miércoles, 16 de marzo de 2011

¿LO HARÁN DE NUEVO ? - DANIEL CÓRDOVA

Desde América Latina contra el atropello
¿Lo harán de nuevo?
Venezuela encabeza las prédicas de autodeterminación y plan político pacífico respecto de los acontecimientos en Libia. La sublevación planificada, con elementos internos y externos a ese país, muestra una vez más el hambre petrolero de los países centrales, antiguos aliados del régimen de Kadaffi.
Por Daniel Córdova | Desde Caracas
Los acontecimientos ocurridos en la República de Libia durante las últimas semanas ponen en evidencia dos cosas: primero, que la gula imperial sigue siendo obscena, insaciable, impúdica, cínica y descarada. Segundo, que el libreto diseñado para justificar la invasión militar de un país rico en petróleo es la copia al carbón de la burda estratagema desplegada para masacrar al pueblo iraquí a comienzos de este siglo XXI.

A varias semanas de iniciado el conflicto, las pocas informaciones a las que hemos tenido acceso provienen en su mayoría de fuentes poco confiables y aportan –como casi siempre- datos confusos, fuera de contexto y pasados por el tamiz editorial de grandes corporaciones mediáticas, alineadas con los intereses de los centros de poder hegemónico. Es decir, las versiones recibidas únicamente hacen énfasis en la única cara que conviene mostrar de los acontecimientos, según los intereses de quienes se han erigido como los grandes amos de la prensa y del mundo.

Así, hemos visto cómo raudos y veloces editores, analistas, comentaristas, anclas, reporteros y articulistas de derecha se han cartelizado –una vez más- para retratar a Kaddafi como un pérfido genocida, un tirano deleznable que está masacrando al pueblo inerme, lo cual no sólo debe ser condenado por la comunidad internacional, sino que debe suscitar una intervención militar del gran imperio norteamericano y las fuerzas de la OTAN como su apéndice armado en esa región.

De nuevo, se nos ha escamoteado nuestro derecho a estar efectiva, oportuna y verazmente informados acerca de lo que acontece en una región particularmente compleja por su historia y sus rasgos distintivos desde el punto de vista religioso, cultural, económico y sociopolítico.

El tribunal mediático internacional ya emitió su veredicto. Todos debemos bajar la cabeza y acatar el fallo que dictaminó una invasión militar que permita fragmentar el país y asesinar a sus mujeres y niños, como han hecho en Iraq y Afganistán; al igual que lo hace sistemáticamente el régimen sionista de Israel con los ciudadanos palestinos, sirios y libaneses. En resumidas cuentas, se trata de los “daños colaterales” que la humanidad debe pagar cada vez que al imperio le venga en gana; esté ávido de petróleo, o, sencillamente, las cuentas de su irracional modelo de explotación y destrucción no cuadren.

Las voces de la dignidad. En medio de tanta hipocresía y miedo, una vez más la voces de Cuba y Venezuela asumen la vanguardia de un movimiento contestatario, de una política exterior Latinoamericana y Latinoamericanista, con L mayúscula, diseñada desde el Sur y cuyo norte son también el Sur y sus pueblos, tantas veces oprimidos, vejados, saqueados y excluidos.

Hugo Chávez y Fidel Castro han denunciado que no poseemos suficiente información, que no está suficientemente claro lo que ocurre en la nación nor-africana, como para emitir una condena inamovible y dar el visto bueno a una invasión militar, que sería la tercera en lo que va de este siglo XXI.

En un mundo de complicidades y conformismos, el Comandante Chávez ha asumido con valentía la responsabilidad de emitir opiniones que van a contracorriente de los dictados del stablishment. A petición del presidente venezolano los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) se han reunido de emergencia para presentar una propuesta ante la Comunidad Internacional orientada a dos objetivos fundamentales: uno, conformar una comisión de alto nivel o un grupo de países amigos que viaje hasta Libia y pueda conocer in situ lo que verdaderamente ocurre; y el otro, estructurar una mesa de diálogo que permita hallar una salida pacífica al grave conflicto, respetando la soberanía del pueblo libio y su sagrado derecho a la legítima autodeterminación.

Lo que luciría tan sensato y obvio ante los ojos de cualquier cabeza pensante, ni siquiera se ha asomado como posible propuesta en las reuniones y asambleas de esa entelequia, de ese cascarón vacío repulsivo y tan rematadamente cínico en que se ha convertido la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Estamos a tiempo de detener un nuevo y doloroso derramamiento de sangre. Las fuerzas de la razón y la verdad demandan una acción contundente, especialmente de la opinión pública internacional. Quedarnos de brazos cruzados ante la maniobra belicista que cocina el imperio, en sus ansias neocoloniales de controlarlo todo y retrotraernos a la época de la diplomacia de las cañoneras, no es una opción. Hay que denunciar esto hasta el cansancio y sumarse a la propuesta más sensata que ha surgido hasta los momentos.

En vez de abogar por la guerra y el genocidio, aboguemos por el entendimiento, el diálogo y la paz que proponen los países del ALBA, como expresión de una nueva integración Latinoamericana basada en la cooperación, la solidaridad, la soberanía, la complementariedad y la unión. Este mundo ya convulso y estupefacto ante tanta basura lo sabrá agradecer, ¿o es que acaso lo harán de nuevo?

FUENTE : APM | Agencia Periodística del Mercosur 
www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.

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