

IV


Suave
renace un aire en tus ojos
que iluminan pasos diferentes.
Los rostros enloquecidos de adentro
han comenzado un descanso
un reflejo tuyo que se insinúa perpetuo.
Hueles a nube
tus caricias irán calmándome.
El destino es loco y anciano,
No dejará de perder
una costumbre de nosotros.
Cuando las horas pasan
no habrá momento ni memoria
y reiremos saludándonos.

V


Y loca tu eterna boca maquillada de verano
extraña y rebelde
nos ha dejado su beso.
Ese almizcle nos ha hechizado
Nos ha supuesto tus hermanos
Tus congéneres
Tus tatetíes
Tus dioses.
Y por enire la dificil caricia de la obra,
como recibiendo por fin la mágica verdad,
hemos comprendido que sólo somos tu retorno.
Entonces, ven, sigamos besándonos dulcemente,
pues somos tus hijos.

TU VIDA

No llegues a mí sin pronunciar mi nombre
No te acerques sin que la lluvia te haya besado
Ni los iluminados te hayan respondido
Ni pequeños pájaros azules y verdes hayan volado sobre ti.
Abre la ventana que te acechaba,
que miraba hacia adentro
y cubría tus ojos de deseos ignotos
(La virtud asomará como una seña) en los vitrales),
y al olvidar, al volver,
serás la misma.
Entonces no te acerques sin que cure tu mal.
Y huya tu muerte.
Yo soy tu vida.
Malentiénderne.

LA MUJER INOCENTE


Las calles se hicieron espesura
cuando te aventuraste
y durante el verdor
reíste de la penumbra.
Las páginas de los libros
se arnarillentaron
cuando avanzaste
y hablaste la palabra del nuevo día.
Los cánticos se entumecieron
cuando Dios hizo sonar tus labios cual gotas.
Estas remembranzas
están impregnadas de ti
porque dormiste c
cuando intenté rodearme con tu noche.
  
VI


Sé que tú me sientes deambular en tu conciencia
Oyes cómo retozo por la pradera
con tus manos y con las mías
superpuestas en el aire que rueda al caer tu párpado.
Ves que también hay un milagro tuyo
Se abre junto al intenso pétalo de la luna.
Tu ropaje se ha trastrocado con mi visita
y se esconde como una anémona que agoniza
sin extrañar la vida.
Vida que le damos tú y yo en este infinito descanso,
este laberinto que nos desnuda
y yergue a nuestras ansias,
luces ebrias ya del vino de su estío perpetuo.
Almas a solas en su descabellado pedido.
Pero he vuelto a la placidez de mi mano,
ese sueño que se acomoda para acariciarte.
Ya no temo que un súbito girar de su dedo ocre y deforme
haga trizas el rasgo de tu pausa,

Escorias diferenciales del alma de la letra poética

I


Los enviones de la noche alientan el mensaje de los árboles con sus uvas y de las manos precarias de la tiniebla buscando el río.
Las márgenes del río, desenvueltas junto al arrebol de otras ánimas manjares, esperan a las ranas viajeras, entornando las aguas burbujeantes que son su magia de descenso y de juncos.
En el interior ae esta alma nocturna, revelada al cielo por el color de la una que recibe, los prodigiosos peces se enamoran de una danza termal, eterna propagación de cristales internos, y antes del alba se consumará para lo eterno, todo ese brillo y toda esa calma.

II


Más allá del recoveco de lo pensado,
pensado sin referencia,
que sería inútil eco de la impresión,
una voz medular recorre las vírgenes.
Enardecida, crea el oído deshipnotizador,
medita muerta como los goznes.
Las mismas órdenes a los mismos miembros.
Columpio que no se evita jamás
y es verde.
Verde igual a un deseo.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


La sorpresa que no se consume
está detenida en un paraje inexpuesto.
La sorpresa que no se representa
es un momento de ese paraje,
lanzados sus limites hacia aquí,
mientras las células de esto
rodean algo con su débil perímetro.
Y en ese enfrentamiento no hay conciencia
(si no hay sorpresas
si nada fue escogido, ya que nada ha servido para alguna conmoción),
Entonces, de todo,
del ser y el paraje
sólo quedan extremos.
Es la lejanía de nuestros propios dedos
la otra sorpresa
la otra colisión.


III


Se torna difícil escribir con la misma brutalidad con que se piensa.
Se torna raro advertir los desmanes de algún término equivocado, porque la valentía de estos signos nos va proponiendo otro idioma despierto.
Pero en la brutalidad, en esa orfandad de tersura de los pensamientos, de tanto drenar el adobe corrupto de los otros, no hay salvación posible que no contenga a la muerte, que necesariamente no reanime su sopor con una parálisis perfecta, quizás un shock elertrocutor o un despiadado estrellarse de corpulencia inacabada.
La totalitaria vergúenza de estos pensamientos locos, se desenmascara sólo para proyectarlos contra las fragmentadas evoluciones de la carcaza consciente, redimiendo esa incontenible borrasca animal con un grito, una contracción del gesto teatral de la sílaba.
Veo que la brutalidad del pensamiento es tan sólo otro pensamiento que se ejecuta con violencia y perece estampado contra su propia sombra como los objetos arrasados por la bomba de Hiroshima.
Es obvia la deducción: el pensamiento animal que proyectamos es tan selecto y vigoroso, que sólo dura el instante fugaz de una mariposa concebida al azar.
Pero en el atropellado desfiladero de la mente expuesta al sufrimiento de las miserias sociales distintas -por siempre distintas sean las miserias de vivir en la poesía, de aquellas en las que vivir en la poesía representa un complot para saciar al estórnago-, la soledad de estas barbaries mentales ejerce sobre el resto de los pensamientos una corriente de energía liberadora.
Por los agujeros que profanaron estos brutales delirios al detonar en su corta existencia, pasan centenares de delicadezas e idilios, y son estas prometidas certidumbres las que nos permiten iniciar y luego ahogar el verdadero diálogo con el universo.

IV


La boca cansada decantar por el cuerpo promete un silencio y entonces todo queda coronado lentamente y se transforma en un corazón.
Los designios instantáneos del afuera quedan, por consentir que el silencio los absorba, anidados en el sereno adentro y esta mutación esencial del sonido traduce voces de estrados diferentes de alucinación, espectros vocales de otras ciudades despiertas, adosadas como palmas delebles a esta otra magnitud.
Llovió, y en la celebración que sigue a la lluvia, las criaturas nocturnas emiten una energía de misterio que no cesa de contagiar al viento para que agite alguna flor todavía despierta. Es inmensa la conoentración de las plantas, el increíble pensamiento de aquella raza callada bajo la lluvia; es tanta la fuerza de las ideas agrupándose para la descripción de esto, que no es posible ni el rumor de la menor de las nostalgias.
Solo el ulular del pelaje y la ropa, y el concierto de las llaves cerrando el candado, los rincones de las plantas sostenidas por puntos levenriente en éxtasis de agitación, columnas de órganos de pasos de ciempiés indescubribles, gargantas verdes de pistilos locuaces y cimbres de tallos.
Algunas hojas brillantes caen indistintamente alrededor. Ahora comprendo que el suave viento precipita la ea ída de las gotas apenas imantadas, desorientando al oído. Sensible concierto; todos esos ruidos circulares y claros disimulan, quién sabe por qué complicidad cofrádica de la noche, la presencia y los pasos de los fantasmas allí convocados.

V


Este verdadero poema
no ha sido resuelto aún,
pero quiere vivir bajo su form
Aquí, como sea. Yo intento atraerlo hacia nosotros,
creo poder transmitir apenas un mote de su espiritu
y en ello dejo buena parte de mis comisuras.
Quizá con el tiempo  las estrofas y los versos se resequen
y musten desde entonces
un sórdido dibujar de su descreimiento.