lunes, 11 de mayo de 2015

LA HEGEMONÍA ES LA LÓGICA CONSTITUTIVA DE LA POLÍTICA PESE AL DISCURSO NEOLIBERAL


A PARTIR DE LAS IDEAS DE ERNESTO LACLAU
Hegemonía y poder neoliberal
Basándose en las ideas de Ernesto Laclau, el autor advierte que “la Hegemonía es la lógica constitutiva de la política”, mientras que “el discurso capitalista intenta adueñarse de todo el espacio simbólico”.


 Por Jorge Alemán *

A Ernesto Laclau, en el primer
año de su muerte, en Sevilla

La Hegemonía es la lógica constitutiva de la política y no simplemente una herramienta de la misma. Pero para desentrañar esta afirmación debemos dar algunos rodeos que nos permitan cierta captación del asunto. La Hegemonía no es una voluntad de poder, ni un deseo de adueñarse del espacio de la representación política. Es siempre muy llamativo que cada vez que emerge una fuerza política transformadora, con vocación de ruptura y con un horizonte emancipatorio, se le enrostre su “pretensión hegemónica”. Cuando esto está proferido por los medios corporativos de la derecha, se ve claramente la jugada; el Poder neoliberal es una dominación que se disimula como consenso, una dominación que se presenta más como una dependencia a una serie de dispositivos que conforman a la subjetividad que como una sumisión impuesta. También se presenta como una dependencia inerte a determinados mandatos que ni siquiera son explícitos, pero sin embargo eficaces. Es lo que llamamos corrientemente la “naturalización” del poder neoliberal, disfrazar su ideología bajo la forma del “fin de la ideología”.

Pero, ¿qué es la Hegemonía?, ¿cuál es la lógica política que la sustenta según Ernesto Laclau? De entrada hay que admitir una complejidad intrínseca a este concepto, a partir de esa radicalización del programa gramsciano que encarna Laclau con su pensamiento. Partamos de los momentos básicos de su constitución como concepto fundamental de una “ontología política”. Primero: la realidad está constitutivamente construida por discursos; los afectos, los cuerpos, las pulsiones, están atravesados por el discurso, marcados por sus significantes, determinados por una retórica y una gramática que suspende toda idea de una “fuerza original e inmanente” que se pueda representar directamente. Segundo: estos discursos que constituyen la realidad lo hacen de tal manera que no pueden nunca representarla en su totalidad. El discurso constituye a la realidad, no la puede representar de modo exhaustivo, y sin embargo, se tiene que hacer cargo de intentar representarla de un modo fallido. Esta brecha “ontológica” entre discurso y realidad es irreductible e imposible de ser suturada. La representación vehiculizada por el discurso es estructuralmente fallida, existirá siempre una “heterogeneidad” que impide que la representación se produzca como totalidad. Por último, en este Límite del discurso al representar la realidad, frente a esta heterogeneidad irreductible, frente a esta “diferencia” imposible de cancelar, se articula el momento político que llamamos hegemónico. No puede haber política sin pasar por el dilema hegemónico. Hacerse cargo de representar aquello que se sustrae a la representación, nos muestra que lo Político no es un subsistema de la realidad, sino el modo privilegiado en que la misma se constituye. El momento hegemónico se resuelve de forma siempre fallida a través de un término limite, ya sea el denominado significante vacío en Laclau, “objeto a” en Lacan, clase hegemónica, en Gramsci. La brecha insalvable entre el discurso y aquello que no puede eludir representar es lo que la Hegemonía, insistamos en su carácter fallido, intenta resolver.

Emancipación

Una vez formulado este rodeo teórico y, ya entrando en mis propias consideraciones, debo decir, y éste es el sesgo de lo que denomino la “izquierda lacaniana”, que no considero al Poder neoliberal una Hegemonía, al menos en este sentido estricto que hemos intentado delimitar. Las lógicas de dominación repudian y son fundamentalmente refractarias a la construcción de experiencias políticas hegemónicas. El Discurso Capitalista que soporta al Poder neoliberal no admite ninguna brecha, ninguna heterogeneidad inicial, se presenta con la potencia de representar todo y llevar todas las singularidades y las diferencias a la totalidad del circuito circular de la Mercancía. La Hegemonía nunca es circular, está siempre agujereada en sus fundamentos, mientras que el discurso capitalista es un funcionamiento “contradiscursivo”, podríamos decir, que intenta incluso adueñarse de todo el espacio simbólico. Siendo la propia producción biopolítica de la subjetividad un claro ejemplo de esta cuestión. Por ello, el odio por la política hegemónica por parte de la derecha es finalmente un odio a lo simbólico y al sujeto que puede emerger en dicho campo. Un sujeto distinto de los proyectos uniformizantes de la biopolítica neoliberal.

Sólo puede existir la Emancipación, que es un duelo y una despedida de la “metafísica” de la revolución y sus “leyes históricas”, si se pasa por la apuesta hegemónica como articulación de diferencias que nunca serán anuladas. La emancipación nunca logrará realizar una sociedad reconciliada consigo misma, como esperaba el marxismo canónico. El momento hegemónico es insuperable, no hay sociedad que no sea en su propia existencia una respuesta a la brecha que la constituye.

El “saber hacer”, con esas brechas, esas diferencias, esas heterogeneidades, en la construcción de una voluntad colectiva, es el arte de lo político.

Por todo esto, y ésta es una cuestión crucial, de entrada debemos señalar que líderes, elecciones, participación en las instituciones políticas, medios de comunicación etc., no expresan a la hegemonía ni la representan, son parte de la misma, juegan en su interior, en lo que Ernesto Laclau denomina en su lógica hegemónica, la “extensión equivalencial de las diferentes demandas”. Estas se deberán articular a un significante vacío que represente a la totalidad imposible, para permitir la emergencia de una voluntad colectiva, que nunca es algo dado de antemano por ninguna identidad o por la llamada “Psicología de las Masas”. Aquí debemos hacer una apuesta sin garantías, o el crimen es perfecto y el discurso capitalista se ha adueñado de la realidad y su sujeto, de tal manera que ya está definitivamente emplazado y solo llamado a ser material disponible para la forma mercancía, o existen diferentes superficies de inscripción donde lo político-hegemónico, de modo contingente, puede hacer advenir un sujeto popular y soberano. Un sujeto interpelado por aquellos legados simbólicos que lo preceden y por las demandas de distintos sectores explotados por las oligarquías financieras. Estas demandas singulares se caracterizan porque no pueden ser absorbidas por la arquitectura institucional dominante. Las demandas no satisfechas institucionalmente son el punto de partida, pero sólo el punto de partida, para que las diferencias ingresen a una lógica equivalencial. Teniendo en cuenta que ya no podemos imaginar una fórmula de desconexión del capitalismo, fundamentada supuestamente desde “leyes objetivas y científicas”, la ruptura populista es la respuesta a ese “esencialismo” de tradición marxista. El populismo no es una renuncia a la radicalidad de la transformación revolucionaria, es aún más radical, porque de un modo materialista admite los impasses y las imposibilidades que se presentan cuando la parte excluida y no representada por el sistema intenta construirse como una hegemonía alternativa al poder dominante.

En cuanto a los medios de comunicación y los distintos debates que acompañan el asunto, parece que no se puede ser optimista con respecto a los mismos. Como aquellos que ven en los medios y particularmente en las redes una posible forma de “capital variable” escindido que contribuiría, a la larga, con una nueva emergencia de una Multitud transformadora. Pero tampoco como la realización del crimen perfecto donde el sujeto desaparece en la enunciación de los medios de comunicación para volverse parte de la “gente”. El Pueblo comienza cuando “la gente” se revela como pura construcción biopolítica. En esto, el Pueblo es tan raro y singular como el propio sujeto en su devenir mortal, sexuado y hablante. El Pueblo es una equivalencia inestable, constituido por diferencias que nunca se unifican ni representan del todo. Sin embargo, su fragilidad y contingencia de origen, es lo único que lo salva de la televisión, los expertos, los programadores, la contabilidad etc. Pero sólo en los pliegos más íntimos de los dispositivos de dominación neoliberal es que el sujeto popular puede advenir, lo otro es soñar con el espejismo de una realidad exterior pura y sin contaminación, que por su propia fuerza inmanente terminaría por desconectar la maquinaria y sus dispositivos.

“Sólo en el peligro”
Es cierto que, desde perspectivas anteriores más propias de lo que podríamos llamar una “ortodoxia lacaniana”, se podría pensar que lo político se queda, en efecto, en la superficie de las cosas y que nunca consigue transformar radicalmente nada, y que la “repetición de lo mismo” socava desde dentro cualquier proyecto. Pero ahora ya no se trata del ejercicio lúcido del escepticismo, ni de la razón cínica, posturas por otra parte anacrónicas y patéticas. Hemos ingresado en un tiempo histórico donde vemos consumarse lo que Lacan precisamente llama el “discurso capitalista” y Heidegger las llamadas “estructuras de emplazamiento técnico”, que a la vez constituyen, radicalizaciones teóricas y prácticas de lo que Marx llamaba “la subsunción real” del Capital en su dominación abstracta. Por ello, es inevitable pensar en la política como el único lugar posible donde se puede dar un combate con respecto al proyecto de deshistorización y desimbolización que el neoliberalismo comporta. El neoliberalismo es la primera fuerza histórica que se propone tocar, alterar, y volver a producir al sujeto, intentando eliminar así su propia constitución simbólica. Parafraseando al filósofo, “sólo en el peligro de la política puede crecer lo que nos salva”.

Sin correr el riesgo de quedar atrapados en aquello que queremos a la vez destituir, no hay actualmente posibilidad de asumir un proyecto populista de izquierda de vocación emancipadora. Estamos siempre a punto de naufragar, y hay que entender que a partir de ahora siempre será así, porque ya no volverá a nosotros aquel espejismo ideal de estar cumpliendo con los pasos revolucionarios que supuestamente expresaban el fundamento de una ley histórica. No sólo nunca fue así, aunque el ensueño metafísico fue trágicamente potente, sino que ahora sería absolutamente funcional a la dominación neoliberal jugar el juego de un hipotético radicalismo revolucionario.

Conectar la política con la vida real implica que la misma es travesía, construcción, articulación, de una heterogeneidad que no siempre toma la dirección que más anhelamos, pero que sin ella no habría nada que oponer como Hegemonía al régimen del Capital.

* Psicoanalista. Autor de Para una izquierda lacaniana.


LA OFENSIVA DE LA OTAN A NIVEL PLANETARIO: YA NO TIENE FRONTERAS

«El arte de la guerra»
La ofensiva de la OTAN global

La alianza atlántica sigue extendiendo sus operaciones por el mundo. Ya está presente prácticamente en todas partes.

por Manlio Dinucci 

La Organización del Tratado del Atlántico Norte ya no tiene fronteras. En Europa, después de extenderse sobre 7 países del antiguo Pacto de Varsovia, 3 repúblicas ex soviéticas y 2 de la ex Yugoslavia –destruida mediante la guerra–, la OTAN está absorbiendo Ucrania. Las fuerzas armadas del régimen de Kiev, que desde participan desde hace años en las operaciones de la OTAN en diversas regiones –como los Balcanes, Afganistán, Irak, el Mediterráneo y el Océano Índico–, se integran cada vez más en las acciones que emprende esa alianza militar bajo las órdenes de Estados Unidos. El 24 de abril de 2015 fue firmado un acuerdo que de hecho las inserta en la red de mando, control y comunicación de la OTAN.

Eso sucede en el mismo momento en que el parlamento de Kiev adopta por unanimidad una ley que elogia como «heroico» el pasado nazi de Ucrania y que, mientras ilegaliza el Partido Comunista y clasifica como acto «criminal» toda referencia al comunismo, califica de «combatientes por la independencia de Ucrania» a los nazis que masacraron allí decenas de miles de judíos.

En Lituania y Polonia, la OTAN ha desplegado cazabombarderos que «patrullan» los cielos de las repúblicas bálticas, al borde del espacio aéreo ruso. Después haber encabezado la «misión» durante los 4 primeros meses de 2015, Italia se mantendrá implicada allí al menos hasta agosto con 4 cazabombarderos Eurofighter Typhoon.

En Asia Central, «región estratégicamente importante», la OTAN está absorbiendo Georgia, que –ya integrada a sus operaciones– «aspira a convertirse en miembro de la alianza». Por otra parte, sigue «profundizando la cooperación» con Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán para contrarrestar la Unión Económica Euroasiática (que a su vez abarca Rusia, Bielorrusia, Kazajstán, Armenia y, desde mayo, Kirguistán).

La alianza atlántica se mantiene también «profundamente implicada en Afganistán», país que la geografía imperial incluye en el «Atlántico norte», con gran importancia geoestratégica ante Rusia y China, y donde prosigue la guerra de la OTAN mediante el uso de fuerzas especiales, de drones y de cazabombarderos –52 incursiones aéreas sólo en el pasado mes de marzo.

En la parte occidental de Asia, la OTAN prosigue la operación militar secreta contra Siria y prepara otras –Irán sigue estando en la mirilla– lo cual se demuestra con el desplazamiento del LandCom, el mando que dirige todas las fuerzas terrestres de la alianza. Y al mismo tiempo la OTAN refuerza su asociación –ya puesta a prueba durante la «campaña de Libia»– con 4 monarquías del Golfo (Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar) así como la cooperación con Arabia Saudita, el reino que –como denuncia Human Rights Watch– sigue masacrando la población yemenita desde el aire con bombas de fragmentación proporcionadas por Estados Unidos.

En el Extremo Oriente, la OTAN ha concluido con Japón un acuerdo estratégico que «amplía y profundiza la larga asociación», al que se suma un acuerdo análogo con Australia, acuerdos que apuntan contra China y Rusia.

Apuntando hacia esos mismos blancos, los principales países de la OTAN (como Italia) participan cada 2 años, en el Océano… Pacífico, lo que el mando de la flota de Estados Unidos define como «la maniobra naval más grande del mundo».

En África, después de haber destruido el Estado libio, la OTAN está tratando de reforzar su presencia militar en los países miembros de la Unión Africana, a la que también proporciona «planificación y transporte aeronaval» en el marco estratégico del AfriCom [1].

En Latinoamérica, la OTAN sostiene un «Acuerdo de Seguridad» con Colombia, país ya comprometido en varios programas militares de la alianza –como la formación de fuerzas especiales– y que puede convertirse rápidamente en un nuevo socio.

Y no habrá de qué sorprendernos si uno de estos días, quizás no muy lejano, Italia envía sus cazabombarderos a «patrullar» los cielos de Colombia en el marco de una «misión» de la OTAN contra Venezuela.


Fuente: Il Manifesto (Italia) - Autoría: Manlio Dinucci. Geógrafo y politólogo. Últimas obras publicadas: Laboratorio di geografia, Zanichelli 2014 ; Geocommunity Ed. Zanichelli 2013 ; Escalation. Anatomia della guerra infinita, Ed. DeriveApprodi 2005.



SUBJETIVIDAD: LO QUE EL MERCADO SE LLEVÓ - UNA REFLEXIÓN DE OTOÑO DEL AÑO 2000

Subjetividad: lo que el mercado se llevó
(Una perspectiva desde el pensamiento 
de Cornelius Castoriadis)

I. Hubo una vez un sujeto ...

Salir a las calles con preguntas tales como "¿considera que se han producido cambios importantes en su modo de ser en los últimos 10 años, y que son atribuibles en alguna medida a la realidad social?; ¿ve alguna modificación significativa en el modo de relación entre las personas durante la última década?; ¿su modo de vincularse en y con el espacio social, incluyendo los espacios específicamente políticos, ha cambiado?; ¿su consideración sobre el futuro, sus esperanzas, tienen menos fuerza hoy que en 1989?" , etc., etc., implicaría encontrarse - a no dudarlo y seguramente el lector ya habrá respondido en ese sentido - con respuestas positivas. Esto quiere decir que algo a la vez vago y familiar para todos como eso que llamamos subjetividad, se ha modificado, y profundamente.
"Subjetividad: (...) lo que pertenece al individuo o es inherente al sujeto humano. No obstante, en filosofía se utiliza preferentemente como sinónimo de «autoconciencia» o «conciencia» de sí mismo, por la que el hombre se percibe como una unidad siempre idéntica y diferenciable respecto de los demás seres u objetos del mundo. (...) aunque, para el racionalismo, esta idea de subjetividad (...) es el fundamento absoluto de todo saber, para sistemas filosóficos posteriores, este concepto parece más bien vacío, de modo que, de cara a la verdad y al saber, aun los datos inmediatos de la conciencia deben interpretarse en una relación de intersubjetividad con los demás"1.
No me extenderé más que para señalar que, a partir del advenimiento del psicoanálisis, y su descubrimiento del inconsciente, adviene una nueva perspectiva de la subjetividad. Algo - desconocido por su consciencia - orienta al individuo en su pensar, sus afectos, sus actos. La consciencia sufre una derrota definitiva en su pretensión de considerarse sinónimo de sujeto. Este lejos está de ser la unidad proclamada tradicionalmente por la filosofía, y no está ahí donde piensa, sino que es en buena medida "pensado" por su inconsciente, y a partir de su inserción en una sociedad.2
A lo largo del siglo XX diferentes pensadores y escuelas psicoanalíticas han abordado la cuestión de la subjetividad, sobresaliendo Erich Fromm, Wilhelm Reich, la Escuela de Frankfurt (Marcuse, Habermas, Adorno, etc.), el psicoanálisis de raigambre estructuralista (Lacan), y la destacable figura de Cornelius Castoriadis. Sobre este último nos detendremos, para tomar de su obra elementos que nos permitan realizar un análisis de los avatares de la subjetividad en la Argentina en estos últimos diez años.

II. Castoriadis: marxismo, psicoanálisis y sujeto

Cornelius Castoriadis: griego de origen, militante troskista en su juventud, ya graduado de filósofo, economista y abogado, y amenazado de muerte por stalinistas y fascistas, se exilia en 1944 en Francia, donde organizará el grupo-revista Socialismo o Barbarie - junto con Claude Lefort y Edgar Morin entre otros -, rompiendo primero con el troskismo - por considerar inadecuada su caracterización de la URSS - y finalmente con el marxismo. Esto último queda plasmado en su obra fundamental: La institución imaginaria de la sociedad, en el cual se observa, además, su acercamiento al psicoanálisis y su retorno sobre la filosofía. La influencia de sus ideas y del grupo Socialismo o Barbarie fue fundamental en los hechos de Mayo del '68, y en los movimientos Solidaridad en Inglaterra y Polonia. Desarrollará su obra - entre otras cosas centrada en sus originales concepciones de la psique y la sociedad, y el lazo entre ambas - hasta su muerte, ocurrida en diciembre de 1997. Para entender su mirada sobre la subjetividad actual, es indispensable hacer un recorrido mínimo por algunas de sus ideas.
Castoriadis consideraba que el marxismo no había conseguido escapar al horizonte del pensamiento heredado -determinista- : había cambiado el determinismo metafísico hegeliano, por un determinismo económico, proyectando hacia el pasado lo que en realidad era y es la característica central del capitalismo: la ubicación de la economía en el centro de la vida social. Coexisten en la concepción marxista de la historia dos postulados incompatibles: por un lado el determinismo económico; y por el otro, la idea de lucha de clases. Ambos postulados son antagónicos y le llevan a decir que, paradógicamente, el marxismo "olvida" la lucha de clases en la caracterización que realiza de la historia, al centralizar la determinación en el devenir autónomo de la economía. También - y sobre todo - sostiene Castoriadis que Marx considera una esencia inalterada del sujeto, ya que la motivación económica aparece como la esencial, inmodificada a lo largo de los siglos.
Lo que sostiene en La institución imaginaria de la sociedad es que hay un elemento que no ha sido considerado hasta el momento, que aparece al mismo tiempo esbozado y ocultado en Aristóteles, Kant y Freud, que es lo que denomina elemento imaginario. Este procede de la psique, y es la capacidad que ésta tiene de crear representaciones, a partir de su imaginación radical; a nivel del colectivo, se expresa como imaginario social instituyente. Esto hace que la sociedad tenga una dimensión instituyente - de creación -, y otra donde está lo instituido. El devenir de la historia tiene que ver con las rupturas que se producen en lo instituido a partir del accionar del imaginario social instituyente. Los ejemplos que Castoriadis da son los de Grecia del siglo V AC, la Revolución Francesa, y los inicios de la Revolución Rusa - para pensar en los grandes cambios en la historia - ; pero también están los cambios que se van dando en períodos más largos y que no abarcan a la totalidad de lo instituido (por ejemplo, los cambios en la subjetividad de mujeres y jóvenes a lo largo de este siglo 3). Para que estos cambios tengan lugar, es necesaria la creación de nuevas significaciones imaginarias sociales 4. Estas animan a una sociedad, se encarnan en sus instituciones (escuela, familia, trabajo, medios de comunicación, etc.), y son incorporadas por los individuos al participar en ellas, socializando su psiquismo (al que Castoriadis considera, desde el psicoanálisis, en su complejo funcionamiento). Esto redunda en la fabricación de individuos conformes a determinada cultura, que deben estar al servicio de su reproducción. Pero a partir del ejercicio que los sujetos hagan de su potencialidad de autonomía, al poder reflexionar sobre el origen, sentido y finalidad de las leyes que gobiernan a su sociedad, este estado puede revertirse, cuestión poco probable (así lo muestra la historia), pero posible; las sociedades occidentales siempre están en cambio, por la presión de la imaginación radical y el accionar del colectivo anónimo en la creación de nuevas significaciones imaginarias. La diferencia es si este es un proceso lúcido - con conocimiento - o no (que es lo más frecuente).

III. Proyecto de autonomía y capitalismo

El proyecto de Castoriadis para la sociedad, es el proyecto de autonomía: que los individuos puedan darse sus propias leyes (tal la etimología de la palabra autonomía). Que asuman que ellos son los creadores de las leyes que los gobiernan, que estas no les han sido dadas por dioses, por la economía, por ancestros iluminadas, etc.. Propone a la democracia como régimen, y no como suma de procedimientos - como se da actualmente en las sociedades occidentales - entendiendo que el proyecto de autonomía es un proceso, no un fin, y que la democracia exige la asunción de que está en nuestras manos la decisión de cómo vivir, siendo un régimen que ubica a la autolimitación como eje: todo puede ser posible en ella, pero todo no debe ser posible. De hecho, en las sociedades actuales está la marca de dicho proyecto, ya que los últimas centurias han estado caracterizadas por la lucha entre el proyecto de autonomía y el capitalista. Y con esto entramos ya en el objeto de estas líneas. De esa lucha han quedado infinidad de conquistas, visibles claramente en estos últimos cien años. Pero esta lucha sufre un eclipse - según Castoriadis desde la década del 60 - que se precipita a partir de la caída del Muro de Berlín, habiendo quedado como único proyecto el capitalista. Durante los '60 se observaron las últimas manifestaciones del proyecto de autonomía, con la puesta en cuestión de las significaciones imaginarias del capitalismo (y no solamente, dado que no escapó la misma URSS, que tuvo su Primavera de Praga), con levantamientos como el de Mayo de '68, las luchas de los negros y contra la guerra de Vietnam en EEUU, en Argentina con el Cordobazo y movimientos afines, en un clima de insurgencia globalizado.
La característica central de la época actual, es el apagamiento de dicho proyecto, con el ascenso de la sociedad de consumo y de lo que Castoriadis llama insignificancia (volveremos sobre este término). A nivel político, se produce una evanescencia del conflicto político y social. Han desaparecido o retrotraído los movimientos contestatarios, acompañado de la apatía e indiferencia políticas por parte de la mayoría de los ciudadanos. Los partidos políticos - a derecha e izquierda - han devenido "máquinas burocráticas" y están muriendo de "inanición ideológica". En lo socioeconómico, el capitalismo ha ingresado en una nueva fase de su desarrollo, caracterizada por la hegemonía de "supersticiones neoliberales", con la mundialización de la producción y el intercambio; esto tiene como consecuencia la pérdida de control de los Estados nacionales sobre la economía, y el auge de la especulación que hace de la economía capitalista un casino, generando en la economía mundial un estado caótico en el cual son posibles toda suerte de crisis catastróficas.
Todo esto es a causa de que la significación imaginaria del capitalismo ha sido - hasta el momento - la triunfante. Esta es "la idea de que el crecimiento ilimitado de la producción y de las fuerzas productivas es de hecho la finalidad central de la vida humana. Esta "idea" es lo que llamo una significación imaginaria social. [a partir de su creación] Le corresponden nuevas actitudes, valores y normas, una nueva definición social de la realidad y del ser, de lo que cuenta y de lo que no cuenta ... filósofos y científicos imponen una torsión nueva y específica al pensamiento y al conocimiento: no hay límites para los poderes y las posibilidades de la Razón ... [esta significación] Se manifiesta [también] en la "aplicación racional de la ciencia a la industria" (Marx) ... se manifiesta en toda la ideología del "progreso". Ya que no existen límites a la progresión de nuestro conocimiento, no existen tampoco a la progresión de nuestra "potencia" (y de nuestra "riqueza"); o (...) los límites, allí donde se presenten, tienen un valor negativo y debe ser rebasados. (...) De aquí la idea curiosa, hoy todavía compartida por la mayoría de los científicos, de una progresión "asintótica" del conocimiento hacia la verdad absoluta (...) En una palabra el movimiento se dirige hacia más y más; más mercancías, más años de vida, más decimales en los valores numéricos de las constantes universales, más publicaciones científicas, ... y "más" quiere decir "bien". "Más" de algo positivo y, naturalmente, desde el punto de vista algebraico, "menos" de algo "negativo". (¿pero qué es positivo o negativo?)".5 La idea de expansión ilimitada del dominio racional ("pseudo-dominio, pseudo-racional") habla del totalitarismo inmanente al imaginario capitalista.6

IV. Capitalismo actual y subjetividad

La hegemonía actual de la significación imaginaria del capitalismo, según Castoriadis, produce en los sujetos los siguientes efectos:
Conformismo generalizado: a causa de la disminución de la participación de los ciudadanos en la cosa pública; las instituciones políticas cumplen con la finalidad de alejarlos de los asuntos públicos, persuadiéndolos de la inutilidad de su participación. Es una muy pequeña parte de la sociedad la que gobierna (una oligarquía liberal), y decide acerca de sus sucesores. Ante la hegemonía de la significación capitalista, desaparece el contenido de toda oposición real entre "derecha" e "izquierda". Todo esto produce un sujeto conformista y privatizado: la gente "empezó a darle las espaldas ... a los intereses comunes, a las actividades comunes, a las actividades públicas - rehusando tomar responsabilidades. Comenzó a retirarse a una suerte de mundo "privado", correspondiente a su familia y unas pocas relaciones"7 Así, "hemos visto desarrollarse, en el mundo occidental, un tipo de individuo que no es el tipo de individuo de una sociedad democrática o de una sociedad donde puede lucharse por incrementar la libertad, sino un tipo de individuo que está privatizado, que está enfermo dentro de su pequeña miseria personal y que ha devenido cínico a consecuencia de la política. Cuando la gente vota lo hace cínicamente. No creen en el programa que les es presentado, pero consideran que X o Y es un mal menor en comparación a lo que fue Z en el período anterior".8
El sujeto ha pasado de ser un ciudadano y un productor, a ser un consumidor: su mira está en buena medida en la adquisición de más bienes, más diversión, más sensaciones, más viajes, etc.. Se encuentra pasivizado y capturado en una inundación de ofertas desde los medios de comunicación de masas.
Que el capitalismo haya quedado sólo en el escenario, no puede menos que llevar a un momento destructivo de la vida social 9, del cual la privatización es un dato, lo mismo que el conformismo. Lo más importante de nuestra época es el avance de la insignificancia. "Los individuos no tienen ninguna señal para orientarse en su vida. Sus actividades carecen de significado, excepto la de ganar dinero, cuando pueden. Todo objetivo colectivo ha desaparecido, cada uno ha quedado reducido a su existencia privada llenándola con ocio prefabricado. Los medios de comunicación suministran un ejemplo fantástico de este incremento de la insignificancia. Cualquier noticia dada por la televisión ocupa 24 o 48 horas y, enseguida, debe ser reemplazada por otra "para sostener el interés del público". La propagación y la multiplicación de las imágenes aniquilan el poder de la imagen y eclipsan el significado del suceso mismo". 10
El capitalismo, en esta fase, es sumamente desestructurante - como hemos dicho - del espacio social; pero el sujeto se constituye en buena medida si encuentra apoyo en sus instituciones, que deben transmitir significaciones imaginarias sociales que le dan - justamente - un sentido a la vida social. Al no encontrar ese apoyo, lo que se produce es lo que desde el psicoanálisis Castoriadis denomina como crisis del proyecto identificatorio. Esto es porque la significación del capitalismo, librada a sí misma, entra en crisis (en una suerte de espiral autodesestabilizante), y con ella las instituciones. La consecuencia es que ya nadie sabe cuál es su función en la sociedad, el sentido de esta y de su participación en la misma. No está claro qué se espera de un hombre, de una mujer, de una maestra, de un profesional, de un obrero ... solo quedan retazos de tipos antropológicos previos a la década del '70. Esto hace que Castoriadis diga que esta es una sociedad a la deriva, sin un proyecto común, sin un nosotros (tal vez por primera vez en la historia).
Ahora bien, llegados a este punto, debemos retomar la cuestión del sujeto: para Castoriadis, rigurosamente hablando, no podría hablarse de un sujeto más que cuando los individuos pueden reflexionar sobre sí y su sociedad, cuando tienen un "nosotros", e instituyen -con conocimiento- un campo de significaciones imaginarias sociales (es decir, tienen una relación lúcida con estas, se conocen como creadores de las mismas). Por lo cual no es apropiado hablar de sujeto en la actualidad: la subjetividad tiende a desvanecerse en el capitalismo actual, el sujeto, no tiene lugar, la heteronomía se ha hecho prevaleciente11. No hay sujeto, y de lo que podemos hablar es de características del individuo socializado, extrañas a él mismo. Será sujeto en la medida en que pueda enfrentarlas.

V. Argentina: terror y mercado

Si bien hay circunstancias evidentemente diferentes a las actuantes en los países centrales del capitalismo (cuestión que Castoriadis nunca dejó de tener en consideración), lo que iguala a nuestra sociedad con el resto es la hegemonía de la significación imaginaria capitalista. El avance de la insignificancia, el conformismo generalizado, la privatización, el cinismo político, la crisis identificatoria, etc., tal como han sido descriptas, están presentes. La diferencia - a mi entender - estaría marcada por dos cuestiones:
Existen otras significaciones agregadas (como es probable que en cada país ocurra) debido a las particularidades de nuestra historia. Una es aquella que indica que este es un país donde todo - lo peor - puede ocurrir, y ante lo cual nada puede hacerse, solo cabe resignarse. ¿Cómo surge, a partir de qué elementos es creada?. Esto nos lleva a una segunda diferencia que particulariza el estado de la subjetividad en la Argentina.
La segunda diferencia es que el estado de resignación y conformismo se ha edificado sobre la particular experiencia del Terrorismo de Estado vivida en la Argentina, que preparó el terreno (no solamente político-económico-social, sino psíquico) para la instauración triunfante del modelo social actual. A ese terror se sumó el terror económico producido por la hiperinflación y en la actualidad el que producen la hiperdesocupación y la recesión. 
Debemos agregar, continuando con el análisis de la subjetividad, que como subproductos encontramos la hiperocupación de los que tienen trabajo, el incremento y la calidad de la violencia delincuencial (consecuencia pero también causa del terror), a nivel psicopatológico manifestaciones psicosomáticas, crisis de angustia, aumento de los intentos de suicidio; a nivel cotidiano un estado de agotamiento y agobio generalizados, etc. Y, sobre todo, - y como consecuencia de lo anterior - un estado de parálisis y desorientación de los sujetos, que impide que el nivel de respuesta de estos ante la violencia a la cual son sometidos sea proporcional a la misma. 
El alto nivel de fragmentación del grupo social, consecuencia del estado de la subjetividad, realimenta a su vez sus características: acentúa el miedo, la parálisis, la desorientación, la resignación, el conformismo, etc., cerrándose así el círculo, para volver a reiniciarse. No debemos olvidar - por otra parte - que hace más de veinte años que esta sociedad vive- casi ininterrumpidamente - bajo diferentes formas de amenaza.
Finalmente, es fundamental poder recortar el imaginario social de cada clase; pero el rasgo característico es que el imaginario social capitalista actual produce una extraña unificación, atravesando todas las clases sociales.
Ser apocalíptico suele tener buena prensa, tanto como el ofrecer mensajes esperanzadores, triunfalistas, etc.. No es ese el caso de Castoriadis. Fiel a su rigurosidad, a su combate de toda ilusión, su mirada es, como vimos, la de quien sostiene que la creación es el eje de la historia, y que el futuro es impredecible: no podemos ser pesimistas, ni optimistas. Su propuesta es la de una democratización profunda de todas las instituciones de la sociedad (ocupando la educativa un lugar destacado), y la creación de nuevas. El objetivo debe ser el favorecer la autonomía de sus integrantes: esto implicaría la creación (o por lo menos el retorno) de un sujeto democrático."La democracia es imposible sin una pasión democrática, pasión por la libertad de uno y de todos, pasión por los asuntos comunes que devienen, precisamente, en los asuntos personales de cada uno". 12
¿De qué puede servir nuestro saber acerca de la sociedad, su estado, su crisis, etc.? "Muy poco y mucho. Muy poco, pues la transformación del estado presente de la sociedad mundial no es evidentemente un asunto de saber, de teoría o de filosofía.(...) Pero este saber puede ayudarnos mucho si nos hace capaces de denunciar y destruir la ideología racionalista, la ilusión de la omnipotencia, la supremacía del "cálculo" económico, el absurdo y la incoherencia de la organización "racional" de la sociedad, la nueva religión de la "ciencia", la idea del desarrollo por el desarrollo. Esto podemos hacerlo si no renunciamos al pensamiento y a la responsabilidad, si vemos la razón y a la racionalidad en la perspectiva apropiada, si somos capaces de reconocer en ellas creaciones históricas del hombre. La crisis actual avanza hacia un punto en el que o bien nos enfrentaremos con una catástrofe natural o social, o bien, antes o después de esto, los hombres reaccionarán de un modo u otro y tratarán de establecer nuevas formas de vida social que tengan un sentido para ellos. Esto no podemos hacerlo por ellos y en su lugar; ni tampoco podemos decir cómo se podría hacer. Lo único que está a nuestro alcance es destruir los mitos que, más que el dinero y las armas, constituyen el obstáculo más formidable en la vía de la reconstrucción de la sociedad humana".13

1 Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu. Diccionario de filosofía en CD-ROM. Barcelona, Empresa Editorial Herder S.A., 1996.
2 Los desarrollos de Marx son decisivos: la conciencia es social; con el psicoanálisis podemos pensar que no sólo ella.
3 "La transformación social e histórica más importante de la época contemporánea ... no es la revolución rusa ni la revolución burocrática en China, sino el cambio de la situación de la mujer y de su papel en la sociedad. Este cambio, que no constaba en el programa de ningún partido político (para los partidos "marxistas" tal cambio no podría ser más que el subproducto, uno de los numerosos subproductos secundarios de una revolución socialista) no ha sido realizado por dichos partidos. Se ha efectuado de manera colectiva, anónima, cotidiana por las mismas mujeres, sin que ellas siquiera se representaran explícitamente las finalidades; en tres cuartos de siglo, durante las veinticuatro horas del día, en casa, en el trabajo, en la cocina, en la cama, en la calle, ante los niños, ante el marido, han transformado gradualmente la situación. Es algo que los planificadores, los técnicos, los economistas, los sociólogos, los psicólogos, los psicoanalistas no sólo no previeron, sino que ni siquiera pudieron verlo cuando comenzó a manifestarse". Cornelius Castoriadis. "Reflexiones sobre el "desarrollo" y la "racionalidad"", en Sobre el desarrollo. Barcelona, Editorial Kairos, 1980; página 216.
4 Veremos más adelante qué se entiende por tales.
5 Cornelius Castoriadis. "Reflexiones sobre el "desarrollo" y la racionalidad"", en Sobre el desarrollo. Barcelona, Editorial Kairos, 1980; páginas 193-4. Lo que se encuentra entre corchetes es mío.
6 Pero la cuestión es que "los revolucionarios son tomados por el fantasma de un dominio racional de la historia, y de la sociedad, del cual en ese momento ellos se consideran los sujetos, encontrándose allí un origen posible de una evolución totalitaria. Tenderán a reemplazar la autoactividad de la sociedad por su propia actividad". Cornelius Castoriadis. L'idée de révolution a-t-elle encore un sens? (entrevista). París, Le Débat, 57 (noviembre-diciembre 1989); página 164. La traducción es mía.
7 Cornelius Castoriadis. Beating the Retreat into Private Life (editado del programa de la BBC "Voices," de Michael Ignatieff; con la participación de Christopher Lasch). Londres, The Listener, 27 March 1986; página 20. La traducción es mía.
8 De la autonomía en política: "El individuo privatizado". Buenos Aires, Diario Página 12, 1998. Traducción de Yago Franco. Versión completa en http://www.magma-net.com.ar
9 "Un capitalismo que se desarrolla, con el esfuerzo de afrontar una lucha contínua contra el statu quo de las cadenas de fabricación, , así como contra las esferas de las ideas o del arte, y un capitalismo cuya expansión no encuentra ninguna oposición interna efectiva son dos animales socio-históricos totalmente diferentes". Cornelius Castoriadis "La época del conformismo generalizado", en El mundo fragmentado. pág. 23. Buenos Aires, Editorial Altamira, 1990.
10 Hablando con Cornelius Castoriadis. Madrid, Iniciativa Socialista Nro 44 . Puede leerse también en http://www.topia.com.ar
11 Yago Franco, Toda subjetividad se desvanecerá en el aire. Buenos Aires, Revista Topía Nro XXVII, 1999
12 Cornelius Castoriadis. L'idée de révolution a-t-elle encore un sens? (entretien). París, Le Débat, 57 (noviembre-diciembre 1989); página 169.
13 Cornelius Castoriadis. Reflexiones sobre el "desarrollo" y la "racionalidad", en Sobre el desarrollo. Barcelona, Editorial Kairos, 1980; página 209.

FUENTE: MAGMA-NET  AUTOR: Yago Franco. Psicoanalista. Secretario de redacción de Revista Topía y coordinador de su página de internet. Miembro del Colegio de Estudios Avanzados en Psicoanálisis (Buenos Aires). Director de Magma. Numerosos textos publicados en Topía, diario Página / 12 y Actualidad Psicológica (Argentina).  Texto publicado en la revista de debate y crítica marxista Herramienta Nro 12, otoño de 2000, Buenos Aires




POEMA DEL DÍA: BALADA DEL BOLUDO - POR ISIDORO BLAISTEN

BALADA DEL BOLUDO 

Por mirar el otoño 
perdía el tren del verano. 
Usaba el corazón en la corbata. 
Se subía a una nube, 
cuando todos bajaban. 

Su madre le decía: 
No mires las estrellas para abajo, 
no mires la lluvia desde arriba. 
No camines las calles con la cara, 
no ensucies la camisa; 
no lleves tu corazón bajo la lluvia, que se moja. 
No des la espalda al llanto, 
no vayas vestido de ventana, 
no compres ningún tílburi en desuso. 


Mirá tu primo el recto 
que duerme por las noches. 
Mirá tu primo el justo 
que almuerza y se sonríe. 
Mirá tu primo el probo 
puso un banco en el cielo. 


Tu cuñado el astuto 
que ahora alquila la lluvia. 
Tu otro primo el sagaz 
que es gerente en la luna. 

—Tienes razón, mamá —dijo el boludo 
y se bebió una rosa. 
—No seré más boludo— 
y se bajó del viento. 
—Seré astuto y zahorí— 
y dio vuelta una estrella para abajo 
y se metió en el subte 
y quedaron las gaviotas. 

Entonces vinieron los parientes ricos 
y le dijeron: 
—Eres pobre, pero ningún boludo. 
Y el boludo fue ningún boludo 
y quemaba en las plazas 
las hojas que molestan en otoño. 
Y llegó fin de mes. 
Cobró su primer sueldo 
y se compró cinco minutos de boludo. 

Entonces vinieron las fuerzas vivas 
y le dijeron: 
—Has vuelto a ser boludo, boludo. 
—Seguirás siendo el mismo boludo de siempre. 
—Debes dejar de ser boludo, boludo. 

Y medio boludo, 
con esos cinco minutos de boludo, 
dudaba entre ser ningún boludo 
o seguir siendo boludo para siempre. 
Dudaba como un boludo. 
Y subió las escaleras para abajo, 
hizo un hoyo en la tierra 
miraba las estrellas. 
La gente le pisaba la cabeza, 
le gritaba boludo. 
Y él seguía mirando 
a través de los zapatos 
como un boludo. 


Entonces vino un alegre y le dijo: 
-Boludo alegre. 
Vino un pobre y le dijo: 
-Pobre boludo. 
Vino un triste y le dijo: 
-Triste boludo. 
Vino un pastor protestante y le dijo: 
-Reverendo boludo. 
Vino un cura católico y le dijo: 
-Sacrosanto boludo. 
Vino un rabino judío y le dijo: 
-Judío boludo. 
Vino su madre y le dijo: 
-Hijo, no seas boludo. 
Vino una mujer de ojos azules y le dijo: 
-Te quiero.


ISIDORO BLAISTEN


viernes, 8 de mayo de 2015

LA CRISIS DE VALORES Y EL CRECIMIENTO DE ADEPTOS AL ESTADO ISLÁMICO (DAESH EN INGLÉS)

CRISIS DE VALORES MOTIVA ALISTAMIENTO DE JÓVENES EN EL ESTADO ISLÁMICO

por Cristina Fontenele

A ejemplo de lo que viene ocurriendo en Europa, las investigaciones indican que el Estado Islámico (EI) estaría ampliando la cooptación de integrantes en América del Sur. Los brasileros también estarían en la lista de los llamados "lobos solitarios”. 

El informe "Estado Islámico: reflexiones para Brasil” habría sido entregado al Palacio del Planalto por parte de los órganos de inteligencia, informando que hay un factor de riesgo para el país. Los estudiosos analizan qué está motivando a los jóvenes a alistarse en el EI.



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A ejemplo de lo que viene ocurriendo en Europa, las investigaciones indican que el Estado Islámico (EI) estaría ampliando la cooptación de integrantes en América del Sur. Los brasileros también estarían en la lista de los llamados "lobos solitarios”. El informe "Estado Islámico: reflexiones para Brasil” habría sido entregado al Palacio del Planalto por parte de los órganos de inteligencia, informando que hay un factor de riesgo para el país. Los estudiosos analizan qué está motivando a los jóvenes a alistarse en el EI. 

En virtud de los preparativos de las Olimpíadas de 2016 en Río de Janeiro, el gobierno brasilero viene intercambiando informaciones con la Casa Civil sobre la cuestión del terrorismo. Afirma que el asunto está en la pauta de discusión, pero niega informes de inteligencia al respeto. Policías europeos estuvieron en Brasilia en febrero de este año para intercambiar informaciones con el gobierno brasilero. 

Los "lobos solitarios” son extremistas que no integran la lista internacional de terroristas, por lo tanto tienen más movilidad y pueden ejecutar atentados aislados e imprevisibles en todo el mundo. 

El número de disidentes occidentales que se unen al EI aumentó bastante en los últimos años: alrededor de 3.400, de acuerdo con autoridades del Ejército estadounidense (en su balance de febrero de 2015) y aproximadamente 550 mujeres, según un relevamiento de la consultora de seguridad The Soufan Group, con sede en Estados Unidos y en el Reino Unido. 

Un reciente documental de una periodista francesa, que se alistó de incógnito en el EI, muestra la rutina de los combatientes que se entrenan en una plaza de París y cómo el grupo terrorista recluta a jóvenes europeos. 

Una campaña de contra-propaganda del Departamento de Estado de Estados Unidos publicó un video para disuadir el alistamiento de jóvenes en el grupo terrorista. Son imágenes extraídas de grabaciones que el EI usa para reclutar a militantes a través de las redes sociales. Con el título "Bienvenido a la Tierra del Estado Islámico”, el video, que muestra escenas fuertes de asesinatos, fue exhibido en canales como CNN, en Facebook, Twitter, Tumblr y Youtube. Mensajes como "Think again, turn away" ("Piénselo de nuevo, dese la vuelta") pretenden combatir la fantasía heroica promovida por el EI. 

En entrevista con Adital, la profesora del curso de Ciencia de la Religión de la Universidad Presbiteriana Mackenzie, Lidice Meyer (*), señala que estamos viviendo una crisis de valores mundiales, con una juventud que busca valores morales más rígidos. Esta crisis ha afectado el imaginario juvenil, incluyendo el brasilero, dejando al joven vulnerable ante las promesas del EI. 

"Es como si los valores de los padres no sirvieran más para la generación actual. Entonces, el joven busca dentro del Islam reglas fuertes. El joven cuestiona los valores de los padres, pero se deja seducir por lo que viene de fuera. En realidad, la búsqueda es por seguridad y apoyo”, observa.

De acuerdo con la profesora, los jóvenes ven en el Islam la promesa de aventura y la posibilidad de estar contribuyendo a resolver los problemas sociales. Así, "dan un sentido a su propia vida”. El EI facilita el viaje del joven a Medio Oriente y provee apoyo emocional y financiero. Entonces, aquel joven que tiene una familia desestructurada termina seducido por el ideal del grupo extremista. Ven en ese viaje una forma de "luchar contra el capitalismo que subyuga al mundo”.


Lidice recuerda que en la época de la explosión de las Torres Gemelas, en Nueva York en 2001, la sobrecarga de imágenes con escenas del atentado y de las personas muriendo acabó despertando el interés por el Islam.


Mujeres


Existe también la cooptación orientada específicamente a las mujeres. Lidice comenta que en las redes sociales se postean fotos de jóvenes en casas bonitas, comidas sabrosas, mascotas. "Todo construye la idea de vida normal y hasta mejor que la que la joven tendría hoy en su país de origen”, resalta.


El EI construye también una imagen "novelada” de la mujer, como si ella participara en la lucha armada y política en "pie de igualdad” con el hombre. La joven acaba pensando que "está haciendo un bien al mundo”. Es común el posteo de fotos con mujeres empuñando armas.


Otro factor de seducción, de acuerdo con la profesora, es el sueño del compañero único, "maduro”, que aguarda a una muchacha con los mismos ideales sociopolíticos que él. La mujer también tiene en su imaginario el casamiento con el "héroe”, con el "príncipe encantado”, explica.


Los medios de comunicación


Lidice destaca que el mayor papel de la prensa debe ser primero diferenciar al Islam del Estado Islámico (EI). El Islam es una institución religiosa, el EI es una institución política, un grupo terrorista que utiliza el Corán de manera fundamentalista. Como en toda religión, puede haber interpretaciones fundamentalistas y relaciones de violencia, como por ejemplo las que hubo en la Iglesia Católica y hasta en el Budismo. El EI no representa al Islam, aunque tenga fundamentos religiosos.


Los medios de comunicación favorecen la propagación, repetidas veces, de imágenes violentas y no profundizan la cuestión. Ese joven que ya está acostumbrado a juegos violentos, en los que la muerte es una constante, termina naturalizándola con imágenes chocantes como las de videos del EI degollando a personas. Las redes sociales también han contribuido bastante en la construcción de la imagen del EI.


Para la estudiosa, en Brasil nos estamos acostumbrando a las imágenes violentas. Según ella, es común en Río de Janeiro, por ejemplo, ciudad donde vivió, que haya un cadáver en la calle y que las personas pasen normalmente al lado como algo banal. 

Diálogo

De acuerdo con la profesora, también en Brasil corrientes como los sunitas y chiítas no consideran al EI como un representante del Islam y se niegan a apoyar a esa facción. Todos los sheiks que actúan en el país bregan por la paz, la convivencia y la tolerancia.

En esa perspectiva, no hay posibilidad de diálogo entre grupos extremistas y la religión islámica. "Ya que se consideran los detentores de la razón y de lo que es cierto, el EI no recibiría ni al Papa Francisco, si fuera el caso”, concluye Lidice.

De un modo general, el extremismo del EI ha generado una ola de intolerancia entre las personas que terminan confundiendo religión con terrorismo. 

*Lidice Meyer es profesora del curso de Ciencia de la Religión del Mackenzie. Tiene un pos-doctorado en Antropología e historia por la Universidad de San Pablo (2014) y un doctorado en Ciencias Sociales (Antropología Social) por la Universidad de San Pablo (2005). Tiene experiencia en las áreas de antropología cultural, antropología de la religión, antropología bíblica, antropología para la psicología, antropología de la nutrición, ética y ciudadanía, ciencias de la religión, magia y religión.


FUENTE: ADITAL

DESTERRAR LA CULTURA PROPIA YLAS CREENCIAS RELIGIOSAS, EN LA AGENDA DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL

HILLARY CLINTON DELATA LA AGENDA OCULTA DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL 

Un incómodo manto de silencio se ha extendido sobre las sorprendentes palabras de Hillary Clinton. Quizá la dama ha hablado más de lo conveniente.

“Los códigos culturales profundamente arraigados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”. Estas palabras de Hillary Clinton, pronunciadas públicamente y sin tapujos en un simposio pro abortista, han dejado a más de uno con la boca abierta. 

¿Reformar coercitivamente las religiones? ¿Dónde queda entonces la libertad religiosa? ¿Modificar las identidades culturales? ¿Dónde queda entonces la libertad, simplemente, de existir? Semejantes intenciones, en boca nada menos que de la principal candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, deberían haber abierto un fuerte debate. No ha sido así. Muy significativamente, los principales medios de comunicación en todo occidente han preferido silenciar el asunto. Revelador.

¿Qué significa eso que ha dicho Hillary Clinton? Uno, que los “códigos culturales profundamente arraigados”, esto es, las identidades culturales tradicionales, son en realidad nidos de “fobias estructurales”, es decir, prejuicios que es justo y razonable eliminar. Dos, que dentro de esas “fobias estructurales” están “los dogmas religiosos tradicionales”. Tres, que los gobiernos, el poder público, están legitimados para utilizar su fuerza coercitiva contra los dogmas religiosos y las identidades culturales. 

Cuando se repara en que esa fuerza coercitiva es, en plata, el “monopolio legal de la violencia”, uno frunce inevitablemente el ceño en un gesto de preocupación. Cuando además se constata que las “fobias” y los “dogmas” son los principios tradicionales de la civilización occidental, es decir, la filosofía natural (por ejemplo, el derecho a la vida), entonces la preocupación asciende hasta la alarma. Lo que Hillary Clinton ha expresado es un proyecto político totalitario de ingeniería social y cultural. Ni más, ni menos.

Ese proyecto ya está en marcha

¿Sorprendente? En realidad, no tanto. Esos tópicos no son nuevos: circulan en la ideología moderna desde la revolución francesa. Por otro lado, guardan perfecta consonancia con lo que hemos venido viendo en occidente en los últimos veinticinco años, desde la caída del Muro de Berlín en 1989: los programas de ingeniería social de la ONU –con frecuencia avalados por los Estados Unidos-, las políticas abortistas y homosexualistas adoptadas por casi todos los países europeos y el desmantelamiento de las identidades étnicas en el espacio occidental. Hillary Clinton se ha limitado a hacer patente lo que ya estaba latente.

Estas palabras de Hillary Clinton han sido interpretadas en clave estrictamente norteamericana: son un proyecto de ingeniería social –más bien diríamos espiritual- en un país que se precia de haber nacido sobre la base de la libertad religiosa. Es cierto que, en el contexto norteamericano, semejantes ideas no dejan de ser una rectificación de la propia identidad fundacional del país, de manera que es comprensible el estupor de muchos. Sin embargo, los propósitos de Clinton forman parte de los temas habituales de la izquierda yanqui desde 1968. Por así decirlo, lo que hemos visto ahora es su “puesta de largo”, su transformación en programa político sin camuflajes.

Del mismo modo, muchos observadores han visto en estas declaraciones de Hillary Clinton una especie de declaración de guerra contra el cristianismo. Es también una perspectiva correcta, pero incompleta: la guerra no atañe sólo a las religiones tradicionales, sino que se extiende, como dice la propia señora Clinton, a los “códigos culturales arraigados”. Es decir que toda identidad cultural histórica, sean cuales fueren su espacio y naturaleza, deben también ser reformadas coercitivamente por el poder público. No es sólo la religión la que corre peligro; la amenaza se extiende a cualquier rasgo identitario que no encaje con el programa del “tiempo nuevo” marcado por la globalización y su potencia hegemónica, que son los Estados Unidos de América.

¿Y los europeos qué hacemos? En general, seguir la estela. Bien es cierto que el camino presenta complicaciones inesperadas y éstas han tardado poco en surgir. Es francamente difícil mantener la cohesión social en un contexto de desmantelamiento de los “códigos culturales profundamente arraigados”. A este respecto la experiencia francesa es sumamente interesante: desde los años 80, Francia ha vivido un proceso de construcción de una nueva identidad sobre la base de la llamada “identidad republicana” que, en la práctica, ha consistido en la destrucción de los referentes clásicos de la nación y su sustitución por dogmas nuevos. “Francia –decía De Gaulle- es una nación europea de raza blanca y religión cristiana”. Empezó a dejar de serlo muy poco después de la muerte del general. El europeísmo se convirtió en una suerte de cosmopolitismo que veía a Francia como protagonista de un mundo sin fronteras, un mundo en el que la propia Europa no es otra cosa que una región privilegiada en el contexto global.

Asimismo, cualquier factor de carácter étnico –racial, cultural, etc.- empezó a ser tabú en provecho de una sociedad de nuevo cuño edificada sobre la afluencia masiva de población extranjera. En cuanto a la religión, iba a ser sistemáticamente postergada en la estela de un laicismo radical que no ha amainado ni siquiera cuando Sarkozy, en San Juan de Letrán, descubrió ante Benedicto XVI los valores del “laicismo positivo”. El resultado ha sido una nación desarticulada en lo político, lo económico y lo social. El discurso oficial sigue caminando hacia el mismo sitio, pero la realidad social ya marcha por otra. El crecimiento del Frente Nacional no es un azar. Los políticos tratan de reaccionar adaptándose al terreno. Lo último fue ver al primer ministro Valls, que el año anterior había abierto institucionalmente el ramadán, reivindicar ahora el carácter inequívocamente cristiano de Francia. Quizá demasiado tarde.

Sea como fuere, lo que ha expuesto la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos es mucho más que una declaración de intenciones: Es cabalmente el programa del nuevo orden mundial, que para imponerse sin grandes resistencias necesita, precisamente, derruir los arraigos culturales y las religiones tradicionales. Era inevitable que alguien terminara invocando la fuerza del Estado para ejecutar coercitivamente la operación. Hillary Clinton lo ha hecho. La izquierda europea, muy probablemente, se subirá al carro. Así veremos a nuestra izquierda respaldar la política mundialista en nombre del progreso. Las vueltas que da la vida…

Fuente: La Gaceta



FUENTE: LA GACETA.ES - AUTORÍA: JOSÉ JAVIER ESPARZA