lunes, 29 de marzo de 2010

CÓMO AFECTA A LA DEFENSA NACIONAL LA VENTA DE TIERRAS A EXTRANJEROS

POR PATRICIA FORTINO - MILITANTE DE IDENTIDAD POPULAR 

En el mundo del siglo XXI los nuevos desafíos están en la agenda de todos los principales espacios de poder. La diversidad de factores que se agregaron a las problemáticas existentes conforma un abanico tan amplio, que no pueden tratarse sino en bloques regionales. Así, Europa pudo disipar diferencias, paliar economías en bancarrota y equilibrar intereses para poder conformar la Comunidad Económica Europea.

La apertura económica de China ante un sistema que no podía abastecer las necesidades de su numerosa población indica que es el resultado de analizar el cómo enfrentar los nuevos desafíos con la madurez política-institucional que la circunstancia amerita.

La potencia quizás más importante del mundo (Estados Unidos de Norteamérica) entre métodos poco confiables, discutidos por muchos y enfrentados por pocos, extorsiones económicas y argumentos difíciles de constatar, ha sabido ponerse en el lugar central donde el resto apunta en defensa de sus intereses o acuerda en alianzas estratégicas con el gigante, aunque sepa que es y será siempre un socio minoritario.

Las comunicaciones son parte del nuevo mundo y sus nuevos desafíos. Hoy no hay distancias a la hora de marcar diferencias. Las noticias ocurren en simultáneo, en vivo vemos transcurrir los hechos en cualquier parte del mundo. Así vimos caer en directo las torres del 11S; así vimos cumplir en transmisión simultánea la condena a muerte de Sadam Juseím. En directo se transmitió la liberación de Íngrid Betancourt; la campaña electoral y hasta las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de Norteamérica se siguieron paso a paso por los medios mundiales. Internet eliminó los kilómetros de mares de distancia que nos separaban a los habitantes del mundo.

A pesar de todos estos nuevos elementos para considerar a la hora de hablar de la Defensa Nacional, seguimos siendo codiciados por los elementos primarios, indispensables e irremplazables para la vida humana en el planeta: EL AGUA, LA TIERRA, LOS ALIMENTOS.

Allí es dónde debemos, entonces, asegurar nuestra Defensa Nacional; donde los demás ya no tienen esos recursos, porque la naturaleza no les fue tan generosa o porque se han agotados sus reservas o porque sus políticas depredadoras han eliminado las probabilidades naturales de autoabastecerse.

Los intereses económicos han reemplazado por décadas los debates sobre qué mundo queremos vivir. Hoy en la agenda internacional figura el medio ambiente, el agua, los alimentos, el petróleo. Pero en la misma agenda figuran las armas de destrucción masiva y el terrorismo internacional y allí se entrecruzan los intereses. Despertando fantasmas dónde no los hay o inventando enemigos en países periféricos con poca prensa o con etnias distintas o religiones radicales. Los intereses de los actores principales siguen manejando la agenda.

Es un tema de la Defensa Nacional poner a resguardo la integridad territorial.

Es un tema de la Defensa Nacional preservar el medio ambiente en beneficio de nuestros propios intereses y que no por eso se contrarían los intereses del resto del mundo. Analizar el proyecto de declarar Patrimonio de la Humanidad el Amazonas es un tema de vital importancia para la región. Así es dónde vemos la imperiosa necesidad y la urgencia estratégica de afianzar el MERCOSUR y de seguir trabajando en la consolidación del UNASUR. Nosotros, los de este lado del mundo somos los más codiciados, o al menos lo seremos en los próximos cincuenta años. “La Guerra del futuro será por el agua”, tal vez, pero tal vez sea solo el instrumento que nos distraiga y el verdadero objetivo sea el intento de un país de dominar una vía fluvial internacional. Tal vez los intereses internacionales, con los cipayos de siempre como instrumentos nacionales a su servicio, haciendo depredación de bosques para reemplazar la geografía con sembrados de soja transgénica, sean solo una forma de sometimiento nueva, una invasión si se quiere ver un poco más allá de lo visible. El efecto de agresión cultural que provoca en nuestra población el cambio geográfico, climático, social, es irreversible. Poblaciones enteras se han visto desplazadas de sus lugares por los nuevos proyectos de la agricultura moderna. De la mano de intereses extranjeros muchas veces, otras al servicio de los entregadores de todos los tiempos.

Es tema de la Defensa Nacional ocuparnos de preservar y regular la venta de tierras a personas físicas o jurídicas extranjeras. Porque la defensa del territorio es justamente el elemento a resguardar por su significado político; debemos estar en defensa de intereses que hacen a la soberanía, como si esto no fuera tema de la Defensa Nacional.

Se debe trabajar en forma conjunta el Poder Político y las Fuerzas Armadas en la consolidación de la soberanía, y esto como vemos, no es simplemente no negociarla con el Reino Unido por las Islas Malvinas, es sostenerla en todo el territorio de la Nación Argentina.

Allí dónde hay una necesidad hay un derecho y esto puede ser considerado como un derecho internacional. Si nosotros no protegemos nuestro propio territorio regulando la explotación de las tierras y sus derivados, controlando los recursos no renovables en nuestro propio beneficio, allí estarán mañana las demandas internacionales para protegerlos. Desde los Estados y desde Organizaciones no Gubernamentales que se atribuyen la cooperación desinteresada para este tipo de problemáticas, nos están observando.

Un Plan Estratégico es a mediano y largo plazo. Trabajar sobre esta hipótesis de conflicto no es dejar de considerar a la Región y a la Argentina un territorio de paz. Prever estos nuevos desafíos por venir es trabajar en la Defensa del futuro. No hay que dejar de considerar que el futuro es inexistente para quienes debemos forjar a diario nuestro presente.

Un Plan Estratégico al servicio de la Defensa del Territorio Nacional no puede dejar de considerar este nuevo paradigma.

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