lunes, 26 de septiembre de 2011

ALBERTO BUELA, PENSADOR CATÓLICO POLÍTICAMENTE INCORRECTO

Reportaje al filósofo metapolítico Alberto Buela 
(sobre metapolítica, identidad y pensadores católicos)

1)     Ud. como principal estudioso de la metapolítica en América, según figura en la página de filosofía en español y en la revista romana Metapolítica, que nos puede decir sobre esta disciplina filosófica tan reciente?

Su estudio lo inauguramos a partir de la revista Disenso allá por mediados de los años noventa, luego se extendió a México con una revista con el nombre de esta nueva disciplina dirigida por César Cansino, en el Perú Fernando Fuenzalida Vollmar, quien falleció recientemente, también la desarrolló y en Chile el exquisito pensador italiano Primo Siena sacó un trabajo extraordinario La espada de Perseo (2007). En Argentina pensadores como el politólogo Horacio Cagni o el jurista Luis María Bandieri vienen trabajando en forma precisa la disciplina. Y en Uruguay los jóvenes de la Casa Identitaria de Montevideo también lo hacen. No es poco para una interdisciplina que aún no es tenida en cuenta en la curricula universitaria.

2)     Qué estudia la metapolítica?

Las grandes categorías que condicionan la acción política de los gobiernos de turno. Estas mega ideas, hoy la de homogeneización, pensamiento único, globalización, multiculturalismo o interculturalismo, derechos humanos o derechos de los pueblos, progresismo, pensamiento políticamente correcto, igualitarismo o pluralismo, etc., son desbrozadas desde distintas perspectivas por los metapolíticos en orden a clarificar y coadyuvar a la concepción de lo que debe ser la política en las sociedades post democráticas.

3)     El desarrollo de la metapolítica exige una concepción filosófica determinada: católica, judía o atea?

    Yo no sé que tiene que ver una cosa con la otra. Siempre ha habido, limitándonos a la modernidad y la postmodernidad, filósofos pertenecientes a estas grandes religiones, pero la exigencia es nula por parte de la metapolítica de pertenecer a tal o cual religión. Hablando, específicamente sobre el tema, en Occidente desde el fin de la segunda guerra mundial, han florecido muchos filósofos judíos o de ascendencia judía y han ido desapareciendo los filósofos cristianos o católicos. 
   
    Cuando joven, allá por fines de los años 60 recuerdo que todavía había o se hablaba de “filósofos católicos”: Maritain, Marcel o Guitton en Francia; Fabro, del Noce o Sciacca en Italia; López Aranguren, Xubiri, D´Ors, Millán Puelles o García Morente en España; Pieper, Guardini o Müller en Alemania. Pero hoy nada de eso existe. El último filósofo católico que conocí fue el peruano Wagner de Reyna, que murió en 2006. Hoy nadie es definido como filósofo católico, ni nadie se define como tal. Es que lo católico dejó de ser una diferencia específica en el orden  filosófico porque se licuó en una especie de miasma cósmico a partir del desbarajuste filosófico teológico que fue el concilio Vaticano II. 
   
   El único filósofo católico hoy es el Papa Benedicto que termina una de sus encíclicas, caritas in veritate,  proponiendo un gobierno mundial: un cambalache filosófico político.

   Personalmente, los católicos que conozco que dicen que hacen filosofía son bastante insustanciales. No tienen nivel ni tienen enjundia. Son chistosos y ocurrentes a título personal, pero cuando llega la hora de la verdad, del riesgo del pensamiento, como decía don Nimio de Anquín, se atienen a fórmulas y repiten pensamientos ya pensados. Carecen de originalidad y lo peor, es que siguen, algunos de cerca y otros de lejos, a los publicistas de ascendencia judía que han ocupado en forma monopólica el pensamiento occidental, sobre todo a partir de la guerra de los Yom kipur de 1973. Esto más que lamentable mueve a tristeza, porque despierta dolor.

4)     Pero Ud. es considerado un filósofo católico?

     No crea. Soy un católico amateur como lo es cualquier argentino nacido en un hogar de ascendencia hispano criolla. Es algo dado, que está ahí, a la mano y a la vista, pero que no incomoda en mi tarea filosófica. Es más, a veces este bagaje existencial que llevo encima me suscita temas que a otro no se le ocurren o no se le plantean.
Le repito, lo católico hoy no tiene buena prensa ni defensores. Hay un periodista italiano, Vittorio Messori que afirma que hoy lo políticamente correcto es criticar a los fumadores, a los cazadores de ciervos y a los católicos. Y algo de eso hay. Un pensamiento, que fue tan poderoso, y pierde identidad en el término de dos o tres generaciones, no se levanta ni con una grúa.

      Además los que tendrían que ser sus cultores máximos fallan en su concepción, vaya el ejemplo del Papa actual que le puse, o de las cientos de Universidades católicas que no producen pensamiento propio, y para colmo están los publicistas, fíjese que no les digo filósofos, judíos o judaizantes (que son los peores), que no dejan de destilar veneno anticatólico en cada uno de los miles de millones de artículos, libros y comentarios que se publican a diario.  

5)     Pero si esto es así como Ud. plantea, qué nos está permitido esperar?

     Mire, a fuer de ser sincero le tengo que decir que este reportaje me parece que está mal hecho. Ud. me empezó preguntando por la metapolítica y me llevó al asunto de lo católico. Y al responderle, llegamos a un atolladero porque esa vía es una vía muerta para resolver los problemas de nuestros días, en el comienzo de la segunda década del siglo XXI. Yo no espero nada y espero todo. El mundo está en vilo. Está caminando sobre el filo de la navaja luego de la mega estafa internacional de los hermanitos Lehman y CIA. No hay culpables, pero pueblos históricos de Occidente, como los griegos, los irlandeses, los portugueses, están comenzando a hambrearse. Y la dirigencia política mundial, al menos la que aparece en los mass media, no da pie con bola: Mientras que la otra dirigencia, la de verdad, la que ocasionó este desastre mundial, vive en la impunidad total, pues puede, como el pastor del mito de Giges de Platón[1], hacer todo el mal sabiendo que no va a recibir ningún castigo. De esta dirigencia no espero nada.

     Pero, ante este panorama nada halagüeño lo mejor para los Estados nacionales es desensillar hasta que aclare. Replegarse en lo que tienen de más genuino y más propio: “vivir con lo nuestro” dijo un gran economista argentino, y asociarse fiel y firmemente con los dos o tres países vecinos que quieran hacerlo, para formar una masa crítica que pueda soportar el sablazo que se nos viene encima. Que este repliegue sea, como alguna vez afirmó Torrijos, ese gran líder panameño, para tomar impulso y podamos al fin realizar una gran revolución identitaria y comunitaria en Nuestra América y acá espero todo.

      6)     Ud. habló de identidad, cómo se conoce la identidad o qué es la identidad?

      Ud. me hace dos preguntas distintas en una sola. Vayamos por parte, dijo Jack el Destripador. Qué es la identidad?. No es la de todos por igual como nos quieren hacer creer. La identidad no se encuentra en el idem = lo mismo, lo igual, sino en el ipse= uno mismo, sí mismo. La identidad es una construcción existencial que realiza todo hombre en el camino de la vida. Es un hacerse, que como la felicidad  se conoce y se disfruta, terminado en una vida completa, en una vida plena, acabada.
En cuanto a su conocimiento, a la identidad la conocemos en sus manifestaciones más genuinas cuando están vinculadas al genius loci de un pueblo, esto es, a su clima, suelo, paisaje y tradición cultural. Nosotros pertenecemos a un suelo específico y propio, el del país- de allí viene paisaje- y también a una tradición cultural propia: greco, romana, hispanoamericana.

      7)     Por último, cómo piensa transcurrir los últimos años de su vida?

    No sé que le ha dado a Ud. de pensar que me voy a morir. Todavía soy un hombre no tan viejo, ando por los sesenta y algo, y no pienso morirme pronto. De todas maneras y suponiendo que pudiera vivir veinte años más, lo que espero es seguir trabajando sobre los cuatro temas que ocuparon estos primeros cuarenta años de actividad filosófica: la metapolítica, la teoría del disenso, la teoría de la virtud y la identidad americana, por aquello que alguna vez escribí en verso:

      La elevada perfección que la filosofía encierra,
No ha sido grito de guerra para arrancar de mi pecho,
el gusto franco y derecho por las cosas de mi tierra.
 

     [1] El mito relata la historia de un pastor que encontró un anillo que cuando lo giraba para dentro, hacia la palma de la mano, lo hacía invisible, Así, llegó a ser líder de los pastores, viajó luego al palacio, mató al rey y se casó con la reina.
    
  (*) Reportaje realizado por la publicación Pampa y cielo, del grupo de pensamiento nacional de la Universidad nacional de General Pico (La Pampa), septiembre de 2001.

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